El Teatro de las Artes del Centro Nacional de las Artes (Cenart) alojará este fin de semana un mosaico de maravillas y habilidades extraordinarias, donde un hombre orquesta y un domador de fieras, entre otros personajes, darán vida a un espectáculo que transportará a los visitantes a un mundo mágico y lleno de sorpresas.

Con dirección de Abraham Tari y Paola Herrera, la obra El circo olímpico o el país de la maroma invita a reflexionar sobre la continuidad y transformación del arte circense a lo largo del tiempo. La producción es auspiciada por La Bomba Teatro, compañía que cumple 11 años de trayectoria.

“Este proyecto surgió hace casi una década. El director escénico, Luis Martín Solís, nos habló del libro Los payasos, poetas del pueblo: El circo en México, de Armando de María y Campos, que se centra en José Soledad Aycardo, fundador del Circo Olímpico y visionario del teatro de los patios de maroma durante el siglo XIX”, explicó Paola Herrera en entrevista con La Jornada.

Decidimos crear un proyecto que pudo materializarse hace un año. Entrelazamos el pasado y el presente para documentar cómo los orígenes del circo se han transformado hasta lo que conocemos hoy.

La preparación física de Paola Herrera, Santiago Manuel Fernández, Ernesto Ponce, Horacio Arango y Fernando López –integrantes de La Bomba Teatro– es constante. Cada semana realizan sesiones de entrenamiento que incluyen acondicionamiento físico y el perfeccionamiento de habilidades individuales y colectivas.

Esto nos permite estar en constante reto, especialmente en números específicos como malabares, antipodismo y rutinas cómicas con títeres, añadió Herrera (Ciudad de México, 1977).

Mezcla de disciplina, compromiso e innovación

Desde malabares con cajas hasta mentalismo, cada acto requiere de disciplina y compromiso continuos. La innovación técnica también juega un papel crucial. En esta ocasión se estrenará una estructura, diseñada por David Orozo, uno de los exponentes del funambulismo más importantes de México.

“Sin embargo, debido a la evolución urbana, muchos de estos lugares se transformaron en sitios comerciales o fueron demolidos. Esto llevó a la compañía a presentar el proyecto en otros espacios, como el Museo Kaluz, adaptando y resignificando la tradición de los patios de maroma del siglo XIX a la realidad del siglo XXI.

“El circo olímpico… es una experiencia de nostalgia y asombro, donde el público puede conectar con su historia personal y cultural. La música, que fusiona ritmos como cumbia y cha-cha-chá, juega un papel crucial en esta conexión.

Cada función es una sinfonía de destrezas y emociones que mantienen a los espectadores al borde de sus asientos. La propuesta busca que niños y adultos se maravillen con la destreza y el arte circense, mientras reflexionan sobre la continuidad y la transformación de esta tradición, concluyó.

Fundada en 2012, La Bomba Teatro es una compañía especializada en los teatros de calle y comunitario, que fusiona la técnica clown, las artes circenses y la música en vivo para apropiarse de escenarios comunes y no tan convencionales.

La particularidad de sus obras le ha valido la participación en festivales nacionales y extranjeros. En 2012 colaboró en escena en el espectáculo multitudinario Ícaro y red humana, dirigido por Jürgen Müller, con la compañía española La Fura dels Baus, en la clausura del 11 Festival Internacional de Teatro de Calle de Zacatecas.

El circo olímpico o el país de la maroma tendrá funciones dobles hoy y mañana a las 12 y 14 horas en el Teatro de las Artes del Cenart (Río Churubusco 79, colonia Country Club Churubusco, alcaldía Coyoacán). Las entradas cuestan 100 pesos.