Continúan derrumbes
Desalojan a 82 jaliscienses a causa del volcán de Colima
VERONICA GONZALEZ CARDENAS Y CAYETANO FRIAS CORRESPONSALES
El gobierno de Jalisco desalojó la noche del jueves a 82 habitantes de cuatro comunidades ubicadas en las inmediaciones del volcán de Colima.
La decisión se tomó luego que investigadores sostuvieron que se va a registrar un "derrame espectacular de lava, pero no será una explosión violenta", por lo que no se espera lluvia de ceniza.
El director de la Unidad Estatal de Protección Civil de Jalisco, Trinidad López Rivas, informó que las comunidades desalojadas son Juan Barragán, con 63 habitantes; además de El Agostadero, El Borbollón y Los Machos, que en total suman 19 personas. Todas serán trasladadas a los albergues habilitados en San Marcos, municipio de Tonila.
Elementos del Ejército Mexicano, bajo el mando del mayor Luis Medina Amaral, apoyarán el operativo para trasladar a los desalojados al albergue de San Marcos, ubicado a siete kilómetros de este lugar, y resguardarán sus viviendas y ganado.
Se informó que se tienen varios vehículos militares y que están preparados 82 catres, además de cobertores y alimentos, en una acción coordinada entre el Ejército Mexicano, la UEPC, la Dirección de Seguridad Pública del Estado y el ayuntamiento de Tonila, Jalisco.
En tanto, 51 familias de La Yerbabuena albergadas en El Pedregal desde el 5 de febrero, cuando comenzó la fase eruptiva del Volcán de Colima, serán reubicadas en la segunda quincena de este mes a un predio de dos hectáreas, el cual está en proceso de urbanización.
De las 204 personas desalojadas, 167 permanecen en el albergue, el resto en casas de familiares o amigos.
Diariamente, desde las 7 horas, un microbús pagado por el gobierno del estado transporta a hombres y mujeres desde el albergue al predio El Jabalí, situado en el complejo turístico Hacienda de San Antonio, cercano a La Yerbabuena, para que trabajen en el corte de café y otras actividades del hotel.
En tanto, el Comité Científico Asesor del Volcán de Colima informó que continúan los derrumbes de material incandescente por los flancos sur y suroeste del coloso. Sólo el 6 de febrero se registraron cuatro derrumbes de rocas que se quedaron en las barrancas a dos kilómetros de la cima.
El geólogo Carlos Navarro Ochoa descartó a su vez la posibilidad de una explosión de gran magnitud, pues de acuerdo con el comportamiento del volcán se espera que continúen los deslaves de material incandescente por los sectores oeste y sur del cráter, por las barrancas de La Lumbre, El Cordobán y San Antonio, todas ubicadas en dirección a Colima.
Antenoche, el gobernador Fernando Moreno Peña visitó el albergue y dijo a los evacuados que la reubicación de La Yerbabuena "será total", porque es la única forma de salvarlos del peligro. Advirtió que el gobierno no seguirá corriendo riesgos por "dos o tres familias" que se empeñan en quedarse a vivir en esa localidad, pues eso implicaría movilizar al Ejército Mexicano y al Sistema Estatal de Protección Civil (Seproc), a un costo muy alto, cada vez que se presente una erupción.
Se debe recordar que en 1998 y 1999 se realizaron cuatro evacuaciones, las cuales tuvieron un costo aproximado de 2 millones 750 mil pesos únicamente en alimentos, sin contar las horas-hombre empleadas en el operativo de evacuación y operación del albergue, según cálculos del Seproc, mientras que la reubicación definitiva tendrá un costo de 3 millones 952 mil 310 pesos.
Los 23 niños de La Yerbabuena que asisten a la primaria de la localidad reanudaron sus clases en el albergue el miércoles. El profesor que los atiende a todos en un "grupo unitario", de primero a sexto grado, Carlos Torres Shulte, reconoce que los estudiantes no lograrán el mismo grado de aprovechamiento escolar que tenían en la comunidad, porque en el albergue "entra y sale gente" y los niños se distraen muy fácilmente, pues las clases se imparten en el patio sin el apoyo de un pizarrón.
A 20 metros del patio principal se ubican varios salones acondicionados como dormitorios. En uno de ellos se encuentra Elodia Méndez López, de 71 años, con su hija Yolanda Cuéllar Méndez, su esposo Eusebio Cuéllar Altamirano y sus dos nietos. Elodia comenta que "tienen un pie en el estribo, y no lo bajaremos".
Doña Alberta, su nuera Antonia Guzmán y su hijo Leandro Cuéllar Altamirano se negaron a evacuar porque, aseguran, no corren peligro y creen que la reubicación es un pretexto para despojarlos de sus tierras y entregárselas a los empresarios de El Jabalí. Según su nieta María Guadalupe Hernández Cuéllar, ha convencido a varios jefes de familia para que se amparen y no sean reubicados. Por su parte el gobernador ha dicho que las personas reubicadas podrán conservar sus predios.
Dice que solamente cuatro familias completas, 12 personas, se negaron a evacuar el pasado y se niegan a la reubicación. "Siempre son los mismos, son personas tercas. Los ejidatarios, que supuestamente tienen más que perder porque tienen sus tierritas y casitas sí aceptan la reubicación, pero ellos nada más tienen el lote y su casa, algunas hasta de cartón y son los que se quieren quedar", explica.
Mencionó que el 10 de febrero de 1998, cuando ocurrió una erupción de tipo explosiva, todos los habitantes solicitaron al ex presidente Ernesto Zedillo la reubicación. El único que se negó a firmar la petición fue su abuelo Leandro, pero al parecer ya convenció a varios y hace 22 días interpusieron un amparo que está por resolverse.