Ť Responsabilizan locatarios a autoridades en Venustiano Carranza de obstruir venta

Cerco dificulta actividad en el mercado de Sonora

Ť Impiden a comerciantes informales instalarse en los alrededores; en protesta, bloquean calles

SUSANA GONZALEZ G.

La actividad comercial en el mercado de Sonora, donde un incendio destruyó 14 locales durante la madrugada del sábado, no pudo restablecerse totalmente ayer debido a que el cerco de seguridad montado por las autoridades alrededor de la zona siniestrada afectó a otros 45 comerciantes. Además se impidió la instalación de unos 400 vendedores informales sobre las calles aledañas, quienes en protesta bloqueron por la mañana la avenida Fray Servando Teresa de Mier y Eje 1 Oriente-Anillo de Circunvalación.

Las autoridades de la delegación Venustiano Carranza se comprometieron con los locatarios afectados a dejarlos vender sobre la vía pública en tanto la aseguradora Inbursa concluía la evaluación de los daños y se arreglaba el lugar, pero ello implicó retirar a los ambulantes que se colocan afuera del mercado.

Sin embargo, hasta la tarde de ayer ni informales ni locatarios afectados pudieron vender en la calle porque los listones de seguridad colocados desde el día anterior por Protección Civil impidieron el acceso al estacionamiento del mercado, mientras que en la "bahía de paso" destinada a las unidades de transporte público, donde habitualmente hay puestos de vendedores ambulantes, permanecieron estacionados vehículos de la delegación, así como el camión de granaderos AC217 y la camioneta UE312 de la policía capitalina.

Faustino Díaz, dirigente de la Asociación de Locatarios del Mercado Sonora, acusó a los funcionarios de la delegación Venustiano Carranza, cuya titular es la panista Guadalupe Morales, de "no asumir su autoridad porque está a expensas de lo que le diga el ambulantaje, ya que éste no ha dejado que los compañeros afectados vendan afuera".

En medio del olor a quemado

Varios locatarios refirieron que aun cuando las autoridades les aseguraron desde el sábado que el mercado sería reabierto el domingo en su horario normal, tuvieron que "hacer presión para que cumplieran", por lo que fue después de las once de la mañana cuando la mayoría de los 400 locatarios reinició sus actividades, en medio del olor a quemado proveniente del pasillo tres, aledaño a la oficina de administración del mercado.

Aun así trabajaron con algunas restricciones, pues la energía eléctrica no pudo ser reinstalada en todo el lugar y los locatarios denunciaron que personal de la delegación les impidió sacar y exhibir su mercancía en los pasillos, como normalmente lo hacen, aunque pese al incendio montones de velas y cirios colgaban de ganchos desde el techo.

De cualquier manera, para quienes pudieron abrir sus puestos, como fue el caso de Jesús Alberto Jiménez, dueño del puesto 356, en el pasillo 4, a unos cuantos metros de donde fue el incendio, parecía que la de ayer era una jornada normal, pues consideró que la afluencia de gente era la misma que cualquier otro domingo, incluso dijo que "tal vez por el accidente más gente vino". Pero para evitar que los curiosos se aglomeraran frente a los puestos incendiados y obstaculizaran la circulación en los pasillos, los comerciantes cubrieron con plástico el enrejado colocado alrededor de la zona afectada.

El coordinador de Protección Civil de la delegación, José Luis Quezada, manifestó que por seguridad de los comerciantes fueron cerrados parcialmente dos pasillos, lo que originó el descontento de varios locatarios, sobre todo cuando fue modificado el perímetro de la zona acordonada.

"Nos dijeron que aun cuando no hayamos sido dañados, no abriéramos por el bien de los compañeros, para que la aseguradora hiciera el peritaje, pero ahora ya movieron el enrejado y entonces no sabemos si hubo sobornos a las autoridades o por qué se dio ese favoritismo para modificar el acordonamiento y dejar liberado, por ejemplo, el local 90", se quejó Juan Linares, propietario del puesto 89. Pero Zárate, responsable del puesto 89, argumentó que la modificación fue meramente técnica porque el enrejado no podía soldarse desde su puesto.

Alfoso Vadillo, administrador del mercado, precisó que fueron diez puestos destruidos en su totalidad y cuatro con daños parciales, la mayoría dedicados a la venta de alimentos y objetos para aves, así como artesanías, un giro muy amplio que incluye por igual artículos místicos y religiosos, así como disfraces y máscaras. El fuego destruyó además una parte del techo, razón por la que unos 45 locales más permanecieron cerrados.