''Realismo mágico'', un término que debe desterrarse del séptimo arte: Ignacio Ortiz

Ť La cinta se exhibió en el pasado Festival de Cine Franco Mexicano en Acapulco
Ť Repetir historias mata el sentido del gusto en lugar de cultivarlo, opina el director

ERICKA MONTAÑO GARFIAS

En el cine el término ''realismo mágico'' se ha vuelto barato y peyorativo, y hay que desterrarlo, afirma el director Ignacio Ortiz, cuya cinta Cuento de hadas para dormir cocodrilos abrió el sexto Festival de Cine Franco Mexicano, realizado el pasado noviembre y que aún no tiene fecha de estreno en las salas del país.

Mi película, señala, no es realismo mágico. En todo caso ''sería una fantasía. Se ha malutilizado ese término y ahora a todo lo que no se le encuentra una explicación lógica, dramática, se le llama realismo mágico. En el cine se ha usado casi como folclor, como sinónimo de algo que no tiene rigor dramático o narrativo'', y precisa que no está en contra de lo que se llamó realismo mágico dentro del boom de la literatura latinoamericana con obras como Pedro Páramo, de Juan Rulfo, y Cien años de soledad, del Nobel Gabriel García Márquez.

Si bien la cinta tuvo buena recepción entre el público acapulqueño, Ortiz se muestra crítico y advierte que ''si se reacciona excelentemente a la mínima provocación hay que encender un foco rojo, porque eso significa que el espectador está ávido de recibir cosas.

''No es un público crítico, es muy inocente, casi virginal y ese es el peligro: el público está ávido. El contador de historias tiene que ir desarrollando su manera de contarlas, y el público de recibirlas. Tiene que haber eso que le llaman pomposamente proceso dialéctico para su evolución. Por el contrario, si se repiten las historias que ya tuvieron éxito matamos al cine y el sentido del gusto en lugar de cultivarlo.''

La relación entre el público y el cine debe ser de reto mutuo ''para avanzar, porque si no caemos en el paternalismo y en decir ¡ay que bien está el público!'' Para Ortiz estamos en un momento en el que el espectador debe ser capaz de expresarse, de decir si le gustan o no las películas, porque de lo contrario, advierte, ''podemos crear un público absolutamente inmóvil, como el televisivo, que llega, se sienta y ve lo que le meten en la casa. No hay manera de una reacción y el cine no debe ser así''.

La solución sería ''la educación de un público cinematográfico para que sea crítico. Cuando esa audiencia exista entonces pedirá mejores cosas, se va a acercar a las salas, habrá difusión. El fenómeno del cine sólo existe en cuanto hay alguien que va a ver las películas''.

Cuento de hadas se terminó sólo cuatro horas antes de su presentación en el festival de Acapulco y tuvo un costo de 8 millones de pesos. El Instituto Mexicano de Cinematografía aportó 75 por ciento de los fondos y aún falta hacerle ajustes de carácter técnico que no alterarán la historia, precisaron Ortiz y el productor de la cinta Juan Carlos Prieto, quien a su vez señaló que uno de los problemas principales es el de la distribución de las películas que se realizan en el país.

Prieto indica que lo ideal sería tener un organismo como Unifrance -uno de los principales organizadores del Festival de Franco Mexicano y que en Francia es el responsable de la comercialización y difusión de las películas de ese país en el extranjero-, porque en el Imcine coinciden dos cuestiones ''irreconciliables'': la producción y la distribución.