l Departamento de Comercio de Estados Unidos anunció el lunes que en 90 días su país se retirará del Acuerdo de Suspensión de la Investigación Antidumping sobre Tomates Frescos de México firmado en 2019, debido a que, desde su perspectiva, dicho arreglo no ha logrado proteger a los productores de tomate estadunidenses de las importaciones mexicanas a precios injustos. Con esta medida, a partir del 14 de julio la mayoría de los jitomates importados desde México pagarían una cuota compensatoria
de 20.91 por ciento.
Lo primero a tener en cuenta en el aviso del Departamento de Comercio es que no tiene relación con la embestida arancelaria del presidente Donald Trump, sino que responde a una demanda de los productores de jitomate de Florida, quienes desde 1996 tratan de imponer barreras artificiales a la competencia de sus pares mexicanos con el pretexto de una supuesta práctica de dumping, es decir, de que la hortaliza del sur del río Bravo se vende a precios menores a los de mercado a fin de eliminar a sus competidores. En estas tres décadas, el diferendo siempre se ha resuelto mediante acuerdos de suspensión como el suscrito durante el primer mandato del republicano.
El segundo dato por considerar es que seis de cada 10 jitomates consumidos en Estados Unidos provienen de México, y no hay ningún país cuyo nivel de producción le permita reemplazarnos en el corto plazo. Por ello, la Confederación de Asociaciones Agrícolas del Estado de Sinaloa (Caades), admite que el arancel de 20 por ciento tendría un fuerte impacto en la exportación, pero confía en establecer negociaciones en las cuales se modificarán los precios de referencia, así como los requisitos de monitoreo y seguimiento, y se firmará una nueva suspensión, como siempre se ha hecho.
Con estos antecedentes, el impacto mediático que ha tenido la noticia se explica por la crispación natural ante la ininterrumpida andanada de ataques del magnate y su administración contra rivales, socios y amigos, parte de cuya virulencia radica en hacer públicas decisiones que, bajo las buenas costumbres diplomáticas, se comunican primero en privado. Así lo señaló la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, quien, además de rechazar las acusaciones de dumping, exhibió la falta de tacto del Departamento de Comercio al no haber notificado a la cancillería ni a las secretarías de Economía o de Agricultura y Desarrollo Rural, sino a la representación legal de los productores.
Como remarcó la mandataria, el proceso de revisión del acuerdo se ha hecho muchas veces y siempre ha ganado México, por lo que no hay motivos de alarma. Incluso de aplicarse el arancel, el sobreprecio se trasladaría a los consumidores estadunidenses por no haber proveedores que puedan sustituir la producción mexicana. Lo demás es puro ruido que se inscribe en la majadería con que el gobierno trumpiano conduce su política exterior e interior y en la propensión del magnate a convertir cualquier asunto en una agresión comercial.