Ť El sacristán Aguilar Valdés califica el hecho de "acontecimiento histórico"

Fox rompió 70 años de tradición presidencial al asistir a misa en la Catedral Metropolitana

Ť El jefe del Ejecutivo firmó el libro de visitantes distinguidos, en el que escribió: "Es una gran manera de terminar el año; la familia, el gran valor de los mexicanos"

KARINA AVILES

Luego de más de 70 años de que ningún Presidente de México había acudido a escuchar misa a la Catedral Metropolitana, ayer el titular del Ejecutivo, Vicente Fox, participó en la ceremonia eucarística acompañado por su esposa Marta Sahagún.

El hecho fue calificado por el sacristán mayor de la catedral, José de Jesús Aguilar Valdés, de "acontecimiento histórico".

La "grata sorpresa", como dijo el arzobispo primado de México, Norberto Rivera Carrera, tuvo lugar en la misa de 12, que es oficiada por el cardenal. Al parecer nadie esperaba la visita.

La última vez que un Presidente escuchó misa en la catedral, de acuerdo con el sacristán mayor, fue hace más de 70 años. Y la última visita que se tenía de un presidente a ese templo fue la de Ernesto Zedillo, cuando hace año y medio acudió a inspeccionar las obras de apuntalamiento.

El presidente Vicente Fox fue incensado, es decir, recibió el humo del incienso, en señal de respeto. También firmó el libro de visitantes distinguidos, en el que dejó el siguiente mensaje: "Es una gran manera de terminar el año en esta maravillosa Catedral. Casa de Dios. Gran sermón y mensaje sobre la familia, el gran valor de todos los mexicanos. Iniciamos con mucha fortaleza y unión este año del 2002. Fox, presidente".

Los esposos, Vicente y Marta, llegaron a la catedral -acompañados por un discreto dispositivo de seguridad- muy puntuales. Sin embargo, el estar a tiempo para el comienzo de la misa no les sirvió de mucho, porque no encontraron lugares desocupados.

Por ello permanecieron de pie en la nave oriente del templo. Su presencia provocó que algunos fieles que estaban cerca de la pareja se volvieran a verlos, pero luego siguieron atentos a la ceremonia que precisamente fue dedicada a la celebración de la "sagrada familia".

Los Fox continuaron de pie el tiempo que duraron las dos lecturas de la Biblia. Luego el sacristán, José de Jesús Aguilar Valdés, condujo a la pareja hacia el pasillo central, frente al altar mayor, donde ya les habían colocado un par de sillas.

Al mismo tiempo, el cardenal Norberto Rivera comenzaba la homilía. En ésta expresó que el anhelo por conocer una verdadera familia y disfrutar de un auténtico hogar es "más profundo en aquellos que sólo han conocido un contrato burgués (el matrimonio civil)", el cual se puede "deshacer legalmente a placer sin importar las personas afectadas y no una verdadera familia fundada en el matrimonio".

Luego invitó "a reafirmar en nuestra sociedad pluralista a la familia, como primera y vital célula de nuestra sociedad", y verla conforme a la experiencia familiar de Jesús, María y José.

Un abuso, los cambios políticos que debilitan a la familia: Rivera Carrera

El arzobispo calificó de "abuso" introducir modificaciones y transformaciones por vía del consenso político y social que debilitan y lastiman a la familia. "Si cada cual pudiera crearse el propio modelo de familia y tal poder fuera reconocido a los legisladores, todo dependería de las posturas subjetivas y, a fin de cuentas, el árbitro sería el poder totalitario", subrayó.

El matrimonio de los Fox seguía las palabras del cardenal. Rivera Carrera continuó: "La felicidad de los padres no puede obtenerse al precio inhumano y egoísta que perjudica a los hijos. Ellos necesitan de la armonía, de la paz de los autores de sus días, para su desarrollo integral".

El cardenal también habló de las realidades que amenazan a la familia. En nuestra sociedad, dijo, cada vez son más las voces que se levantan en favor de los derechos de las personas, pero sigue existiendo una infinidad de niños y niñas maltratados. Con frecuencia, enfatizó, las leyes que defienden sus derechos "son letra muerta".

Además, destacó, en nuestros días prosperan las leyes que protegen y exaltan "a los héroes modernos que amenazan la vida hasta en el seno materno", y no se persiguen las agresiones que sufren los pequeños en el seno familiar, a no ser que éstos alcancen grados extremos.

Casi al finalizar la homilía, el arzobispo se refirió al tema de los mexicanos que abandonan el país en busca de oportunidades que aquí no encuentran. Advirtió que el tema de los migrantes y los desplazados "amenaza con convertirse en uno de los problemas más explosivos de las próximas décadas, si la crisis del desempleo continúa y si no se encuentra comprensión en nuestro vecino del norte, donde los más pobres van a buscar oportunidades que su tierra les ha negado".

Una vez que se llegó al saludo de paz, Rivera Carrera bajó del altar y se dirigió a estrechar la mano del Presidente y de su esposa. Pero no pudo hacer lo mismo cuando llegó el momento de tomar la comunión.

Mientras una fila de feligreses esperaba recibir "el cuerpo de Cristo" de manos del cardenal, los Fox aguardaban sentados, ya que no pueden tomar la comunión por su "situación irregular", según lo definió el propio Rivera Carrera el mismo día en que la pareja presidencial contrajo matrimonio por lo civil.

"En la liturgia eucarística puede participar cualquier persona -incluso los no creyentes-, pero para la comunión son otros los requisitos", dijo más adelante el sacristán mayor.

El padre Aguilar -quien llevó el libro de visitantes distinguidos al Ejecutivo para que lo firmara, al igual que lo han hecho funcionarios como Santiago Creel, Sara Bermúdez y en sus tiempos como vocera Marta Sahagún- consideró importante la visita de Vicente Fox, "en el sentido de que un presidente manifiesta su fe fuera del contexto presidencial. Sabemos que como mandatario tiene que respetar el país y ser laico, pero como persona ha asistido a las iglesias".

Al preguntarle si esta acción fortalece la relación Iglesia-Estado, expresó contundente que no porque el Presidente acudió como ciudadano y no como representante de la nación.

Una vez terminada la misa, los Fox fueron recibidos en la sacristía de la catedral. Ahí el cardenal Norberto Rivera y la pareja presidencial se dieron la felicitación de fin de año y los parabienes para 2002.