Editorial
Ver día anteriorLunes 5 de mayo de 2025Ver día siguienteEdiciones anteriores
Servicio Sindicado RSS
Dixio
 
Remesas: planificar la transición
E

n el primer trimestre de 2025, dos de cada tres dólares de las remesas que llegaron a México se concentraron en sólo 10 de las 32 entidades federativas: Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Chiapas, Ciudad de México, estado de México, Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz, varias de las cuales se encuentran entre las más pobres del país. Incluso ese 66 por ciento en menos de un tercio de las entidades no da una idea exacta de la gran concentración de las remesas, pues Michoacán, Jalisco y Guanajuato percibieron más de una cuarta parte de los 14 mil 109 millones de dólares enviados desde el extranjero en este lapso. Cada uno de esos estados recibe casi 10 por ciento.

Aunque Chiapas, con 972 millones de dólares, sólo captó 6.8 por ciento del total, es la entidad con mayor dependencia de estos recursos, es decir, donde constituyen una mayor proporción de su producto interno bruto: 15.9 por ciento. El podio de la dependencia lo completan Guerrero y Michoacán, donde suponen 13.8 y 11.1 por ciento del PIB.

En los tres casos, lo más preocupante es la creciente importancia de las remesas, pues hace una década equivalían a 2.3, 6.8 y 6.7 por ciento de todos los bienes y servicios finales producidos en el año, lo cual significa que en este periodo los envíos de los paisanos se han incrementado a un ritmo mucho mayor que la actividad económica local.

Por otra parte, en 2024 salieron de México 327 mil 455 personas en busca de oportunidades laborales, profesionales, por seguridad o cualquier otro motivo. Para poner en contexto esta cifra, debe considerarse que en 1990, cuando el país tenía 82 millones de habitantes, expulsó a 484 mil 737 migrantes y en 1997, con una población de 94 millones, 680 mil personas salieron del país. Por tanto, la migración, aunque elevada e indicativa de los grandes rezagos sociales que padecen millones de mexicanos, ha disminuido en términos tanto absolutos como relativos, con la consecuencia de que las próximas generaciones tendrán a menos familiares en el exterior que envíen recursos para su sustento. Esta tendencia no hará sino reforzarse de continuar la agresiva política de deportaciones de migrantes indocumentados iniciada en Estados Unidos por el ex presidente Barack Obama y que ha llegado a un paroxismo xenófobo bajo el trumpismo.

En este conjunto de datos hay una lección clara para las autoridades mexicanas de los tres niveles de gobierno del país, y en particular para las regiones con mayor dependencia de las remesas: es impostergable implementar políticas públicas que propicien el desarrollo económico a fin de dotar a las comunidades de autonomía financiera, pues en el mediano plazo se encogerá el flujo de divisas con el que hasta ahora han contado millones de familias para sustentarse de manera directa e indirecta. Sin un plan de transición para una realidad donde las remesas no existan o se vean mermadas, amplias zonas de México sufrirán la parálisis de sus actividades económicas, con el consecuente crecimiento de la pobreza y sus males asociados.