Sábado 12 de julio de 2025, p. 9
Como parte de su formación académica y compromiso social, alumnos de la especialidad en obesidad y comorbilidades de la Universidad Iberoamericana (Ibero) realizaron una intervención comunitaria en el Comedor Santa María, ubicado en Santa Fe. A partir de un diagnóstico clínico-nutricional, identificaron en un grupo de niños de 8 a 11 años: sedentarismo, consumo excesivo de calorías y baja ingesta de agua.
La evaluación arrojó que 84.6 por ciento de los infantes consumen bebidas azucaradas con frecuencia y 72.7 por ciento presenta riesgo de obesidad abdominal. Además, los niños y niñas pasan un promedio de tres horas diarias frente a pantallas, en contraste con sólo 1.7 horas de actividad recreativa.
La iniciativa se desarrolló en el marco de la asignatura Práctica Aplicada en Niños, bajo la supervisión de las maestras Ana Bertha Pérez Lizaur y Marcela Ruiz Cervantes.
El Comedor Santa María, es una organización sin fines de lucro fundada en 1995. Brinda atención integral a personas en situación de pobreza extrema, especialmente niñas, niños, adolescentes y mujeres embarazadas o en lactancia, provenientes de comunidades con alto grado de marginación social.
Actualmente opera 33 comedores en diversas zonas de alta marginación, beneficiando a más de 10 mil personas.
En la primera visita al lugar, los estudiantes aplicaron una historia clínica nutricia y el cuestionario KidMed, que también reveló que 40 por ciento de infantes sigue una dieta de baja calidad, caracterizada por un consumo elevado de bebidas azucaradas y la ingesta de alimentos en entornos no propicios.
Con el objetivo de contextualizar los hábitos alimentarios de la población, se realizó una evaluación del ambiente nutricional de los hogares, utilizando Google Maps para analizar el acceso a alimentos en un radio de 100 metros.
Se identificó la existencia de 23 tiendas de abarrotes, numerosos establecimientos de comida rápida (tacos, tortas, antojitos, dulces, frituras) y un acceso limitado a frutas, verduras y agua purificada. Esta realidad evidencia cómo el entorno influye directamente en las elecciones alimentarias y las dinámicas familiares.