ASTILLERO
Julio Hernández López
NADA DE CONTINUAR a la sombra de la Morenita: la canonización de Juan Diego no se hará en la pejelagartizada Basílica de Guadalupe, sino en los terrenos de la nueva estrella del firmamento católico mexicano, por allá del estado de México, ya sea en el presuntamente natal Cuautitlán, en el Ecatepec de las frivolidades de Onésimo o en el machetero Texcoco de los Atenco.
SI EL CASADO casa quiere, el nuevo santo su propio santuario necesita. Por ello el Vaticano, milenariamente sabio, ha decidido que la elevación a los altares del testigo del milagro del Tepeyac se realice en una demarcación que le sea propia, y no una en la que sea actor secundario. Primerísimo anfitrión podría ser, pues, Carlos Aguiar Retes, el obispo de Texcoco que, meses atrás, respondió así a preguntas de El Universal sobre el conflicto de San Salvador Atenco:
"-ƑConsidera ofensivo de parte del gobierno federal pagarles tan baratos los terrenos en la expropiación? ƑA siete pesos el metro cuadrado?
-Es que esos terrenos se estaban vendiendo por debajo de esos siete pesos."
CON EL TITULO de secretario general de la Conferencia Episcopal Latinoamericana, Aguiar Retes resultaría políticamente menos incómodo para los fastos papales venideros que el obispo Onésimo Cepeda, quien se dedica apasionadamente al tejido de relaciones políticas de elite -antes Labastida, ahora Fox-, ya en los campos de golf en los que siempre tiene acompañantes de lujo, ya en fiestas y reuniones abundantes en viandas y bebidas carísimas, ya en la Plaza de Toros México a la que dominicalmente asiste como cronista para publicar en medios impresos y hacer comentarios al aire en el noticiero radiofónico de Jacobo Zabludovsky. Probable es, pues, que el obispo anfitrión sea, más congruentemente, Manuel Samaniego Barriga, del Cuautitlán, de donde habría sido oriundo el indígena cuya existencia histórica es negada por especialistas laicos y religiosos.
EL MAS CONTENTO de todos será, sin embargo, el más humilde de los monaguillos del poder mexiquense, Arturo Montiel. El hombre del heroico hablar (tres haches) tendrá oportunidad de buscar en junio alguna depuración por ósmosis y, en estos días, de diluir las acusaciones que contra él y otras dos especies similares ha lanzado el arcángel Madrazo (los otros dos acusados son el colimense Fernando Moreno Peña y el duranguense Angel Sergio Guerrero Mier).
SEGUN EL IMPOLUTO tabasqueño, hay varios gobernadores, como los tres mencionados, que están apoyando abiertamente a Beatriz Paredes. De ser cierta la versión del mártir del Grijalva -Roberto, no Andrés Manuel, a pesar de que éste también anda viendo conspiraciones contra su segundo piso vial-, se estaría en presencia de un repunte del paredismo gracias a lo que eufemísticamente es llamado en el PRI "la estructura". Aparte de los tres denunciados, es sabido que mandatarios de estados con alta nómina electoral, como Veracruz (del alemanismo que en represión de movimientos sociales es casi neonazi), o Tamaulipas (del cártel de Yarrington-García Puebla), están apoyando abiertamente a la diputada federal tlaxcalteca. En Jalisco, incluso, Paredes ha logrado ser recibida por el grupo que ha dominado durante décadas la Universidad de Guadalajara, con lo que podría estar en vías de ruptura la relación que había sostenido esa corriente con el PRD. En el Distrito Federal, digan lo que digan formalmente las autoridades, también persiste la tentación de echar a caminar la maquinaria lopezobradorista en contra de Madrazo, es decir, a favor de Paredes. Ese escenario llevaría casi fatalmente al ex gobernador de Tabasco a la escisión. En ese camino discursivo está ya instalado, preparando la descalificación del proceso para luego tratar de construir el partido de la Patria Nueva, o del México Nuevo, con la base social magisterial gordillista y el registro como asociación política nacional de la fundación Carlos A. Madrazo.
APARICIONES SIN ROSAS al por mayor ni venerables efigies virginales son las que están sucediendo en las fuerzas armadas mexicanas. La liberación mañosa del general José Francisco Gallardo ha sido el más reciente de los manotazos dados desde Los Pinos contra el avispero verde olivo. Recuérdese que el proceso de selección del nuevo secretario de la Defensa Nacional fue tan mal manejado que provocó resentimientos en grupos que han controlado con fuerza la estructura castrense. Luego, hubo desdén y ofensas del presidente electo al Estado Mayor Presidencial, a cuyos cuidados colosistamente en entredicho no quería someterse. El retiro sin gloria de Chiapas fue otro de los puntos de fuerte molestia en los medios militares. Más delante, las indagaciones concertadas con la CNDH y la posterior creación de la fiscalía especial contra la guerra sucia. Y el más reciente enojo a causa de la cancelación del requisito de tener cartilla liberada del Servicio Militar Nacional para conseguir pasaporte. Los tumbos del presidente Fox, y la proclividad estadunidense de éste y de su canciller, hacen escuchar en algunos ámbitos cuartelarios la defensa de ese concepto que en el ámbito civil dejó totalmente desgastado el imperio septuagenario del priísmo: el nacionalismo revolucionario.
AHORA, EL PRESIDENTE, por salvar su imagen, para evitar que su figura fuera colocada en el paredón de la Corte Internacional de los Derechos Humanos, ha vuelto a hacer quedar mal a los segmentos duros del Ejército. Ya podrá asomarse a cuanta ceremonia quiera y pronunciar los discursos que le plazcan (sea en marchas de la lealtad o en días de la Marina, la Fuerza Aérea o el soldado desconocido), lo cierto es que, sin proyecto político, con apoyo social decreciente, movido sólo por la desesperación de cuidar lo que le quede de buena figura política, el Presidente sigue pegándole peligrosamente de manotazos a una colectividad explosiva. Es de desearse que a ningún analista de la CIA se le ocurra sugerir en México revuelos y revueltas como las provocadas en Venezuela. Y no porque el perfil del actual Presidente les sea desagradable a los vecinos vigilantes de su traspatio de larga frontera cruzable por terroristas -al contrario, nunca habían tenido en México un personaje tan colaboracionista-, sino por la incorregible ineficacia que, finalmente, está comenzando a atentar contra sus imperiales intereses.
YA PARA CERRAR esta entrega: Fox y los funcionarios panistas juraron cumplir un código de ética mediáticamente muy cacareado. La pregunta de hoy (léala toda con voz grave y profunda): Ƒserá necesario hacer ceremonias especiales para prometer lo que es obligación implícita? Los que estén por el sí, llamen a los Amigos de Fox; los que estén por el no, dejen de andar repitiendo ese dicho de que "dime de qué presumes y te diré de qué careces"... Y, ahora sí, hasta mañana, en otra aparición de este indígena tecleador que, este sábado, no encontró nada rescatable en el programa radiofónico de Fox, y no por culpa de Angeles Mastretta, la invitada de esta ocasión que evitó que la emisión fuese somnífera, con tanto autoincienso del Presidente y, en esta ocasión, la ayuda estelar laudatoria del gobernador de Sinaloa, Juan S. Millán.
Fax: 55 45 04 73 [email protected]