ASTILLERO
Julio Hernández López
EL PRESIDENTE FOX está demostrando gran
capacidad de renovación de promesas. Apenas ve que ha pasado un
año sin que cumpla las originales y de inmediato, cual supervisor
de caducidades de golosinas o bebidas chatarra, coloca otras en el escaparate
del changarro patrio (esta columna parece escuchar la apresurada
voz de un locutor en off recomendando: "come frutas y verduras").
ASI HA SUCEDIDO con el asuntillo ese de las reformas
constitucionales. Apenas 12 meses atrás, el tono grave y la pose
de estadista anunciaban conmociones políticas: en el archivo cibernético
de La Jornada puede verse el titular principal de la primera plana
del 6 de febrero de 2001: "Fox llama a 'renovar' la Constitución".
Encima de tales tipografías destacadas, el anuncio que en la jerga
periodística es conocido como balazo: "Convoca a debate para
elaborar una iniciativa de ley". Los sumarios: "El cambio, 'sin abolir
la historia' ni renunciar a principios clave; anular la lógica tecnocrática
y edificar un Estado democrático, el fin; la no relección
y el Estado laico permanecerían intocables, expone; propone que
se reconozca plenamente la autonomía de los indígenas". En
el cuerpo de la nota, firmada por Ciro Pérez Silva y Rosa Elvira
Vargas, se da cuenta del párrafo en el que el ex gobernador de Guanajuato
dijo compartir "plenamente la propuesta de introducir la ratificación
de los secretarios de despacho por el Congreso, de establecer el juicio
político para el Presidente de la República en caso de faltas
graves a la Constitución, de instaurar el servicio civil de carrera
y de fortalecer los medios jurisdiccionales entre todos los poderes públicos".
UN AÑO DESPUES, el escolapio grandilocuente
ni siquiera había abierto el cuaderno de las tareas escolares: ni
debate ?a menos que como tal se quieran dar por válidos nueve foros
de cartón?, ni iniciativas, ni renovación. El tiempo había
sido consumido en viajes al extranjero, en concesiones a la frivolidad
propia de los nuevos ricos, en bodas conmemorativas, en pleitos con medio
mundo y con el mundo de los medios, y en apasionadas construcciones de
fracasos en cuanto a reformas indígena y fiscal.
NO QUEDABA, PUES, otro remedio que inventar nuevas
promesas, corregidas y aumentadas; copeteadas, pues. Lanzose entonces el
escolar desobediente a narrar lo bien que llevaba otras asignaturas. Sin
embargo, a pesar de tan maravillosos avances, "sabemos que no están
ocurriendo todos los cambios que el país requiere para ponerse al
día" (ataviada con traje de mecánico, esta sección
aparece tirada bajo el motor de un automóvil, cavilando: "los cambios,
los cambios, qué pasa con la caja de los cambios").
SEGUN EL DISCURSO al que dio lectura ante una selecta
audiencia, en la que destacó la significativa ausencia de unos 10
gobernadores, "no hay un nuevo encuadramiento jurídico para la realidad
que hoy vive el país", pero ello se ha debido, agregó, echando
mano a fierros retóricos muy usados por lo que fue la izquierda
mexicana, a que "la correlación de fuerzas políticas ha favorecido
algunas reformas, pero no ha sido propicia aún para una transformación
de fondo..." ¡Ah que la correlación de fuerzas tan rejega!
Mas, hombres de fe, sepan que "sociedad, partidos y gobierno aprendimos
ya las virtudes de una reforma gradual y cuidadosamente acordada" (metiche,
como siempre, Astillero recuerda que el problema de las virtudes no es
aprenderlas ?pues para eso hay, por ejemplo, y para que ningún legionario
del gobierno se sienta fuera de su elemento, clases de catecismo? sino
practicarlas). "Avancemos ahora en el proceso de cambio ?convocaba nuevamente
al siempre convocante?, sin olvidar que cualquier intento por reformar
el Estado que se origina en la prisa, la unilateralidad o la imposición
estará, en definitiva, destinado al fracaso (ya se le fue la onda,
pa'variar, a esta colección de poesía política en
entregas diarias: ¿hablaba el susodicho Presidente de reforma del
Estado o de reformas fiscales?)."
EL REDACTOR ANONIMO del discurso presidencial incluyó
algunas citas enigmáticas: "vale la pena subrayarlo ?leyó
Fox?: las transformaciones en curso se llevarán a cabo en el marco
de las leyes y de las instituciones de la República, no fuera de
ellas". A este escribiente le asalta de inmediato una duda: ¿a quién
es necesario decir, con pena subrayada, que los cambios se harán
dentro y no fuera de leyes e instituciones: a grupos guerrilleros poderosos
o a tentaciones golpistas internas?
MAS ENIGMAS: dijo la voz de Los Pinos que "el tiempo
de la democracia es el tiempo de la reconciliación", pero antes
de que alguien le pidiera darse un abrazo en público con Francisco
Labastida o con Carlos Romero Deschamps ?aunque sí sería
aceptable con Ernesto Zedillo?, el presidente advirtió, con su cajoncito
de herramientas a un lado de la Catedral Metropolitana: "buscamos aliados
de la transición, pero no aceptaremos una transición transada,
ni apoyos al gobierno a cambio de un olvido selectivo del pasado". ¡Sopas!
Nada de transición transada, dijo el hombre que aceptó que
Carlos Medina Plascencia fuera gobernador de Guanajuato sin voto popular
alguno, y sólo gracias a una transa transicional hecha entre Carlos
Salinas y Diego Fernández de Cevallos, y avalada y acatada por Fox.
Nada de olvidos selectivos, ha dicho el Presidente que dejó pasar
el plazo legal en que podrían ser enjuiciadas algunas de las irregularidades
cometidas por su antecesor propiciatorio.
OTRO PARRAFO EPOPEYICO y ciclotómico: "nos
mueve un espíritu de reconciliación, mas no de contubernio
con la impunidad. La impunidad no encuadra en la lógica de la democracia".
Y, con dedicatoria al PRI y sus finanzas en problemas petroleros: "la legalidad
que defendemos no fabricará ni solapará culpables; en cualquier
caso, deslindaremos siempre las responsabilidades personales de la responsabilidad
de las instituciones".
LA CLAVE DE TODO, sin embargo, a juicio de este
tejedor de fantasías, está en las propuestas que ha hecho
el Presidente en el relanzamiento de sus propuestas de reforma constitucional.
Dedicó un párrafo a cada uno de los puntos modificables,
como el drama anual de la aprobación de la Ley de Ingresos y del
Presupuesto de Egresos, la relección de legisladores y presidentes
municipales, la coordinación policiaca nacional, el fortalecimiento
del sistema de partidos, la rendición de cuentas y la participación
ciudadana y... (fanfarrias, por favor) "también debemos analizar
aspectos clave de nuestro derecho económico, para permitir el desarrollo
pleno de nuestra economía". A ese punto le dedicó seis párrafos.
El tema tan especial fue, ¡sorpresa!, el de los energéticos
y la necesidad de permitir la inversión privada en ellos para que
no dejen de ser nuestros.
ES DECIR, y con esto se despide por hoy la astillería
pesada, de lo que se trataba un año atrás, y hoy, y mañana,
es de abrir las puertas a los particulares para que le entren a los negocios
del petróleo y la electricidad. ¿Quién dice que no
hay congruencia en el Presidente, un año atrás y ahora? ¡Ojo,
mucho ojo!