Urgen nuevos entes internacionales

el pasado 5 de abril a la fecha hemos sabido del desacato a la legislación de la Convención Internacional de Viena de 1961 por parte de Ecuador, la violación a la inmunidad de la embajada de nuestro país, el daño físico al personal diplomático y la retención del ex vicepresidente de ese país, asilado en la sede mexicana. Asimismo, en los dos años recientes, las guerras en Ucrania y Palestina violan el derecho internacional de las naciones y los derechos humanos de las personas que han padecido violencia, persecución y la muerte. Detrás de estas ilegales intervenciones en el mundo, se denuncia la participación o complacencia de Estados Unidos en la mayoría de las invasiones y golpes de Estado. Ejemplos sobran, de nuestros días y a lo largo del siglo pasado. Padecemos una unipolaridad política y económica; por ello, resulta urgente modificar la legislación internacional para promover una responsable convivencia de los países del planeta. La ONU se ha rezagado tanto que casi siempre se inclina a los intereses estadunidenses y de los países potentados, olvidándose que debería representar a todos por igual. No más ficción. Urge modificar los organismos mundiales que se crearon el siglo pasado, con nuevas representaciones.

n México, el abismo ecológico no es una advertencia para el futuro; es un hecho que define la condición actual de una sociedad entera. Tomemos un caso singular: la crisis del agua. Cuatro presas centrales, a escala nacional, cerraron ya sus actividades (se quedaron sin una gota); 12 más se acercan al punto de su extinción (reportan niveles menores a 5 por ciento de su capacidad); si se retrasa la temporada de lluvias, el sistema Cutzamala, que provee a toda la zona metropolitana, deberá ser inhabilitado el próximo 31 de junio. Hoy día, vastas zonas de las ciudades más pobladas del país carecen del líquido durante más de la cuarta parte del año. ¿Cómo es que hemos llegado hasta aquí?

n contra de la inercia de las noticias que dan cuenta de los cubanos que se van, ellos no han dejado sus casas familiares ni su tierra; ellas resistieron la promesa de no más colas ni apagones y el éxodo hacia cualquier otra orilla del Atlántico.

na de las últimas veces que nos vimos, David Huerta me dio la fotocopia de un texto mío aparecido en el suplemento Diorama de la Cultura de Excélsior, dirigido entonces por Hero Rodríguez Toro. El artículo era una breve reseña sobre un viaje a Miahuatlán, en marzo de 1970, para contemplar un eclipse solar total en su centro.