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Economía Política de una reconstrucción fundamental
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ntre los múltiples eventos que como cada año ofrece la FIL-Minería, el pasado viernes se presentó el libro Revolución y reconstrucción. La economía política del México posrevolucionario, 1917-1938 (Siglo XXI Editores, 2024) en el que participamos el rector Leonardo Lomelí, autor del libro, la directora de la Facultad de Economía, Lorena Rodríguez y yo. Comparto con los lectores de La Jornada unas notas de mi participación.

Revolución y reconstrucción… es una bien formulada invitación a pensar la historia como economía política y ésta como historia, poder, mutación de las relaciones sociales y generación de ideas y gestación de proyectos históricos y nacionales. Una invitación exitosa y eficaz, tanto para ubicarnos en el mundo voluptuoso del presente, como para vislumbrar rutas promisorias, menos nocivas, para que nuestra sociedad transite por anchas avenidas de democracia y justicia social.

Ahora, después de tanto cambio político y deslizamientos sociales, como los que hemos vivido desde fines del siglo pasado y en este convulso primer cuarto del nuevo milenio, habrá que definir si es necesario llevar a cabo un proceso de reconstrucción del calado y riesgos como el realizado entre 1920 y 1940, objeto principal del estupendo relato de Leonardo Lomelí, de hacerlo así, habrá que ilustrar memoria y reflejos con la lectura de este volumen y, asimismo, tener la mirada puesta en el horizonte, pero con los reflejos bien plantados en una experiencia rica y unas memorias generosas de una época que, con el esfuerzo y el acuerdo de muchos, desembocó en toda una reconstrucción de la política y la economía y del Estado.

El texto ofrece una visión fincada en el reconocimiento detallado de unas jornadas que no sólo retocaron las profundidades de nuestra altamente heterogénea estructura social, sino que se plantearon la realización de auténticas hazañas en la política que no encontraba lugar y cauce, así como en una economía que resentía los impactos de sus propias desigualdades, encaraba su heterogeneidad y daba espacio a búsquedas mayores destinadas a la (re)construcción de nuestras capacidades productivas y la implantación de una formación social más incluyente y dinámica.

Este libro subraya la importancia de la economía política de la reconstrucción nacional, como al respecto escribe Lomelí: “(…) la historia que pretende contar este libro, destaca la íntima relación entre la historia política, la historia económica y la historia de los movimientos sociales para poder entender la manera en la que se dio el paso de la lucha armada al régimen político y económico que encauzó el desarrollo del país (…)”(página 34).

Con soltura retórica y consistencia conceptual Leonardo Lomelí nos lleva a un recorrido complejo y enemigo de toda linealidad. De su espléndida introducción y la visita acuciosa de los avatares que colmaron aquellos momentos y obligaron a los revolucionarios a repensar y reflexionar y, sobre todo, a imaginar nuevos y más promisorios horizontes para su adolorida nación, aterriza en un capítulo final denso e imaginativo donde nos cuenta las idas y venidas del surgimiento del Estado interventor, pilar de nuestra evolución moderna y hoy fuente de muchos de nuestros sinsabores y decepciones.

En su opinión, el principio ordenador de la posrevolución fue el proyecto común de la reconstrucción que “(…) puede entenderse como un continuo que va desde 1917 hasta 1938 (…) cuando la expropiación petrolera culmina un proceso de consolidación del Estado surgido de la Revolución (…)”. (páginas 11 y 12).

Ensayo de historia, de su política y economía, de sus multidimensionales movimientos sociales, su lectura me recordó que en agosto pasado, al clausurar el rector Leonardo Lomelí un homenaje a Arnaldo Córdova, lo calificó de “vecino de la historia (quien…) nos enseñó a percatarnos que están interrelacionadas la historia, la economía, la ciencia política, el derecho y la sociología (…) que la historia tiene un para qué, que trasciende al hecho histórico e ilumina el análisis social en su sentido más amplio”.

Las referidas son lecciones valiosas que hay que tener presentes ahora que no sólo la globalización anda a tientas sino por los majaderos y anacrónicos intentos imperialistas de socavar nuestra soberanía, como han escrito con puntualidad y brillantez José Carreño y José Woldenberg en El Universal. Estamos frente a fenómenos que pueden hacernos extraviar totalmente el rumbo y llevarnos a encallar. Será en la historia, como nos la cuenta Leonardo Lomelí, donde encontremos señales y lecciones para que eso no nos ocurra.