ASTILLERO
Julio Hernández López
EL SABADO PROXIMO habrá en Ciudad Juárez,
Chihuahua, un acontecimiento social de gran revuelo, cuando se casen Stephanie
Korrodi Ordaz y Fernando Baeza Gómez. Ella, hija del hombre de los
dineros del foxismo, Lino Korrodi; él, del ex gobernador de aquella
entidad, quien ahora -según lo publicado en El Heraldo de Chihuahua-
trabaja para la familia Hank administrando un rancho productor de piñas
-relacionado con Carlos Cabal Peniche y Del Monte- en Costa Rica. Esta
será la segunda ocasión en que el mago de las finanzas de
la campaña foxista visite aquella entidad norteña para saraos
matrimoniales, pues en 1999 otra de sus hijas, Karla, casó con Valentín
Fuentes, miembro de una de las familias de más poder económico
de la región, que ha sido puntal del priísmo tradicional
y que también ha sido enredada en asuntos similares a los que cotidianamente
aquejan a los Hank. A esta primera boda asistió como invitado especial
Vicente Fox Quesada.
LAS CONNOTACIONES POLITICAS de un hecho que corresponde
al ámbito privado son inevitables en un estado en el que el foxismo
y el panismo están librando una batalla abierta por recuperar el
control político que Francisco Barrio Terrazas perdió frente
al priísta Patricio Martínez. Con absoluto descuido de las
formas, el contralor federal está empecinado en reinstalarse en
Chihuahua como factor político. Un par de semanas atrás,
por ejemplo, encabezó en Ciudad Juárez una reunión
con medio millar de empresarios a la que llevó a miembros del gabinete
presidencial, en una demostración de fuerza facciosa que generó
fuertes reacciones en el ánimo del gobernador priísta, Martínez,
que de por sí está plenamente predispuesto a los disparates.
El viernes pasado, en otro movimiento de ajedrez partidista, Barrio se
hizo presente en la tierra que gobernó, fuera de programación
oficial, acompañando al secretario de Salud, Julio Frenk.
MARTINEZ, POR SU PARTE, parece empecinado en demostrar
con abundancia que vive afectado de su salud mental. Desde que sobrevivió
de milagro a un atentado que inexplicablemente sigue en la oscuridad en
cuanto a sus autores intelectuales y sus móviles reales, el mandatario
priísta se mueve entre el más crudo de los pragmatismos priístas
y ciertas pretensiones de sentirse predestinado o iluminado. Sus adversarios
lo acusan de enriquecimiento acelerado y colusión con segmentos
del narcotráfico a una de cuyas batallas internas suelen atribuir
algunas autoridades federales el atentado antes mencionado. El escándalo
más reciente del gobernador Martínez ha sido la designación
de Jesús José Solís Silva como procurador de Justicia
del estado. Diversas organizaciones no gubernamentales y de derechos humanos
han reaccionado negativamente a ese nombramiento. El senador Javier Corral
Jurado ?quien forma parte del grupo de Barrio Terrazas? expresó
por escrito que el citado procurador, a quien apodan El Chito, tiene
"una de las biografías criminales más documentadas del estado",
con énfasis en la sistemática violación de derechos
humanos y con frecuentes ocasiones en las que se le ha vinculado con los
cárteles de la droga.
EN OTRO PUNTO de la frontera, en Baja California,
el gobernador del estado, Eugenio Elorduy, vive una situación incómoda
desde que el presidente de Estados Unidos, George W. Bush, ordenó
cerrar cuentas y movimientos financieros de diez empresas y 14 personas
que, según las indagaciones de aquel país, están relacionadas
con el lavado de dinero y el apoyo al corporativo de narcotráfico
dirigido por los hermanos Arellano Félix. El problema radica en
que el secretario de Turismo del gobierno bajacaliforniano, Alejandro Moreno
Medina, es copropietario de Valpark, Operadora Valpark, Accesos Electrónicos
y Gex Explore, cuatro de las diez empresas acusadas por el presidente estadunidense
de lavar dinero. Otras dos de esas diez entidades son, a su vez,
copropiedad de Luis Ignacio Moreno Medina, hermano del secretario de Turismo.
El nombre y las direcciones de Luis Ignacio fueron señalados expresamente
por el Departamento de Estado en la relación de los presuntos lavadólares
bancariamente perseguidos.
EL PROPIO GOBERNADOR Elorduy aparece tocado por
el escándalo, pues fue él quien en 1985 vendió los
terrenos sobre los cuales se construiría el hotel y complejo turístico
Oasis, que es otro de los destinatarios de los dardos antidroga del gobierno
federal vecino (no se olvide que un jefe policiaco fuertemente ligado con
Elorduy y con el actual alcalde de Mexicali está en un penal de
alta seguridad, acusado de haber sido protector de los citados Arellano
Félix). Tan convencidos están los acusadores de la veracidad
de sus indagaciones que, sin mediar proceso judicial alguno, el Departamento
del Tesoro comenzará a repartir desde ahora, y hasta el próximo
15, un volante informativo dirigido a los ciudadanos estadunidenses que
crucen hacia México, para advertirles que podrían ser sancionados
con cárcel hasta por 30 años, y multas de medio millón
hasta 10 millones de dólares si compran medicinas en las farmacias
Vida o se hospedan en el hotel Oasis Resort. Según nota firmada
por Abraham Nudelstejer y Agustín Valle, la vocera del citado departamento
estadunidense, Tasia Scolinos, habría dicho que los ciudadanos de
ese país no deben gastar dinero "en establecimientos que son manejados
por organizaciones que se dedican al narcotráfico". Por lo pronto,
a partir del día 15, los agentes aduanales del país vecino
podrán confiscar medicamentos y mercancías que hayan sido
vendidos por la cadena farmacéutica Vida.
EL GOBIERNO FOXISTA, a pesar de las graves implicaciones
políticas y económicas del embargo de cuentas y del enjuiciamiento
sumario de empresas y ciudadanos mexicanos, no parece haber valorado correctamente
las dimensiones del asunto, tal vez ajetreado como está el canciller
Castañeda en propiciar encuentros del Presidente mexicano con disidentes
del castrismo, y atareado también el Presidente en escuchar elogios
fidelianos a su altura, que un buen ranchero mexicano pondría en
remojo por cuanto la amplitud física no es tenida necesariamente
en los ámbitos campestres como sinónimo de calidad.
EL HECHO ES que la única reacción
más o menos confrontadora del asunto la ha dado el propio gobernador
Elorduy, al pedir a la procuraduría federal de justicia que abra
una investigación formal sobre las acusaciones estadunidenses, para
que no se siga afectando el interés y la honra de mexicanos que
no han sido juzgados ni condenados por nadie acá en estas tierras
llenas de carteles (no cárteles, que conste) en las calles.
DOLIDO, TAL VEZ pretendiendo ser irónico,
pero acaso con voz de profeta que alcanzase con sus visiones la circunstancia
bajacaliforniana y acaso la nacional, sobre todo en cuanto a campañas
presidenciales de 2000, Elorduy se preguntó: "¿podríamos
decir que el hecho de que el presidente Bush y el vicepresidente hayan
recibido donativos de la empresa Enron, que quebró, y se llevó
todos los patrimonios de sus empleados de una forma fraudulenta, están
involucrados en esto? Yo creo que no, definitivamente".
EL PROBLEMA PARA Elorduy, Korrodi, Barrio y Fox
sería que la respuesta fuera "sí, definitivamente sí".