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Pese a los retos, “jamás hemos pensado cerrar Casa de las Américas ni su editorial”
 
Periódico La Jornada
Lunes 13 de octubre de 2025, p. 2

El bloqueo estadunidense –recrudecido en la era Trump– se traduce en la vida cotidiana de Cuba en dilemas desgarradores, como el de tener que decidir entre comprar un cargamento de petróleo o comprar papel para imprimir libros, subraya Fernando Luis Rojas, director del fondo editorial de Casa de las Américas.

En ese escenario de “competencia” desleal y comprensible al mismo tiempo”, ese sello editorial cumple ahora 65 años de trabajo en pos de ser un puente fundamental para “nuestra América”, como la denominaba el poeta José Martí.

“Estamos en medio de una situación muy difícil en el país en todos los ámbitos, y ya se ha dicho que uno de los que más sufren en una situación de crisis es el de la cultura”, afirma el pensador y ensayista cubano, quien ha estado al frente de esa instancia desde finales de 2021.

Tal panorama “ha planteado retos importantes”, pero “jamás ha puesto como posibilidad la desaparición de la editorial ni mucho menos la de la Casa de las Américas”.

A su decir, los desafíos son inmensos ante situaciones como las migraciones en el sector profesional, los salarios y la crisis eléctrica, pero el compromiso del colectivo de trabajadores de la editorial ha permitido sortearlos: “ante los retos no nos hemos disminuido, hemos aumentado”.

De visita en México para participar en el noveno Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba –que concluyó ayer–, Fernando Rojas reconoce en entrevista con La Jornada que el impacto de los problemas económicos y de las medidas restrictivas del bloqueo “ha sido muy fuerte, muy hondo” para el mundo editorial cubano.

Por ejemplo, que ha sido casi una hazaña presentar el decimotercer libro impreso este año: “No es una cantidad muy grande dentro del ámbito editorial internacional, pero en medio de las restricciones en Cuba es una cifra importante, que ha sido de mucho esfuerzo”.

Sitúa la adquisición del papel como uno de los principales escollos, además de las dificultades financieras que implica el pago de derechos de autor.

Ante ello, asegura que la respuesta ha sido la creatividad, así como la solidaridad internacional. “Hemos tenido que apelar mucho a proyectos de coedición, a la colaboración y el apoyo de amigos de otros países.

“Todavía hay muchos autores y autoras vivos que mantienen su compromiso con la Casa de las Américas: ceden sus derechos de autor, porque siguen con el compromiso de ser publicados en Cuba.

“No nos ha ido así con otros (autores) o con algunos de sus herederos, pero seguimos haciendo lo posible por ser ese puente de conexión con América Latina y el Caribe, sobre todo el Caribe de habla no hispana, que es un mundo insuficientemente conocido y Casa de las Américas ha sido una puerta de entrada también a lo que ocurre en esos países.”

El intelectual y editor isleño –nacido de padres cubanos en Moscú en 1982– menciona algunos ejemplos recientes de esa colaboración solidaria. Uno es la traducción y publicación de Panafricanismo, posible gracias a que el historiador británico Hakim Adi, su autor, cedió los derechos y amigos financiaron la impresión.

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▲ El director del sello estuvo de visita en México para participar en el noveno Encuentro Continental de Solidaridad con Cuba, que concluyó ayer.Foto Jair Cabrera

Otro es el libro Fidel, la causa palestina y árabe, publicado gracias a la coedición con la fundación editorial venezolana El Perro y La Rana, que apoyó con los ejemplares. A ellos agrega proyectos que están por concretarse con editoriales mexicanas, así como con la Universidad de Valparaíso, en Chile.

De acuerdo con Fernando Rojas, el fondo editorial a su cargo es uno de los pilares de la Casa de las Americas desde la fundación de esta institución, en 1959, junto con el premio y la revista homónimos.

Se distingue, dice, por priorizar la literatura latinoamericana, caribeña y de los pueblos originarios, actuando como plataforma para autores que los grandes circuitos comerciales ignoran.

En la actualidad, detalla, cuenta con más de 20 colecciones. Una de las más recientes es Biblioteca del Pueblo, en la cual se han publicado este año cuatro títulos de la propia Casa de las Américas, entre ellos uno con documentos de Simón Bolívar y otro con una selección de poesía de Gabriela Mistral.

Otra colección es Cuadernos de Calibán, nombrada así en homenaje al poeta Roberto Fernández Retamar –quien fue presidente de esa institución– y a su ensayo fundacional, Calibán, colección que a la fecha cuenta con ocho volúmenes, agrega.

Compromiso irrenunciable

En la charla con este diario, el editor destaca que si bien el fondo editorial de Casa de las Américas ha incursionado en el mundo de los libros electrónicos y, a pesar de las enormes dificultades que atraviesa la nación isleña, mantiene inalterable su compromiso con la publicación del libro físico.

“No renunciamos a mantener los libros impresos, no sólo por nostalgia, sino por una lectura desde el punto de vista patrimonial y por una lectura social”, remarca.

“Vivimos en un país con un proceso de envejecimiento demográfico en el que los adultos mayores se relacionan de manera más amistosa con ese formato impreso. Mantenemos entonces también esa decisión y esa voluntad.”

A 65 años de trabajo ininterrumpido, el reto del Fondo Editorial de Casa de las Américas es claro para Fernando Rojas: seguir existiendo como una plataforma para la mejor literatura del continente, conectar con las nuevas generaciones y “ampliar la cartografía cultural de nuestra América”, incluyendo lo afromericano o amefricano, lo originario y a los latinos en Estados Unidos.

“Como decía Haydée Santamaría –la guerrillera y política cubana, fundadora de Casa de las Américas–, el arte, el buen arte, siempre es revolucionario.

“¿De qué manera seguimos siendo revolucionarios por seguir situando lo mejor de la literatura y del arte de nuestro continente?”