Sábado 4 de mayo de 2024, p. 27
Tijuana, BC., Los cadáveres de tres extranjeros reportados como desaparecidos desde el 27 de abril por sus familiares fueron localizados ayer en un pozo, en Punta San José, a unos 80 kilómetros al sur de Ensenada y a 20 kilómetros de la zona conocida como La Bocana, informó personal de rescate que trabaja en el sitio.
Los cuerpos estaban muy cerca de un campamento quemado por los agresores, instalado por los surfistas Jake y Callun Robinson, originarios de Perth, Australia, y el estadunidense Carter Rhoad.
La casa de campaña fue incendiada, sin embargo los fotógrafos que llegaron hasta el sitio pudieron ver huellas de sangre, un diente y cuando menos un casquillo en el lugar.
Al pozo de agua de más de 10 metros de profundidad se llega por un camino de terracería que bordea la costa del Pacífico ensenadense y donde hay varios puntos populares para hacer surf, y también zonas de acantilados.
De acuerdo con las fuentes oficiales los hombres tienen disparos de arma de fuego. El lugar no sólo es de difícil acceso porque hay que viajar varios kilómetros por una rodada, sino que no hay señal de Internet.
La noche del viernes, la Fiscalía General del Estado emitió un comunicado informando del hallazgo de los cuerpos, pero no confirmará su identidad hasta que se hagan las pruebas de laboratorio.
La fiscal María Elena Andrade Ramírez, informó el jueves pasado de la detención de dos hombres y una mujer relacionados con la de-saparición de los turistas, además de la ubicación de la camioneta –que también fue incendiada– usada por los surfistas para llegar a la zona.
A falta de información oficial (en la indagatoria también participa la Oficina Federal de Investigaciones de Estados Unidos (FBI) habría distintas versiones sobre lo ocurrido con los extranjeros.
Una de ellas es que los atacantes pertenecían a un grupo de adictos a las drogas que después usaron el celular de una de las víctimas, y no alguna célula del narcotráfico. Vecinos explicaron que eventualmente se mueven por la zona, y que tienen todavía algunos códigos que permiten a turistas y lugareños convivir sin ser agredidos por quienes mueven droga en la zona.