os medios de propaganda monopolizados por Estados Unidos no se cansan de nutrir de noticias a sus repetidoras en todo el mundo, quitando y poniendo hechos muy graves que después desaparecen de la atención pública y luego reaparecen, esta vez como farsa: The Wall Street Journal (WSJ) ahora nos vende una supuesta bomba informativa: la verdad sobre la voladura del gasoducto Nord Stream en mayo de 2022, citando a fuentes militares ucranias
, desde luego anónimas, el pasado 14 de agosto.
Al banalizar un hecho geopolítico tan grave como el sabotaje contra los estratégicos gasoductos Nord Stream, que eran garantía de acceso a gas natural abundante y barato, que abastecían poco mas de la mitad del gas que necesita Alemania, país considerado la locomotora económica europea y hoy en proceso de desindustrialización, el WSJ presentó una caricatura.
Según un artículo de Bojan Pancevski titulado “Una noche de copas, un yate rentado: la verdadera historia del sabotaje al gasoducto Nord Stream (14/08/24) se atribuye tan compleja operación a un grupo de ucranios que decidieron en una borrachera detener la invasión rusa ( sic).
Supuestamente hasta Zelenski sabía del plan, y aunque el gobierno alemán trató de dar una imagen de cautela, en realidad ha tenido una actitud de subordinación, permitiendo la humillación de su país al no exigir explicaciones sobre el mayor acontecimiento geopolítico desde el fin de la Segunda Guerra Mundial,
Ahora esta noticia de fábula de una noche de borrachera le ha dado al gobierno alemán la posibilidad de reaccionar de alguna manera al lanzar una orden de captura por el sabotaje contra un instructor de buceo ucranio que vive en Polonia ( sic) (DW, 14/08/24).
Si ya los principales medios convencionales habían logrado sacar de la atención pública el tema del sabotaje; si Suecia y Dinamarca ya habían cerrado la investigación que llevaba a definir el hecho como sabotaje, pero argumentando que no contaban con la base jurídica para abrir un caso penal, ¿a qué viene este relanzamiento de la temática? ¿A tratar de desmentir la relevante investigación realizada por el notable periodista Seymour Hersh, en la que explicó al público el alto grado de complejidad logística y técnica para realizar tal acto de sabotaje en un área del mar a la cual la OTAN somete a una alta vigilancia? ¿Desviar la atención y alejar la responsabilidad del presidente Joe Biden, cuyo partido político se juega en la figura de Kamala Harris la presidencia de Estados Unidos?
Vale recordar la virtual amenaza que hizo el presidente Joe Biden a Rusia en conferencia de prensa con la presencia del canciller alemán, Olaf Scholz, antes de que se iniciara la operación especial (para contener la expansión de la OTAN), al advertir que si Rusia invade con tanques y tropas la frontera con Ucrania, no habrá más Nord Stream, le pondremos fin
, y a la pregunta de cómo lo haría si está dentro de la jurisdicción alemana, contestó a la periodista: Le aseguro que sabemos cómo hacerlo
. La cereza en el pastel la puso la entonces subsecretaria de Estado Victoria Nuland al celebrar después del estallamiento que el Nord Stream fuera ya un pedazo de chatarra en el fondo del mar
.
Desde el sabotaje, la Fiscalía General de Rusia inició una investigación sobre el incidente, al que calificó de acto de terrorismo internacional y solicitó en repetidas ocasiones información sobre las explosiones, pero no ha recibido respuesta, según el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov (Xinhua Español, 19/08/24).
Oleg Tyapkin, del Ministerio de Relaciones Exteriores ruso, dijo que Moscú ha presentado quejas formales ante Alemania y otros países afectados, instándolos a cumplir con sus obligaciones bajo las convenciones antiterroristas de Naciones Unidas
. Por su parte, el embajador de Rusia en Washington, Anatoly Antonov, dijo que no había forma de que Kiev atacara los oleoductos sin recibir un guiño
de Estados Unidos, y criticó el hecho de que se pretenda trasladar toda la responsabilidad a sus marionetas ucranias
(DW).
Estos dimes y diretes sobre hechos de enorme trascendencia cobran transcendencia en el marco del proceso electoral que se desenvuelve en medio de una crisis hegemónica de varias dimensiones en Estados Unidos. Una de ellas es un punto de mayor conflicto interno y externo del momento político estadounidense, centrado en el magno apoyo militar, económico y político al exterminio sistemático del pueblo palestino, a las masacres continuadas, diarias, a los crímenes contra la humanidad cometidos por el gobierno sionista de Israel , apoyado por Estados Unidos con miles de millones de dólares y armas de todo tipo para seguir el bombardeo contra toda la infraestructura que permite la vida y su recuperación.
Dice la revista inglesa The Lancet que se calcula que el numero de palestinos muertos en Gaza podría alcanzar conservadoramente 186 mil almas ( El Doomer Noticias, 18/08/24).
¿Cuales son las alternativas que se están ofreciendo a la sociedad estadunidense si los y las jóvenes de las universidades públicas y privadas, muchos de ellos y ellas judíos que se movilizaron contra la política genocida del gobierno de Israel y contra el contubernio de la clase política de su país fueron reprimidos y amenazados con cancelar sus créditos, mientras los maestros que se pusieron de su lado perdieron sus cátedras?
¿Que pueden esperar las jóvenes generaciones afectadas profundamente por estas matanzas imperdonables de mujeres y niños, que ven cómo esta clase política recibe a Netanyahu como héroe en el Congreso de Estados Unidos y le aplauden de pié mientras ellos son violentamente reprimidos por protestar por tan despreciable actitud? En aquella ominosa ocasión la congresista Rashida Tlaib, abogada demócrata y primera mujer de ascendencia palestina que ha llegado al congreso, levantó una pancarta que decía: Netanyahu, culpable de genocidio
.