Opinión
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Ciudad perdida

Se encienden focos rojos en Morena

S

on las encuestas, las cochinas encuestas las que están en contra y tienen encendidas todas las luces al interior de Morena.

Las mediciones más recientes, según nos cuentan, relatan una historia que muchos se negaban a creer, pero que más temprano que tarde gritan su verdad, y esa no es favorable, no en los términos que se suponía para Morena en la Ciudad de México.

El hecho, aseguran en las filas del partido, es que las encuestas muestran un caída, por el momento no decisiva, pero preocupante, en las intenciones de voto a favor de Morena.

Los resultados se saben ya en el Zócalo, donde alguien ha mentido desde hace un tiempo. El asunto es que con mentiras, con números falsos se aseguró que la candidatura impuesta lograría, no obstante, un triunfo amplio en la ciudad.

Pero a estas fechas ya no se pudo sostener la falacia y la verdad estalló con cierta furia. Tanto que aunque las apariencias digan otra cosa, los que rondan en los pasillos de Palacio Nacional hablan de relaciones frías, de distancias pronunciadas, de que algo no está funcionando y de que un posible fracaso en la ciudad cada día parece más probable.

Decimos fracaso porque las expectativas eran muy altas, pero por más que se diga, Morena no perderá la ciudad, aunque sí comprometerá la permanencia de Morena en la silla del Antiguo Palacio del Ayuntamiento.

Y el asunto es tan preocupante que la semana que pasó una foto –chistosa, por calificarla de alguna manera– en la que aparecía Marcelo Ebrard en el cuartel de Morena en esta ciudad, parecía enviar un mensaje.

Nada se supo de la visita de Ebrard, pero la especulación más creíble decía que se le propuso sumarse a la campaña por la ciudad bajo la idea de conseguir que las clases medias se unieran a la causa morenista.

No obstante, la situación no parece tan simple como cuenta la especulación, y esto porque nada tienen que ofrecer al ex canciller, ni siquiera algunos buenos puestos para su gente porque ya todo, o casi todo, está comprometido.

Es decir, Marcelo, según se afirma, no quiso ser, cuando menos por ahora, el salvavidas de Morena en la ciudad. La invitación a Ebrard se hizo luego de que las encuestas internas mostraron un descenso en los número que favorecían a Morena, y un incremento pequeño, muy pequeño, pero aumento, en las intenciones de voto a favor del representante del PAN.

Las cosas no van bien para Morena. Por más que se niegue, la intervención de las autoridades electorales para imponer la candidatura de Morena no ha sido bien digerida entre los habitantes de la ciudad, porque como se dice en muchas partes, el Tribunal Electoral no puede obligar a ningún partido a perder una buena parte de sus electores, y menos a fracasar en la elección.

Aún falta mucha agua por correr bajo el puente. El horizonte seguramente nos guarda sorpresas, así que estas historias efímeras aún no nos dicen nada, ¿o sí?

De pasadita

Un menjurje que pretende ser algo parecido a un equipo de campaña se presentó ayer a los habitantes de la ciudad en un intento de Morena y su candidata, Clara Brugada, por salvar algo de lo ya perdido en esta ciudad.

Lo mismo panistas que personajes sin identidad política, deportistas o miembros constantes del fracaso, todos en el mismo lodo, diría Discépolo, convergen en una formación que sólo explica el miedo a perder.

No cabe, eso hay que decirlo fuerte, la excusa de la pluralidad, tan socorrida por la indecisión que alimenta el temor al fracaso, o peor, por los compromisos adquiridos indiscriminadamente para tratar de explicar esa mezcla extraña sin orden ni medida que no puede apuntar a un buen gobierno. En fin, el camino se esboza desde ya y hay que observarlo con cuidado.