El problema se agravará por el envejecimiento de la población, advierte un diagnóstico

La deficiente calidad del IMSS, fruto de la descapitalización y el desorden en inversión

Los gastos en el Seguro de Enfermedades y Maternidad impiden la creación de reservas

ANGELES CRUZ

El desabasto de medicamentos o la existencia sólo de los fármacos más baratos, la falta de equipo médico, la insuficiente infraestructura física y humana y, en general, la deficiente calidad en la atención que proporciona el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) tiene su origen en la descapitalización del Seguro de Enfermedades y Maternidad (SEM), así como en la desorganización del proyecto de inversiones.

Dentro de algunos años esta situación se agravará por el cambio demográfico y epidemiológico que implica el envejecimiento de la población derechohabiente y la demanda de servicios médicos y terapias cada vez más costosas, según un diagnóstico interno.

El análisis afirma que los ingresos del SEM no le permiten crear reservas porque los gastos son aproximadamente de la misma magnitud. Esta insuficiencia, dice, se debe a dos causas fundamentales: primero, el SEM absorbe más de 80 por ciento del costo de los pasivos laborales del IMSS, y segundo, el costo médico por atender a los pensionados será cada vez más relevante.

Con respecto al pasivo laboral generado por el Régimen de Jubilados y Pensionados (RJP) del Seguro Social, señala que "es un problema especial por la histórica falta de ahorro. La estrategia de no crear reservas y gastar todos los ingresos -que se dio hasta la primera parte de los años noventa- determina que el SEM debe pagar no sólo su costo de operación, sino liquidar un enorme pasivo, resultado de cinco décadas sin respaldo de ahorro", enfatiza.

Los ingresos del SEM son equivalentes a 16.2 por ciento de la masa salarial: 11.8 por ciento se destina a servicios de personal, al pago de RJP y a la provisión de ese gasto.

Aunado a lo anterior, se encuentra el aumento al doble de la población mayor de 65 años en los próximos cinco lustros. La consecuencia principal será que el costo de los servicios médicos se multiplicará varias veces, sobre todo en el rubro de medicamentos.

La atención de enfermedades crónico degenerativas, además del sida, absorbe ya 25 por ciento de los ingresos de la dependencia, lo que en un futuro próximo influirá directamente sobre el financiamiento y la demanda de servicios y prestaciones, explica el documento.

Los gastos para pensionados

En 2000, el número total de pensionados con derecho a la asistencia médica fue de 1 millón 938 mil 656 personas, de los que 65 por ciento eran mayores de 60 años. De acuerdo con las expectativas institucionales, para 2030 los pensionados sumarán 5 millones 843 mil 490 individuos, lo que equivaldrá a 33.52 por ciento de los asegurados. Más de tres cuartas partes serán pensionados de la tercera edad.

La institución dispone de estudios que indican una tendencia creciente en el ramo de gastos médicos para pensionados. Entre 1999 y 2000 el incremento fue de 5.24 por ciento, mientras datos de una encuesta reciente señalan que si bien la población jubilada y pensionada representa menos de 10 por ciento de los derechohabientes, la atención médica a estos pacientes corresponde a 20 por ciento del uso de los servicios.

De ahí que el año pasado, dentro del Programa de Administración de Disponibilidades y Creación de Reservas se asignaran 222 millones de pesos para este concepto. Sin embargo, se admite en el documento, esta cifra es marginal frente a la problemática que sugiere el crecimiento de la demanda.

En total los gastos del SEM en 2000 ascendieron a 9 mil 688 millones de pesos, lo cual representó un aumento de 4.80 por ciento con respecto al año anterior. A largo plazo, el IMSS prevé que la prima de gasto pasará de 1.61 por ciento, en 2001, a 5.76 en 2010, y la prima promedio en el periodo de cien años es de 5.12 por ciento.

Por eso, señala, "es claro que la prima de financiamiento es insuficiente aun en los primeros años de la década". Las reservas para la atención médica de los adultos mayores se ubicaron el año pasado en 228 millones de pesos, mientras las necesidades fueron del orden de mil 269 millones 185 mil pesos. Para alcanzar el nivel de reservas necesarias en este ramo en 15 años, con una tasa anual promedio de 5 por ciento, se tendrían que incrementar los recursos en 79 mil 200 millones de pesos anuales, se explica en el diagnóstico.

El IMSS enfrentará a corto plazo otros retos cuya superación está estrechamente relacionada con la buena marcha de la economía nacional y el mercado laboral, principales fuentes de financiamiento.

Ubica entre sus próximos desafíos el cambio en la composición familiar y, sobre todo, en el papel de la mujer trabajadora como líder de hogar, que llegará a niveles únicos en la historia. Además, la presión demográfica y la migración transformarán la capacidad de comunicación y apoyo mutuo en las redes familiares.

Todo ello incidirá en las prestaciones que otorga el Seguro Social, principalmente la atención médica. La informalidad en el mercado de trabajo, dice, se perfila como un problema mayor, porque genera bajos ingresos y eleva los costos para la población que cotiza regularmente.

El trabajador que actúa en la economía informal tiende a acudir al IMSS cuando está enfermo, con relativamente pocas semanas de cotización. A largo plazo, menciona, la informalidad eleva el costo de las pensiones al contar con un mayor número de pensiones mínimas.

Por otro lado, plantea como problemática la ampliación de su cobertura, que de no darse poco valdrían los demás esfuerzos para mejorar los servicios y la promoción del ahorro entre los asegurados. El año pasado el IMSS registró que 39.8 millones de personas formaban la población económicamente activa (PEA), de las cuales apenas 17.4 millones estaban adscritas a la seguridad social, mientras 22.4 millones estaban fuera.

De hecho, señala, actualmente existen unos 10 millones de trabajadores en riesgo de llegar a 2025 sin derecho a pensión y a seguro médico. El objetivo, entonces, a corto y mediano plazos, es lograr cubrir a la mayor parte de los mexicanos con los servicios del Seguro Social.

Para el IMSS la resolución de ésta y otras problemáticas forma parte de su razón de ser, por tratarse de la principal herramienta del gobierno federal para proveer a las familias de estabilidad económica ante su separación de la fuerza de trabajo por retiro o discapacidad, para enfrentar demandas de salud y para facilitar el trabajo de la madre cuando sus hijos son pequeños.

No obstante, primero tendrá que resolver sus deficiencias actuales, como la que desde hace años se arrastra en el programa de inversiones. El diagnóstico del IMSS apunta que hasta la primera parte de los años noventa utilizó los recursos de dicha estrategia para financiar el RJP, lo que estuvo ligado a la ejecución directa de los proyectos.

Desafortunadamente, indica, la ejecución del programa de inversiones físicas ha estado sujeta a retrasos importantes, elevación de costos, errores en la medición general de los proyectos y a que no se ha incorporado el costo de capital a las inversiones físicas.

De hecho todavía existen casos de inversiones que se iniciaron en la década de los setenta y que no han sido concluidas. Además no existe definición sobre el destino de las mismas.

El programa está en continua crisis por errores de ejecución, al igual que en otros sistemas públicos del mundo. En los dos años anteriores se han dado algunos avances en esta materia con la adopción de proyectos integrales. El diagnóstico considera, sin embargo, que todavía es factible profundizar en una estrategia de transferencia de riesgo del instituto a terceros, para avanzar en la solución de estos problemas.