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Concluye la ex jefa de gobierno recorrido de 24 mil kilómetros

En la CDMX, un multitudinario cierre sin chistes ni baladronadas
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▲ Los ex aspirantes y aliados levantando los brazos en un cierre de filas con Claudia Sheinbaum.Foto Marco Peláez
 
Periódico La Jornada
Viernes 19 de enero de 2024, p. 5

Veinticuatro mil kilómetros después, la campaña de Claudia Sheinbaum puede decir que ha cuidado su ventaja en las encuestas, que ha lanzado publicidad que machaca la continuidad de la transformación (piezas correctas, aunque no memorables); que ha sostenido reuniones con factores de poder en plan de segura ganadora y que ha repetido el esquema que Andrés Manuel López Obrador puso en práctica desde 2017: sumar, sumar, sumar, sin conceder importancia a los antecedentes de los conversos.

Este jueves fue el día de la precandidata única y también de la única oradora en una plaza en la cual ni los invitados especiales alcanzaron lugar. Día para presumir: “¡Ganamos la precampaña! La distancia entre nosotros y el segundo lugar –al que nunca menciona por su nombre– es, en el peor de los escenarios, de 20 puntos de diferencia”.

Bajo el arco del Monumento a la Revolución, Sheinbaum cerró la precampaña con una escenografía que destacaba su propia imagen, su condición de precandidata de la Coalición Sigamos Haciendo Historia y una frase-eje: Honestidad, resultados y amor al pueblo.

En esa línea, Sheinbaum subrayó el valor de la unidad con base en principios (destacó por ello la presencia de todos los que participamos en las encuestas). Un par de militantes de Morena lograron colarse cerca del templete con dos carteles que recordaron las protestas ocurridas en muchos lugares de la República, donde le han abucheado a los ex priístas o ex panistas recién incorporados. Sheinbaum, entiende, sólo quieren el hueso, decía una cartulina verde donde también se leían los nombres de Hank, Rommel, Chedraui, Corral.

Aún no terminaba el acto cuando ya dirigentes de Morena celebraban la asistencia y la comparaban con la concentración opositora. Antes, el maestro de ceremonias se había referido al evento de Xóchitl Gálvez sólo para decir que aquí todo era sin chistes, sin baladronadas.

El abrazo a Marcelo

Varias horas antes del inicio del evento, programado para las 17 horas, el Monumento a la Revolución y sus inmediaciones eran un ir y venir de contingentes coloridos: el rojo del PT, el turquesa del magisterial Nueva Alianza, el verde del partido que no es verde y naturalmente el guinda de Morena. Vaya, hasta rosa hubo, a la manera de las marchas opositoras, pero aquí cortesía de Catalina Monreal, ayer candidata de Fuerza por México y hoy suspirante por la alcaldía Cuauhtémoc. Además de las playeras de sus simpatizantes, en el edificio frente al templete colgaba una gran manta también rosa: Es Claudia, es Clara, es Caty.

Sheinbaum llegó a la hora programada, pero tardó más de 20 minutos en subir al templete, pues en todo el recorrido repartió abrazos y fotos. Mientras, las figuras principales fueron ocupando sus lugares en el templete. En algún momento se armó un pequeño grupo de hombres que compartió fuertes palmadas en las espaldas. Estaban ahí los cuatro que compitieron con Sheinbaum en la encuesta y naturalmente la nota fue la presencia de Marcelo Ebrard, quien por primera vez asistió a un evento de la precandidata (también estaba en el grupo Adán Augusto López, quien ha tenido una presencia ocasional en la campaña claudista).

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▲ La entrada a la plaza se llenó completamente para el acto, en el que al final la 4T presumió su unidad con la plana mayor de MorenaFoto Víctor Camacho

Afuera no hay nada, dijo, frente a esa estampa, una mujer que observaba la escena desde las primeras filas.

Después de las palmadas, y como el acto no arrancaba, Ebrard se puso a revisar su teléfono, evidentemente incómodo, quizá por la falta de fiestas de otros tiempos.

Claudia Sheinbaum llegó al fin al templete y lo recorrió de extremo a extremo, repartiendo saludos a la multitud. Luego hizo lo propio con cada una de las personas que estaban en la primera fila. Al momento de saludar decía el nombre de quien le extendía los brazos. Marcelo, dijo, y ambos se dieron un abrazo cordial.

¿Cuál será ahora el destino de El camino de México?

La esperanza y sus bandos

El flanco opositor gusta de la consigna la esperanza cambió de bando.

En su intervención –una pieza en buena medida dedicada a recrear las grandes líneas de las mañaneras–, Sheinbaum enfrentó el toro de la democracia y la libertad como líneas opositoras.

¿Democracia? ¿Qué significa en boca del haiga sido como haiga sido?, dijo en referencia a Felipe Calderón.

¿Libertad? La libertad de aplastar al más débil.

Sheinbaum agregó el concepto de dignidad humana y los conectó con la idea de ciudad de derechos que desarrolló en el gobierno de la Ciudad de México y con el humanismo mexicano.

Resumió con respecto a la alianza PRI-PAN: Ellos son el pasado, nosotros somos la esperanza de México.

Cinco o seis veces, en las pausas que ella misma propiciaba, se extendió el grito de ¡presidenta, presidenta!

A la manera de ametralladora verbal, Sheinbaum hizo un recuento de los logros del gobierno federal y de los suyos como jefa de Gobierno y luego un listado de propuestas, la mayoría de continuidad de proyectos o programas en curso, pero con los añadidos de conceptos como cambio climático, respeto a los derechos de la diversidad sexual y un sistema de cuidados.

Los convoco a que hagamos realidad la primera mujer presidenta de México.

Desde el micrófono, Regina Orozco llamó a Eugenia León y el acto concluyó con sus potentes voces entonando el Himno Nacional.