Lunes 13 de octubre de 2025, p. 8
Ante la prevalencia de los discursos de odio hacia mujeres y la presión social de cumplir con el rol de masculinidad –ser el proveedor, fuerte, viril, que no expresa emociones–, muchos jóvenes ejercen la violencia hacia sus pares al no tener una regulación emocional y, aunque ésta no necesariamente se gesta dentro de las universidades, sí se reproduce en las aulas en acciones cotidianas del alumnado, señaló la académica Celia Arteaga Conde, de la Universidad Iberoamericana.
La coordinadora del doctorado en estudios críticos de género de la Ibero explicó que las instituciones académicas no son centros aislados de la cotidianidad, por lo cual se ven reflejados en ellos ciertos grados de violencia, porque “también se reproducen jerarquías que pueden o no profundizar desigualdades y relaciones de poder”.
Destacó que desde las defensorías universitarias se deben fomentar otros valores y gestión emocional, por medio de distintos niveles de acción, principalmente la prevención para hacer frente a las múltiples violencias tanto de género como hacia las comunidades diversas.
Las instituciones de educación superior, dijo, llevan años denunciando esos comportamientos. En el caso de la Ibero, se creó un Comité de Atención a la Violencia de Género y está la Procuraduría de Derechos Universitarios.
Mediante las defensorías “nos toca acompañar, determinar la responsabilidad y sancionar educativamente, no tanto de manera punitiva, sino por medio de cursos de sensibilización a partir de la gravedad de estas violencias”.
Agregó que se deben cuestionar los mandatos de masculinidad y los roles de género, y reconocer las formas de agresión para que dejen de ser parte del día a día. Mencionó que hoy está muy presente la manosfera, espacio virtual que promueve discursos de odio hacia las mujeres y la comunidad LGBT+, donde cierto tipo de hombre vuelve a querer tener esa superioridad para limitar los derechos y actividades de otras personas.