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El estante de lo insólito

El beisbol mexicano

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▲ Ilustración Manjarrez / @Flores Manjarrez

Los beisbolistas emanan un aroma a exilio cuando toman un fly, un pasado, una niñez rota que desea ser devuelta a su tierra.

Mónica Olivares. Primer hit.

D

e origen inglés, el beisbol tuvo su fundamento reglamentario y acreditado en Estados Unidos. El 18 de junio de 1846 se jugó en New Art, Nueva Jersey, el juego considerado modelo del beisbol moderno. Pronto se convirtió en el deporte nacional en Estados Unidos y emigró al mundo para hacerse deporte fundamental en sitios como Cuba o República Dominicana, encontrando en México tierra fértil para el nacimiento de muchas leyendas.

La pata que fue bat

El beisbol se jugó por primera vez en México en 1847 con la llegada de las fuerzas militares de los Estados Unidos en la intervención militar de ese año. Se dice que soldados invasores lo jugaron en Mazatlán, pero el único registro en libros estadunidenses marca al destacamento militar que hizo campamento en el Parque de Los Berros de la ciudad de Xalapa, después de la famosa batalla de Cerro Gordo, Veracruz, cuando el ejército mexicano debió retirarse del conflicto. En la acción, el general Antonio López de Santa Anna perdió su pata de palo. Los estadunidenses tomaron la prótesis como trofeo de guerra y, como hecho insólito, la usaron como bat para improvisar un juego de pelota en los amplios jardines del parque, uno de los más antiguos del país. Actualmente, la famosa pata/bat de Su Alteza Serenísima se encuentra expuesta en el Museo Estatal Militar de Springfield, en Estados Unidos.

El intercambio internacional y la liga propia

En marzo de 1907, los flamantes campeones Medias Blancas de Chicago, jugaron un par de juegos en nuestro país. Destacó el trabajo del pitcher azteca Lucas Juárez El Indio, quien lanzaba para el equipo capitalino Récord, que combinaba peloteros nacionales y estadunidenses. Tras la Gran Depresión, muchos equipos de la Liga Negra de Beisbol de Estados Unidos llegaron a México; ganaban por gira y recibían buen trato. Algo similar pasó con los peloteros cubanos que no podían jugar en Estados Unidos. La Liga Mexicana de Beisbol se constituyó en 1925, mientras que la Liga del Pacífico, que hoy representa a México en la Serie del Caribe, comenzó en 1945, con un momento de refundación en 1958. El primer mexicano en jugar en Grandes Ligas fue Baldomero Melo Almada (originario de Huatabampo, Sonora), quien, en una estadística poco exaltada, conectó el último hit que Babe Ruth recibió como lanzador el 1 de octubre de 1933.

El potencial mexicano

Los niños de Monterrey que triunfaron en Estados Unidos en 1958 inauguraron crónicas de éxito en la pelota caliente de ligas menores. Ellos provocaron atención y producción de cine con Los pequeños gigantes (Hugo Butler, 1960), que tendría versión de Hollywood con El juego perfecto (William Dear, 2009). Desde entonces, México ha alcanzado varias veces las finales y el título mundial de Ligas Pequeñas en Williamsport, Pennsylvania. De hecho, el popular grito en tribuna tricolor ¡Sí se puede!, salió de ese torneo de Ligas Menores en su versión de 1997, cuando ganó el campeonato la novena de Guadalupe Linda Vista, también de Nuevo León, tras estar abajo en el marcador. El cine mexicano ha volteado con poca frecuencia al diamante beisbolero, pero es imperdible ver a Adalberto Martínez Resortes lanzar la pelota como candente bola de humo en la estupenda El beisbolista fenómeno (Fernando Cortés, 1951).

Fundadores y estrellas

Muchos personajes del mundo empresarial y la prensa resultaron decisivos para promover el beisbol, como el caso de Fray Nano desde el periodismo, o el de don Alejo Peralta desde los dueños, quien firmó convenio con la gente de Grandes Ligas. Alejo Peralta fundó también la escuela beisbolera Pastejé, de la que surgieron importantes novatos para la Liga Mexicana de Beisbol, aunque lamentablemente no aceptó pactar con la Asociación Nacional de Beisbolistas (Anabe), lo que dejó momentáneamente a la liga con sólo 6 equipos en 1980. También hay que mencionar al exitoso empresario Alfredo Harp Helú, apasionado del deporte, jugador, entrenador y también dueño de los Diablos Rojos del México (el equipo más ganador de cualquier disciplina deportiva en nuestro país), que ha promocionado duelos internacionales y desarrollo de jugadores.

Desde luego que la gran afición crece con el nacimiento de estrellas, como (apenas se enlista un puñado) Miguel Becerril, Jorge Fitch, Alfredo El Zurdo Ortiz, Héctor Espino (quien promedió para 353 de bateo en 23 temporadas profesionales, una hazaña), Ramón El Abulón Hernández, Salomé Barojas, Daniel Fernández Rey de la Pradera Central, José Luis Borrego Sandoval, El Vaquero Iker Franco, Sergio Chispa Gastelum, Matías Carrillo El Coyote, Nelson Barrera El Almirante, Ramón Arano Tres Patines, Jesús Chito Ríos, Martín Terrazas (él con Tigres y su hijo Martín con Diablos), Enrique Romo y su hermano Vicente El Huevo Romo, Sergio Robles El Kalimán, Luis Juárez El Pepón, Luis Mauricio Suárez, Luis Ignacio Ayala, Jesús Jesse Castillo, Horacio Piña y Francisco Campos Pancho Ponches, sobrino de otro grande: Francisco Cisco Campos, bateador fantástico. En el caso de los managers, el legendario Cananea Reyes (que dirigió como manager emergente a los Marineros de Seattle en MLB, siendo el único mexicano en hacerlo hasta la fecha) ganó títulos en ambas ligas y fue el primero en obtener el campeonato de Serie del Caribe para nuestro país como entrenador de los Naranjeros de Hermosillo en 1982. Otra gran figura dirigiendo equipos fue Paquín Estrada. Catcher brillante, ganó 2 títulos como jugador y 10 como mánager.

Triunfar en la Gran Carpa

Los peloteros mexicanos que han saboreado la obtención del Clásico de Otoño son Fernando El Toro Valenzuela (en 1981 fue Novato del Año y premio Cy Young -primer latinoamericano en ser el mejor pitcher de la liga-, ganando la serie mundial contra los Yanquis de Nueva York -lanzó y ganó el juego 3-, Horacio Piña El Ejote, Jorge Charolito Orta, Aurelio López, Enrique Romo, Alfredo El Patón Aceves, Alfredo Amézaga, Ramiro Peña, Benjamín Gil (de gran historial como manager en equipos y con la selección), Erubiel Durazo y Sergio Romo (único con 3 anillos, todos con Gigantes de San Francisco). En 2020, dos pitchers aztecas brillaron con los Dodgers de Los Ángeles: el nayarita Víctor González y el sinaloense Julio Urías. Ambos lanzaron de manera estupenda en la serie de campeonato de la Liga Nacional y en el Clásico de Otoño para levantar el título.

Julio Urías subiría otro peldaño entre los inmortales en 2021, cuando alcanzó su victoria número 20 de la campaña, algo que sólo habían alcanzado Fernando Valenzuela, Teodoro Higuera y Esteban Loaiza. Aunque no tuvieron participación en la serie, varios jugadores fueron parte de las novenas ganadoras y tienen anillo de campeón, como Jaime García, Fernando Salas, Héctor Velázquez o Armando Reynoso. El mazatleco Ramón Urquidy hizo historia como el primer lanzador latinoamericano en obtener tres victorias en Serie Mundial, además, sin conceder bases por bolas. Es el primer mexicano en tomar parte en 3 series mundiales (2020. 2021 y 2022). El otro azteca con victoria en un partido del Clásico de Otoño fue Aurelio López con los Tigres de Detroit, ganando el decisivo de aquel 1984.

El sinaloense Luis Urías, se convirtió en el primer mexicano en conectar 5 extrabases en un juego de Grandes Ligas en 2021. Cuando bateó su jonrón número 20 de esa temporada, Luis igualó a Vinicio Castilla, Adrián González y Christian Villanueva, como los mexicanos que habían logrado al menos una veintena de vuelacercas el mismo año. Su hermano Ramón Urías ganó el Guante de Oro en la campaña de 2022, designado como el mejor tercera base de todo Grandes Ligas. Antes de él, lo habían obtenido Rubén Amaro (1965), Aurelio Rodríguez (1976), Fernando Valenzuela (1986) y Adrián González (2008, 2009, 2011 y 2014). El histórico veracruzano Beto Ávila fue el primer latinoamericano en ganar un título de bateo en Grandes Ligas (1954 con los Indios de Cleveland). Mientras que Vinicio Castilla fue el primer mexicano en superar los 300 cuadrangulares en el máximo beisbol. Por su parte, los pitchers veracruzanos Ricardo Rincón y Francisco Pancho Córdova, marcaron fecha legendaria el 12 de julio de 1997 con la franela de Piratas de Pittsburgh al lograr una combinación que culminó con juego sin hit ni carrera contra los Astros de Houston.

Con el nivel de las ligas nacionales y las destacadas participaciones internacionales, el beisbol mexicano es cada vez más importante entre los aficionados al deporte en nuestro país.