Jueves 11 de abril de 2024, p. 4
La poeta y traductora Pura López Colomé sostuvo que aún continúa el poema con el que comenzó a escribir. Lejos de decepcionarme el decir que he estado dando vueltas a la misma cuadra de mi casa original, me confirma que el vehículo es lo que importa y que éste sigue presente hasta ahora
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La escritora recibió el Premio Alfonso Reyes en Humanidades 2023 por parte de El Colegio de México.
López Colomé (Ciudad de México, 1952) dijo a La Jornada que el reconocimiento la rebasa y la hace sentir cobijada como una lectora que ha dedicado mucha energía a la reflexión sobre el escritor regiomontano. Me siento muy agradecida porque es reconocernos como colegas, que pertenecemos al mismo mundo expresivo poético plural
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La poeta mencionó que conserva su visión literaria inicial, cuando vio en la poesía “un vehículo para expresar la comunicación entre todas las cosas que existen más allá de uno. Siempre he tendido a la oscilación del tempo lírico y el poema en prosa. En un principio los separaba, pero luego los fui uniendo hasta llegar al estilo que tengo hoy y que ya no voy a abandonar.
“He ido refinando la oscilación dentro del mismo poema, casi una destilación de lo que se inicia como un poema en prosa y se resuelve en una parte lírica. Es algo que comencé a hacer en el texto largo de hace años La meditación en el huerto. Luego intenté hacer lo contrario: partir de esa parte lírica hacia el poema en prosa.”
Pura López Colomé relató que semejante proceso existe en su obra actual, sobre todo en el volumen que está por salir en los próximos meses, dedicado a mi hermano menor, que murió en estos tiempos pandémicos y tiene al centro nuestra infancia compartida y qué tanto ésta empujó el carro de la expresión de este libro. Tengo la gran fortuna de contar con el enorme editor que es el Fondo de Cultura Económica
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Reseñó que en su más reciente título publicado en ese sello, Borrosa imago mundi, además de remarcar “el eco entre lo que escribo y lo que viene de afuera, marca el eco entre lo que escribo y lo que han escrito otros, que yo creo inspirados de manera semejante: basados en los cinco sentidos.
Establecí un diálogo con poemas escritos por otros autores, buscando nuestra pertenencia al mismo mundo. Eso es lo que sigo queriendo hacer hasta hoy. Creo que ya no voy a abandonar esa manera de escribir. La tengo muy metida en los músculos.
López Colomé también traduce una obra de Stephanie Burt, poeta y profesora de la Universidad Harvard.
La ganadora del Premio Xavier Villaurrutia 2007 por su poemario Santo y seña destacó: “Siempre he tenido la aspiración de que no se note la traducción, que parezca que el poema ha nacido en español. Esa es una lección que aprendí de Tomás Segovia, un grandísimo traductor. También lo decía José Emilio Pacheco.
La única diferencia (entre traducir un poema y escribir uno) es el impulso original. Puede ser un recuerdo, un sueño, un golpe, una alegría tremenda o un suceso.
En la misma línea, reconoció que un poema tiene múltiples lecturas y su versión en otro idioma es un eco de la esencia de ese modo escritural. Yo lo celebro. Qué bueno que hay mil maneras de traducir algo. Puede uno resonar más con una (traducción) u otra. Que aún se quiera traducir a Oscar Wilde, a Yeats o a Celan es una prueba de que sigue muy vivo ese impulso poético
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López Colomé impartió la conferencia magistral La lección multiabarcante del placer literario en el marco de la ceremonia de entrega del Premio Alfonso Reyes.