Ť Comentan Bárbara Jacobs y Patrizia Marcheselli
Presenta hoy Marco Perilli en la Casa Lamm su nuevo
libro, Historia de la tijerilla agnóstica
CESAR GÜEMES
Como
traductor del español al italiano, el trabajo de Marco Perilli está
relacionado con escritores como Bárbara Jacobs, Augusto Monterroso,
Gerardo Deniz y Juan José Arreola. Todo para la revista cuatrimestral
Auieo, que publica en su país de origen. Momentáneamente
se encuentra en México, a fin de dar a conocer su libro Historia
de la tijerilla agnóstica (Taller Ditora), ilustrado por Roberto
Rébora y José Clemente Orozco F., que hoy a las 20 horas,
en la Casa Lamm, comentarán Bárbara Jacobs y Patrizia Marcheselli.
De la cercanía con Jacobs dice "admirar la sensibilidad y la sencillez
con la que alcanza a expresar sentimientos, ideas y visiones muy profundas
de la literatura. Esa labor de Bárbara, sobre los temas más
sutiles, casi inefables, adquiere a los ojos del lector una forma tan precisa
que la traducción se me hace casi necesaria".
-La relación con Augusto Monterroso, entonces,
¿es automática?
-Sin duda, es uno de los narradores latinoamericanos que
más admiro. Podría decir que mi canon personal lo conforman
él, Borges y Arreola. De Tito admiro la capacidad de jugar en una
forma tan divertida y ligera con los asuntos arquetípicos del ser
humano. Me refiero, sobre todo, a sus fábulas. Su elegancia dentro
de un orden tan estricto y medido, sin caer en lo pomposo o retórico,
creo que le da su equilibrio característico.
-Has traducido también a Juan José Arreola,
¿llegaste a conocerlo?
-No lo conocí personalmente, y veo que también
su trabajo es de piezas breves, incluso su ejercicio de novela es a partir
de fragmentos. De él me interesó su capacidad visionaria
de encontrar lo imprevisible en lo cotidiano. Me gusta la armonía
interna de sus textos. Llevar al italiano a Arreola es uno de los gozos
más amplios que he conseguido en esta profesión.
-Hasta ahora hemos hablado sólo de prosistas, pero
lo mismo te acercaste a Gerardo Deniz, que implica para la traducción
otro tipo de problemas.
-De él, vertido poco al italiano, reconozco que
me cuesta trabajo entrar en su mundo. Pero también es una experiencia
magnífica. Es un poeta que concentra en una síntesis delirante
cierta cosmogonía. Es capaz de ordenar o desordenar un universo
determinado. Sus conocimientos científicos lo han formado para entender
los problemas humanos.
-¿Qué te une a una pintora como Soledad
Tafoya, a diferencia de la labor de los escritores?
-Admiro su mundo plástico, su expresión
a un tiempo primitiva y exacta de la realidad. Podríamos discutir
mucho sobre su capacidad de manejar los planos o los volúmenes,
pero lo que es inevitable reconocer en ella es haber identificado su propio
entorno, que es absolutamente real y presente. Su cercanía con los
elementos de su existencia cotidiana me parece estética y éticamente
considerable. Por eso decidí escribir sobre ella, quitándome
la visión europea y dejándome guiar por ese concierto de
colores y luces en que la pintora vive con entera naturalidad.
-Ahora, con tus textos de creación, de algún
modo regresas parte de lo que has tomado del castellano escrito en México.
¿Estás de acuerdo?
-En parte, porque escribo en italiano y personas generosas
me auxilian con la versión en español. Todavía no
me atrevo a crear directamente en castellano. Lo haré más
adelante.
-Son obras breves, a la manera de tus preferencias como
lector.
-Sí, porque mi vida literaria es muy parecida entre
sí. Diría, en todo caso, que no veo mis escritos como fragmentos,
sino como textos cerrados en sí mismos y, en cierto sentido, abiertos
al discurso.