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Ť Si EU no ayuda a la población, atacaremos
a sus soldados, advierte el gobernador
Volvió la música a Kandahar; celebran
afganos fin del Ramadán y la salida de los talibanes
JUSTIN HUGGLER THE INDEPENDENT
Sonó como si una batalla hubiera estallado en las
calles de Kandahar. El sonido de las armas de fuego llegó desde
todas las direcciones y en ocasiones de tan cerca que obligaba a echarse
por tierra para cubrirse. De vez en cuando estallaban misiles.
Pero no era la guerra, tan sólo eran los afganos
celebrando el fin del Ramadán. Las armas eran disparadas al aire,
los misiles estaban programados para explotar antes de alcanzar el suelo.
Eid, el festival que marca el fin del Ramadán,
llegó justo a tiempo para que los afganos celebraran el fin de los
talibanes, y en Kandahar, tan sólo una semana después de
que la ciudad fuera liberada. Por primera vez desde que los talibanes se
hicieron aquí con el poder, la música se oyó en la
ciudad que una vez fuera su bastión. Fue incluso un concierto en
vivo en el centro de la ciudad.
Pero
en medio de las celebraciones, el nuevo gobernador de Kandahar tocó
una nota que no presagió nada bueno. Advirtió a Estados Unidos
que los afganos podrían atacar a los soldados estadunidenses si
éstos no ayudaban al pueblo afgano, castigado por la guerra.
"Los estadunidenses llegaron aquí y prometieron
que nos ayudarían a reconstruir el país", dijo Gul Agha Sherzai
ante miles de fieles, reunidos antes de las plegarias del Eid en la Mezquita
Azul. "Como ustedes saben, los afganos jamás hemos tolerado extranjeros
en nuestra tierra."
Citó como advertencia el ejemplo de los británicos,
que en tiempos de la reina Victoria sufrieron su peor derrota en Afganistán,
y que ahora regresan aquí como fuerzas de paz. Mencionó luego
a los rusos, la superpotencia humillada más recientememente por
los mujaidines afganos.
"Entonces -prosiguó Gul Agha-, si cumplen su promesa
son nuestros amigos. Si no, deberemos combatirlos".
Cientos de infantes de marina estadunidenses están
ahora instalados en el aeropuerto de Kandahar, donde dicen que se preparan
para operaciones de ayuda humanitaria y más desplazamientos de tropas.
Las fuerzas especiales estadunidenses y británicas, que estarían
a la caza de dirigentes talibanes y de la red Al Qaeda, recorren las calles
en pick-ups, saludando a la población local.
Interrogado a principios de semana por un periódico
afgano sobre la diferencia que hay entre su misión y las de los
rusos, el capitán de marines David Romley respondió:
"Estamos aquí para ayudar". Los rusos, al principio, también
afirmaban que habían llegado a Afganistán para ayudar. El
afgano a quien hice la misma pregunta me dijo que recordaba haber visto
cómo a los soldados rusos se les recibía colocándoles
guirnaldas de flores al cuello.
Tres infantes de marina resultaron heridos ayer por una
explosión cuando limpiaban de minas el aeropuerto de Kandahar. A
uno hubo que amputarle la pierna desde la rodilla luego de que pisara la
mina. Los otros dos, que estaban cerca, resultaron heridos de menor gravedad.
Los tres fueron trasladados a Campo Rhino, la base al sur de Kandahar establecida
por los marines, para recibir tratamiento médico.
Más de 200 marines levantaron una base de
avanzada, conocida como Texas 17, en el aeropuerto, la última posición
de los combatientes talibanes extranjeros leales a Osama Bin Laden en Kandahar.
Los marines sostienen que están limpiando
el aeropuerto de armamento explosivo, para que pueda ser utilizado en operaciones
de ayuda humanitaria y para otros desplazamientos de tropas. También
las fuerzas especiales estadunidenses permanecen en el aeropuerto.
Pero la cólera antiestadunidense bulle bajo la
superficie en Kandahar. Equipos de televisión fueron apedreados
cuando trataban de filmar ayer las celebraciones. Muchos civiles murieron
aquí por los bombardeos estadunidenses, y a pesar de que Estados
Unidos asegura que éstos estaban dirigidos a puntos precisos, funcionarios
de hospitales locales señalan que las bombas dejaron entre 40 y
50 civiles heridos, y de cinco a diez muertos, diariamente.
Pero para la mayoría de la gente aquí en
Kandahar, ayer fue día de fiesta. "¿Por qué estás
tan callado?", preguntaba un hombre a su amigo, en un restaurante del centro
de la ciudad. "Estás actuando como si estuvieras bajo las reglas
del talibán, cuando no se nos permitía hablar."
©Copyright The Independent
Traducción: Alejandra Dupuy
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