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Autodeterminación y soberanía en Haití

E

n Haití, toda intervención promovida por Estados Unidos (1915-1934, 1994-95, 2004-2017, 2019) ha agudizado problemas que deben ser solucionados por los haitianos.

Hoy preparan otra intervención con la Misión Multinacional de Apoyo a la Seguridad en Haití. La desinformación sobre bandas criminales sirve para desviar la atención sobre el Grupo Central diseñado e integrado por Estados Unidos para gobernar el país, que incluye a la ONU, la OEA, Alemania, Brasil, España, Francia, Canadá y la Unión Europea.

Las tropas de intervención de la ONU han sido acusadas de violaciones de derechos humanos, abuso sexual e introducción del cólera.

Los tontons macoutes (grupo de paramilitares) del dictador Duvalier, apoyados por Washington, son el origen de las pandillas armadas que hoy son financiadas por la oligarquía y otros explotadores extranjeros, y sirven para mantener el dictado de Estados Unidos sobre el estratégico país.

Cualquier fuerza armada extranjera de Kenia u otros países enfrentará una gran resistencia. El pueblo haitiano debe ejercer su derecho a autodeterminarse y afirmar la soberanía de Haití.

Pablo Moctezuma Barragán

Alto el fuego en Gaza

Ante la cifra registrada de más de 32 mil palestinos asesinados por la guerra genocida de Israel contra la población de la franja de Gaza y la nueva resolución (2728) aprobada por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que exige un alto el fuego inmediato, nos pronunciamos por su aplicación definitiva entre el ejército de Tel Aviv y las milicias de Hamas. Demandamos la urgente entrada y distribución de ayuda humanitaria (alimento, material médico y sanitario) para 2 millones de afectados, exigimos la renuncia de Israel a invadir Rafah y la inmediata retirada de todas sus tropas de la franja; apoyamos la continuación de negociaciones pacíficas encaminadas a la liberación de 130 rehenes (entre israelíes, internacionales y el mexicano Orión Hernández) y presos palestinos para alcanzar la paz duradera. Responsabilizamos a Israel por la violación a la Convención de Ginebra de 1949, por lo que sus líderes deberán ser llevados a la justicia y exigimos la pronta reparación de los daños en Gaza.

Académicos con Palestina contra el Genocidio / Enrique Rajchenberg

En defensa del Cefilibe

Con relación a la carta Excluyen al Cefilibe en la UAM, publicada en este digno espacio, me permito ampliar algunas ideas. La labor del Centro de Documentación en Filosofía Latinoamericana e Ibérica (Cefilibe), igual que de otros centros de investigación, no se reduce a la producción (libros, artículos, etcétera), sino que también ha trabajado para construir una cultura del conocimiento accesible a estudiantes, profesores, investigadores y público en general; ambientes adecuados para el desarrollo intelectual y humano, así como espacios de diálogo e intercambio. El problema es la forma de tomar decisiones por parte de las autoridades: con avisos escuetos y sin franca apertura para escuchar propuestas. Es una pena que la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM) cumpla 50 años y lo celebre minimizando la labor de muchas personas que han contribuido en el desarrollo de conocimientos. Espero que se repare esta situación.

Eduardo Sarmiento Gutiérrez, coordinador del Cefilibe

Inequidad en la UNAM

Tiene toda la razón el historiador de la UNAM Pedro Salmerón Sanginés: el statu quo de la UNAM (y del INAH) busca autoexonerarse de su innegable responsabilidad en la prevalencia, en los procesos académico-laborales como la contratación, de condiciones inequitativas, aberrantemente injustas y contradictorias de los principios mismos de la universidad. En este momento me viene a la mente el argumento de Marta Rivera de la Cruz, teniente de alcalde del ayuntamiento de Madrid, acerca de que España nunca mantuvo una situación de coloniaje en América (nunca impuso leyes, favoreció a las élites hispanas sobre la población original, restringió el co-mercio local para favorecer el peninsular, extrajo oro y plata hasta donde pudo ni exigió tributo a los pueblos originarios, nada, nada). Estamos en días de Poncio Pilatos.

Así como los virreyes estaban encargados, por encima de todo, de asegurar la provisión de América al tesoro de España, gran parte de los funcionarios universitarios encubre de la mejor manera que puede que los concursos de oposición existen, de facto, para mantener los cotos de poder en los diversos planteles. Los temas de las convocatorias, con meridiana claridad, son retratos hablados de personas que han estado participando ya en proyectos institucionales de profesores-investigadores de carrera o lo son de personas que ocupan plazas por artículo 51; es decir, nombrados directamente por los directores de las facultades. Y todo esto se hace pasar como normal y legítimo tanto por funcionarios como por comisiones omnímodas.

Una universidad, supuestamente democrática, pero monárquica, vertical, en todos sus procedimientos decisorios, clama a voces una revisión profunda y colectiva de las ideas que la fundan, así como de su dinámica académica e institucional.

Rocío Olivares Zorrilla, académica de la UNAM