OBSERVATORIO CIUDADANO DE LA EDUCACION
Comunicado No. 71
CNAE: ¿respuesta a problemas de la federalización
educativa?
Ni punto de acuerdo ni decreto, para el nuevo organismo
Responsabilidad limitada en organismos estatales
Al final de enero se reunieron el titular y los subsecretarios
de la Secretaría de Educación Pública con los secretarios
de educación de las entidades federativas. En esta nueva administración
es la tercera reunión que realizan y, según se ha informado,
la intención ha sido discutir temas relevantes para la Federación
y los estados, y llegar a acuerdos que permitan consolidar el federalismo
educativo. La agenda es variada, pero incluye algunos de los problemas
que requieren pronta definición, como la evaluación, el financiamiento,
el sistema de planeación y los ámbitos de participación
en los programas en marcha.
El trabajo conjunto entre autoridades federales y estatales
está previsto en el Programa Nacional de Educación 2001 ?2006
(PNE), en el marco de un renovado impulso al federalismo y con la novedad
operativa de un Consejo Nacional de Autoridades Educativas (CNAE), el cual,
según anotó el Ejecutivo federal en septiembre, quedó
instalado con la asistencia de los responsables de educación de
los estados a la ceremonia de presentación del PNE. Sin embargo,
legalmente no ha quedado constituido y cabría preguntarse si con
las reuniones realizadas hasta ahora se satisface su esquema de funcionamiento
y, sobre todo, cuáles deberían ser la agenda y la naturaleza
de los acuerdos.
Federalización centralizadora
Desde que comenzó a desarrollarse el sistema de
educación pública en el siglo XIX, la actividad educativa
se consideró responsabilidad de los estados y no del gobierno federal,
al que correspondía ocuparse de las escuelas del Distrito Federal
y los territorios, precisamente porque éstos no tenían calidad
de entidades libres y soberanas.
La insuficiente capacidad de los estados para hacer frente
a tal obligación, y la todavía mayor de los municipios, a
los que pretendió transferirla una fugaz reforma promovida por Carranza,
fortaleció la opción contraria; esta tendencia se concretó
en la creación, en 1921, de la SEP: un ministerio federal de educación,
cuya competencia se extendía a todo el país.
La federalización centralizadora se fortaleció
de manera determinante en 1934, cuando se modificó el artículo
73 de la Constitución que, desde entonces y hasta ahora, establece
que el Congreso de la Unión tiene la facultad para "establecer,
organizar y sostener en toda la República escuelas rurales, elementales,
superiores, secundarias y profesionales", lo mismo que la distribución
de la función educativa en los diferentes órdenes de gobierno
y los correspondientes recursos económicos (fracción XXV).
Con fundamento en la legislación reglamentaria,
o simplemente por el peso del Ejecutivo federal en el sistema político
mexicano, desde entonces hasta hace una década, el papel de las
secretarías estatales de educación fue insignificante, en
comparación con el de la SEP, en lo relativo a la definición
de las políticas educativas.
Las tendencias de los 80, llamadas igualmente federalizadoras,
pero ahora en el sentido de descentralización, culminaron con el
Acuerdo Nacional para la Modernización de la Educación Básica
y Normal (ANMEB), firmado el 18 de mayo de 1992 por el Ejecutivo federal,
los gobernadores de los 31 estados y el Sindicato Nacional de Trabajadores
de la Educación (SNTE). A partir de este acuerdo, el gobierno federal
transfirió a los estados el manejo de todas las escuelas de los
niveles prescolar, primaria y secundaria, así como las normales.
En la nueva situación, las dependencias responsables del sistema
educativo de los estados adquirieron un peso mucho mayor que en el pasado.
Sin embargo, la responsabilidad de las entidades se vio
limitada por el arreglo a que se llegó con el SNTE para conseguir
su adhesión al ANMEB, en el sentido de que dicho organismo conservaría
la titularidad del contrato colectivo de los trabajadores del sistema educativo
de todo el país. Pese a ello, la necesidad de enfrentar problemas
que antes no les correspon-dían, hizo que paulatinamente los organismos
estatales responsables de la educación buscaran tener un peso mayor
en la toma de decisiones y se sintieran cada vez más incómodos
con el monopolio decisorio que conserva la SEP, puesto que se reservó
las funciones normativas y de planeación, así como las de
evaluación y compensación. Esta tendencia es particularmente
fuerte en entidades con mayor nivel de desarrollo y, desde el acceso al
poder de Vicente Fox, en aquellas cuyos ejecutivos optan por la adopción
de posturas agresivas frente al Ejecutivo federal, como estrategias de
negociación.
El proyecto de la Ley General de Educación (LGE),
aprobado en 1993, ya contenía la idea de un cuerpo colegiado en
el que participaran los titulares de los 31 organismos estatales responsables
de la educación; tal propuesta, sin embargo, no fue aprobada, al
parecer por oposición del Partido Acción Nacional.
No hubo avances notables en el proceso de federalización
descentralizadora, sino hasta fines del periodo gubernamental de Ernesto
Zedillo: en 1999 y 2000 las inquietudes de los secretarios estatales de
educación más dinámicos presionaron para que se organizaran
reuniones de autoridades federales y estatales. Estas se caracterizaron
por dos rasgos que limitaban su alcance: sólo acudían secretarios
de educación de algunas regiones, no de todas; y, además
de los funcionarios federales, en todas participaban representantes de
la SEP en los estados, lo que disminuía la autonomía de los
secretarios estatales.
Como los subsistemas estatales seguían dependiendo
en una medida considerable de la Federación, como se ha indicado,
la SEP juzgó necesario mantener una oficina de representación
en cada estado; oficinas que han asumido funciones de autoridad y en no
pocos casos ha habido enfrentamientos con autoridades locales, que tienden
a verlas como autoridad paralela y no instancia facilitadora de la operación
del sistema.
Instalación simbólica
A partir de diciembre de 2000, a diferencia de lo que
ocurría, las reuniones entre las autoridades federales y estatales
han incluido a los secretarios de las entidades de todo el país,
y no a los representantes de la SEP en los estados.
Por su parte, en la visión que proyecta el PNE
al año 2025 se establece que, en correspondencia con un auténtico
federalismo, el sistema educativo tendrá una estructura flexible
y diversificada: un sistema integrado por los subsistemas estatales y la
"instancia federal con una estructura orgánica redefinida y de dimensiones
reducidas, (que) cumplirá un papel de coordinación altamente
provechoso para el conjunto del sistema y positivamente valorado por las
entidades" (p. 85).
En el horizonte más próximo del sexenio,
el PNE propone como una de sus primeras líneas de acción,
reorganizar la estructura del sistema educativo con el fin de transferir
íntegramente a las entidades todos los tipos, niveles y modalidades
educativos, en un nuevo esquema de corresponsabilidad. Sin embargo, las
metas son más bien modestas e inciertas. En el mismo programa sectorial
se advierte que dado que los avances dependen de la voluntad de los gobiernos
estatal y federal, así como de las instancias magisteriales, las
metas de la SEP son "elaborar, durante 2002, un esquema para fortalecer
la federalización y, a partir de 2003, iniciar la construcción
de acuerdos..." (p. 91).
En un enfoque más operativo, el programa también
se planteó como meta la constitución del CNAE para el año
anterior y para éste la reorganización de las oficinas de
representación de la SEP en los estados (p. 96). El CNAE quedó
instalado, el pasado 28 de septiembre, en la ceremonia de presentación
del PNE, aunque más bien se trató de un acto simbólico
puesto que a la fecha el organismo carece de fundamento jurídico.
En la segunda reunión de autoridades educativas,
realizada en octubre pasado, se destacó que la constitución
del CNAE implica un punto de acuerdo del poder Legislativo, el decreto
correspondiente por parte del Ejecutivo federal y la adopción de
un reglamento interno. Ni el punto de acuerdo ni el decreto se han dado.
No obstante, en el documento de acuerdos y conclusiones de esa reunión
se destaca que el CNAE funciona, "aun sin formalizar su creación,
como órgano que coadyuva a definir la política educativa,
discute problemas comunes y sus posibles soluciones, y profundizará
en el análisis de temas específicos a través de comisiones
especiales...".
En buena medida, tanto en la segunda como en la tercera
reunión de autoridades educativas, los temas apenas se han enunciado
y los avances parecen estar más en función del trabajo que
realicen las comisiones formadas por funcionarios del gobierno federal
y los secretarios de educación estatales. Por ejemplo, en la segunda
reunión acordó formar una comisión para analizar los
temas relacionados con la planeación de la educación media
superior y superior, una más para definir la conveniencia de reformar
o mantener el Acuerdo Secretarial 209 relativo a la edad de ingreso al
primer grado de la escuela primaria, y otra para el tema de la evaluación.
En la tercera y más reciente reunión se
decidió reformar el Acuerdo 209, pero también se formaron
otras comisiones: para un diagnóstico nacional de la situación
de prescolar ?seguramente para definir con mayor precisión el reto
que implicará que este nivel ahora sea obligatorio? y para dar seguimiento
al tema de la evaluación. En cambio, respecto al financiamiento
solamente se dio a conocer cómo se integró el presupuesto
para este año.
Es claro que la participación de las entidades
es clave para alcanzar los propósitos del federalismo educativo,
la definición y puesta en marcha de verdaderas políticas
nacionales; también lo es que requerirá de intenso trabajo
y que su avance será gradual. Sin embargo, no está claro
cuáles son o debieran ser las características del organismo
operativo encargado de impulsar ese trabajo y qué contenidos son
los prioritarios. Hasta ahora el CNAE no es un organismo formal y tampoco
se sabe si en él participarán solamente el titular y subsecretarios
de la SEP y los secretarios de educación de los estados, como ha
sucedido en las reuniones celebradas, o si se ampliará a otras áreas
del sector educativo. Igualmente, por lo que se conoce, no se ha formado
una agenda de temas ni se han establecido prioridades.
Interrogantes
- ¿Por qué no informa la SEP acerca de los
obstáculos que han impedido que el CNAE se constituya formal y legalmente?
- ¿Se cuenta con un reglamento del nuevo organismo
que defina sus tareas, normas de procedimiento, frecuencia de reuniones
y el carácter de los acuerdos que tome? Si es así ¿no
sería conveniente darlo a conocer a la opinión pública?
- ¿Qué planes tiene la SEP respecto a sus representaciones
federales en los estados? ¿Cómo se redefinirán sus
funciones?
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