Desde diciembre estaban preparando la excarcelación
Indecisión y doble discurso oficiales en el
caso Gallardo
ONG atribuye a Santiago Creel el retraso en la salida
Barajaron negociadores ocho propuestas de solución
VICTOR BALLINAS Y ALONSO URRUTIA
La liberación del general José Francisco
Gallardo Rodríguez se estaba preparando desde diciembre pasado,
pero la indecisión del secretario de Gobernación, Santiago
Creel Miranda, retrasó la salida. Doce días antes de la audiencia
en la que el gobierno mexicano debía comparecer ante la Corte Interamericana
de Derechos Humanos, el Poder Ejecutivo cedió.
En la mesa de negociaciones había ocho propuestas
-basadas en el Código de Justicia Militar y el Código Federal
de Procedimientos Penales- para liberar a Gallardo, entre ellas la de la
Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de Derechos Humanos
(CMDPDH), que pugnaba por reducir la pena y lograr la excarcelación.
-¿Ustedes me aseguran que el general aceptará
la reducción de la condena? -planteó el responsable de la
negociación por parte de la Secretaría de Gobernación,
Ricardo Sepúlveda.
-¿Usted me asegura que aceptan la reducción
de la condena y lo dejan libre? -respondió la CMDPDH.
Era
la víspera de las fiestas navideñas. Gobernación mediaba
entre la Defensa Nacional y la organización. Ya entonces, los esfuerzos
de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) habían fracasado.
En noviembre, una reunión de la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos -efectuada en Washington- concluyó
con un ultimátum al gobierno de Vicente Fox: o liberan a Gallardo
o el caso pasa ya al brazo judicial de la Organización de Estados
Americanos, la Corte Interamericana, cuyas resoluciones son inatacables.
Durante la audiencia, la subsecretaria de Relaciones Exteriores
para Derechos Humanos de México, Mariclaire Acosta, acusaba: "El
Ejército no quiere que se le deje en libertad al general Gallardo".
Su postura contaba con el respaldo, entre otros, del propio Santiago Creel.
Días después se fijó el plazo de
la audiencia en San José de Costa Rica, sede de la Corte Interamericana,
y con ello se precipitaron las negociaciones que cambiaron de interlocutor.
La mediación correría a cargo de Gobernación.
Adriana Carmona, directora de Defensa de la CMPDDH, sostiene:
"Había un doble discurso en el gobierno que desconcertaba. En las
reuniones privadas con Sepúlveda encontramos mucho interés
y mejor disposición que en la cancillería, pero los avances
que teníamos se opacaban cuando los secretarios Creel o Castañeda
planteaban públicamente la postura".
La posición del secretario de Gobernación
oscilaba entre instar a Gallardo a acudir a la justicia civil ?en la que
el general había ganado 37 amparos, sin que fueran respetados? y
poner en duda la jurisdicción de la Corte Interamericana. Para Creel,
el gobierno no estaba plenamente seguro de que en el caso Gallardo procediera,
pues ocurrió antes de que México ratificara su jurisdicción.
Sedena aún sostiene que es culpable
Sin embargo, en las negociaciones Gobernación pugnaba
por liberar a Gallardo "dentro del marco jurídico mexicano". En
el fondo lo que se buscaba era mediar para que el Ejército aceptara
su liberación, sin que ello implicara admitir que se había
procesado al militar de forma ilegal, pues hasta ahora, incluso tras su
liberación, sostiene que es culpable.
La postura del general era aceptar su liberación
siempre y cuando no implicara reconocer responsabilidad alguna en los delitos
que se le imputaban. La negociación se agilizó entre Gobernación,
Defensa y la CMPDDH. En la mesa se barajaron ocho posibilidades, entre
ellas el reconocimiento de inocencia, el indulto y la reducción
de la condena.
El reconocimiento de inocencia nunca lo aceptó
la Defensa Nacional. El indulto no era viable porque implicaba una solicitud
de Gallardo al Presidente y la aceptación implícita de su
responsabilidad.
Explica la comisión pro derechos humanos: "Nos
fuimos por la única vía que consensuara las posturas encontradas,
y era la reducción de la pena. Esto ocurrió en un contexto
político y legal en el que dejaba a salvo el derecho del general
Gallardo para impugnar las condenas. Además, no se reconocía
que la Sedena hubiera actuado de manera ilegal.
"Esto fue lo último, ante un panorama político
en el que Sepúlveda nos confesó que no había sido
fácil la negociación con la Sedena y que Gobernación
entró a petición de Fox, en virtud de que las relaciones
entre la Sedena y la cancillería no dieron los resultados esperados.
"En el último trecho, ya para liberar al general,
Gobernación y la SRE optaron por excluirnos y cerrar la negociación
con el general Gallardo. Nosotros nos enteramos a las 15 horas; Gallardo
y después su familia nos informaron que habría una reunión
a las 18 horas en el penal y nos invitaron.
"Todavía dudábamos de que lo iban a dejar
en libertad. Pensábamos que en todo caso iba a ser una certificación
del estado carcelario, porque recientemente se le había cambiado
de penal. Horas después lo liberaron."