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Tejedoras bolivianas hallan en el teatro un refugio para recuperar el derecho a soñar

Hace 10 años crearon Kory Warmis // Presentarán Déjà vu en el Cenart // “Hemos dado voz a más de 50 mujeres para que no renuncien a ser felices”, dice Érika Andia, directora de la obra

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▲ Las integrantes de Kory Warmis presentarán el mismo montaje en el Centro Femenil de Reinserción Social de Tepepan.Foto Alma Tunante
 
Periódico La Jornada
Sábado 8 de noviembre de 2025, p. 2

En La Paz, Bolivia, entre tejidos de alpaca y relatos que emergen cada día, surgió hace 10 años un grupo de mujeres que decidió dar forma teatral a su historia. Son vendedoras, artesanas, madres, sobrevivientes. Se llaman Kory Warmis, “mujeres de oro”, en quechua.

Desde los mercados y las calles de El Alto, levantaron una compañía en la que el arte no es un refugio, sino un espacio para sanar y mostrar lo que la memoria guarda en silencio. Hoy llegan a México con Déjà vu: El corazón también recuerda, puesta en escena que da voz poética a la violencia y se presentará en el Centro Nacional de las Artes (Cenart).

“¿Alguna vez soñaste actuar?” Esa pregunta abrió la puerta a un taller que reunió a 60 personas. De ese primer encuentro nació un impulso que ya no se detuvo.

En entrevista con La Jornada, Érika Andia, directora de la obra, explicó: “el teatro sanó el alma de cada participante. Las historias contadas eran heridas que dejaban de sangrar. Las escenas devolvían el derecho de soñar”.

Sobre el escenario, una niña cose en su ropa titulares de periódicos con noticias violentas; una mujer sueña con un hogar donde nadie grite; una quinceañera borda en el aire la ilusión de su fiesta de cumpleaños.

Andia añadió que la violencia en Bolivia se siente como una pesadilla que se repite y que también se vive en México y en otros lugares donde se olvida escuchar a las mujeres.

“El dolor de callar es mucho más profundo que el de gritar. Mediante las artes escénicas hemos dado voz a más de 50 mujeres para que se descubran a sí mismas, reconozcan sus sueños y no renuncien a ser felices.

“Lanas, ruecas e hilos multicolores cruzan las escenas como si sostuvieran la historia desde dentro. Las integrantes de Kory Warmis somos tejedoras. Mientras ensayábamos, traíamos nuestras mantas y tejidos, y comprendimos que ese gesto cotidiano era un símbolo: el tejido social y la lana se parecen. Ambos pueden romperse y recomponerse con paciencia.”

En un pueblo cercano al lago Titicaca, una versión de la obra en una comunidad aymara motivó a las mujeres del lugar a exigir una ley contra la violencia. Para Érika Andia, esa fue la mayor recompensa.

“El teatro puede tocar la realidad porque llega al corazón. Hemos visto cambios, pequeños y grandes, desde familias que comienzan a hablar de la violencia hasta varones que reconocen errores del pasado.”

La poética del montaje se sostiene en la imagen del corazón que recuerda. “El corazón guarda todo”, indicó la directora, “guarda miedo, ternura, risas. Cuando se conmueve al público, es porque algo suyo también recuerda. Ese subtítulo surgió de quienes lloraban al salir de la sala”.

Los ensayos son rituales colectivos. Las actrices-poetas han aprendido a dar belleza al dolor. Érika Andia y Freddy Chipana quisieron transmitir a las Kory Warmis la enseñanza del Teatro de los Andes.

“El actor no sólo interpreta, nombra el mundo. Mostramos escenas duras, pero siempre desde la belleza de la imagen. No creemos en el morbo, sino en la poesía”, dijo la directora.

“En 10 años, el grupo ha recorrido escuelas, plazas y cárceles. En cada sitio, los espectadores se reconocen en las historias del escenario. Nos dicen: ‘si ellas pueden, nosotras también’. Eso es lo que más nos importa, que el teatro deje de ser un territorio lejano.

“Venir a México es un sueño cumplido. Crecimos viendo a Cantinflas, Pedro Infante y la India María. El país siempre estuvo en nuestro imaginario. Ahora venimos a compartir nuestras historias y a tejer nuevas redes con artistas y mujeres mexicanas, con las maletas llenas de colores y el corazón abierto.”

Las funciones de Déjà vu: El corazón también recuerda serán hoy y mañana en el Teatro de las Artes del Cenart (Río Churubusco 79, colonia Country Club Churubusco). El boleto cuesta 200 pesos.

Además, las Kory Warmis presentarán el mismo montaje en el Centro Femenil de Reinserción Social de Tepepan. “Queremos encontrarnos con estas mujeres, porque creemos que el arte permite abrir ventanas incluso en los muros más altos”, concluyó Érika Andia.