Nuevos rumores en Argentina sobre un eventual golpe de Estado

Admite comisión de diputados la apertura de juicio político a jueces de la Corte Suprema

Unos mil trabajadores estatales intentaron incendiar la casa de gobierno en Entre Ríos

STELLA CALLONI CORRESPONSAL

Buenos Aires, 7 de febrero. Los rumores sobre un eventual golpe militar o cívico-militar circularon nuevamente hoy en Argentina para debilitar aún más a un gobierno cuyas últimas medidas económicas contradicen sus promesas iniciales, y parecen conformar al establishment financiero que ha manejado este país en más de una década, con un plan que tiene como eje una devaluación libre y nuevamente la transferencia de riqueza de los castigados sectores populares hacia las grandes empresas y bancos.

En ese sector financiero es donde, para muchos, están los más peligrosos golpistas, como lo traduce un grafitti en las paredes porteñas: "O se está con el pueblo o se está con el FMI (Fondo Monetario Internacional), los bancos, las empresas privatizadas y los que nos aplastaron".

En 1998, cuando la recesión ya estaba instalada en la economía local y todos los indicios mostraban el abismo hacia el cual marchaba Argentina, funcionarios del gobierno de Estados Unidos hablaban del país como "un paradigma".

Ahora no tienen empacho en advertir que la situación aquí es "endeble, volátil", co-mo sostuvo durante la víspera George Te-net, jefe de la Agencia Central de Inteligencia estadunidense (CIA), en declaraciones que no fueron bien recibidas por el gobierno de Eduardo Duhalde.

En una parte de su exposición ante un comité del Senado estadunidense, Tenet advirtió que Duhalde "está tratando de mantener el orden público, mientras se establecen los fundamentos para una recuperación del colapso económico, pero su base de sustento es estrecha".

De ese colapso Estados Unidos sólo ha-bla ahora, pese a que la recesión que anunciaba la magnitud de la caída se instaló en el país hace cuatro años.

En los 740 días que duró su gobierno, el ex presidente Fernando de la Rúa (1999 -diciembre de 2001) hizo tan bien los deberes de los rectores de la política económica que se fue desprendiendo del centroizquierdista Frente País Solidario, su socio en la Alianza que lo llevó al poder, y también de los sectores "progresistas" de su propio partido, la centrista Unión Cívica Radical.

En agosto del pasado año, cuando mu-chos analistas políticos creían ver en la demora de la "ayuda" del FMI la mano de la administración del republicano George W. Bush, también se oyeron voces sobre rupturas institucionales.

El factor Menem

Uno de los que advertían sobre posibles ca-taclismos era el ex presidente Carlos Me-nem, quizá alentado por las declaraciones del secretario del Tesoro estadunidense, Paul O'Neill, sobre la "muy resbaladiza" situación por la que atravesaba Argentina y la necesidad de que este país no siguiera "consumiendo el dinero de los plomeros y carpinteros estadunidenses", que "se preguntan qué diablos estamos haciendo con ese dinero" de ayuda a Argentina.

La víspera, John Taylor, subsecretario del Tesoro estadunidense, afirmó públicamente que para él hubiera sido mejor una dolarización de la economía argentina.

Y hoy O'Neill consideró que Washington no se arrepiente de su actitud ante la crisis argentina, vista aquí por la población como el abandono del más obediente discípulo latinoamericano.

La dolarización preconizada por Estados Unidos no sólo terminaría con la soberanía monetaria local sino también reduciría a la nada los salarios, con las gravísimas consecuencias que esto significa en un país que sufre un brutal derrumbe del consumo y es ya un polvorín (hoy, unos mil trabajadores estatales de Entre Ríos incendiaron las puertas de la casa de gobierno de esa provincia, y esa es apenas una de las protestas que diariamente se registran en el país).

Eso sí, la dolarización sería, como dice el analista Daniel Muchnik, un "paraíso" para los inversores.

Después de haber estado apoyando la convertibilidad (paridad uno a uno del peso con el dólar) por más de una década, ahora Taylor sostiene que este tipo de regímenes intermedios llevan a la "inestabilidad".

Pero Washington jamás ha hecho comentario alguno sobre el llamado "saqueo de guante blanco" protagonizado por los bancos, que tranquilamente se llevaron como autopréstamos miles de millones de dólares, entre ellos el Banco de Galicia, el Francés (BBVA) y el Citibank.

"Los dólares no están porque un porcentaje muy importante de ellos, es decir, de los dineros depositados por los ahorristas, fue 'prestado' a empresas vinculadas a esos bancos o a filiales radicadas en el exterior", señala el analista Andrés Klipphan, quien tuvo acceso a documentación del Banco Central que revela que buena parte de esas operaciones de autopréstamo comenzaron en abril de 2001 y se intensificaron en los dos meses anteriores a la imposición del co-rralito bancario, instaurado el 3 de diciembre presuntamente para evitar la fuga de capitales del país.

Con este procedimiento el Banco Galicia hacía sus envíos al Galicia Caymán (por 27 millones 470 mil 397 dólares). Pero las re-des de este saqueo son infinitas. Así, el recientemente allanado Banco General de Negocios -cuyo director se reunió poco antes de que asumiera De la Rúa en 1999 en una cena secreta en Uruguay con Menem y George Bush padre, entre otros anfitriones- hacía giros al Citibank de Chile.

Ahora, algunos bancos ya anunciaron que se "quedarán" en el país tras las medidas que pesifican los depósitos en dólares.

Las empresas españolas -como Telefónica, que invirtió apenas unos cuantos cientos de millones de dólares para comprar una empresa con activos y obtener en una década ganancias reconocidas por 5 mil millones de dólares- también anunciaron que van a "aumentar" sus inversiones.

La alianza con la llamada "patria financiera" parece recompuesta luego de las últimas medidas, que incluyeron una virtual "estatización de la deuda" al pesificar también las deudas mayores a 100 mil dólares, las cuales corresponden en su mayoría a grandes empresas.

El gobierno de Duhalde intenta satisfacer las demandas populares impulsando el juicio a la corrupta Corte Suprema de Justicia, y hoy una comisión de diputados admitió la apertura del juicio político contra esos ma-gistrados, e impulsar una reforma que disminuya los gastos de la política.

Pero lo anterior no impedirá que el de-sempleo continúe en aumento o que las fi-las de los 15 millones de pobres sigan au-mentando día a día.

Este nuevo capítulo de saqueo económico quizá no ha llegado a los oídos de los desesperados que protestan en las calles, muchos de los cuales no conocen ni la ínfima parte de la historia de muerte en la última dictadura militar (1976-1983), justamente el ré-gimen que comenzó la estatización de la deuda que desembocó en la asfixiante deuda externa y en una política de impunidad, que significó la entrega de todas las empresas estatales, el aniquilamiento de la industria nacional y la destrucción del tejido social.

Hoy muchos medios se hicieron eco del rechazo del jefe del ejército, teniente Ricardo Brinzoni, a los rumores sobre conspiraciones en los cuarteles o de los sectores ca-rapintadas, pero -mientras tanto- aquí se ha cumplido una vez más con el FMI.