Adolfo Pérez Esquivel
La realidad argentina: reflexiones y propuestas
Buenos Aires, 16 de febrero de 2002.
Señor Presidente de la nación
Doctor Eduardo Duhalde
Reciba el fraterno saludo de paz y bien. A través
de esta carta abierta le envío algunas reflexiones y propuestas
sobre la realidad que vive el pueblo argentino.
El
país ha entrado en una situación de incertidumbre total que
pone en peligro su integridad. En los últimos años, la falta
de políticas coherentes de los gobiernos constitucionales, como
durante la pasada dictadura militar, el sometimiento a los grandes intereses
financieros, a las políticas impuestas por el Fondo Monetario Internacional,
nos han llevado al vaciamiento económico, a la destrucción
de la capacidad productiva del país y a la pérdida de los
valores éticos y espirituales que hacen a la vida y a la identidad
del pueblo.
Lamentablemente muchos ciudadanos vivimos la falta de
credibilidad en las instituciones del Estado por el mal manejo de los recursos
y sus políticas erráticas, el desprestigio de las dirigencias
políticas y el mal funcionamiento del Poder Judicial, salvo raras
excepciones de aquellos que cumplen con el mandato encomendado por el pueblo.
Señor Presidente, usted asumió la responsabilidad
de conducir a la nación en una situación conflictiva y con
graves problemas a resolver. Debemos reconocer que es un gran gesto de
coraje y servicio a la patria, aceptar y asumir los desafíos del
momento y preparar los caminos y las bases necesarias para la normalización
del país.
Duele en el corazón y el espíritu ver cómo
muchos hombres y mujeres se van del país desesperanzados y frustrados
por el permanente engaño y deterioro que sufren; lo hacen con dolor.
El país está viviendo un éxodo de jóvenes,
cansados de no encontrar alternativas y posibilidades de vida en el país
y de quienes, con la promesa del futuro, les han robado el presente e hipotecado
el futuro y la esperanza.
Es necesario recuperar el espíritu de lucha y resistencia
social y asumir los desafíos de reconstruir el país. Cientos,
miles de organizaciones sociales en todo el país, tienen trabajos
concretos y posibilidades de aportar nuevas alternativas. Las asambleas
del pueblo constituidas en los barrios son una clara muestra del interés
y preocupación del pueblo; saben lo que no quieren y buscan construir
nuevos espacios de participación democrática. Son los signos
de esperanza.
Por otra parte, debemos hacer un análisis profundo
de cómo se llegó a la actual situación. En un país
potencialmente rico, con una gran capacidad productiva y de desarrollo,
que había desterrado el analfabetismo y alcanzado un buen nivel
en la salud y en la educación, ¿qué pasó para
caer en la actual situación y llegar a ser un país pobre
y quebrado económica y anímicamente, con un aumento incesante
de desocupados, de pobres, de niños y niñas que mueren de
hambre y de enfermedades evitables? Cuando todo esto sucede los gobiernos
criminalizan las protestas sociales en lugar de buscar solución
a los problemas. No es con la represión como se resolverá
esta profunda crisis social, económica, política.
Es necesario enfrentar los grandes problemas que nos afectan:
el pago de la deuda externa, ilegítima, inmoral e injusta, es una
forma de condicionamiento e imposición política y económica
del FMI al país.
Estamos frente al peligro de que el gobierno que usted
preside termine dolarizando la economía, si no logra controlar la
crisis y equilibrar la situación financiera. Bien sabe que hay sectores
que presionan para dolarizar la economía. Empeño que el ex
presidente Menem pone para imponer la recolonización del país,
bajo la órbita de Estados Unidos y la pérdida definitiva
de la soberanía nacional.
Mientras tanto, se debería suspender todo pago
de intereses y generar un "fondo para el desarrollo del país" con
atención de los derechos básicos de la población y
la generación de fuentes de trabajo. Sin embargo, el gobierno continúa
pagando los servicios de la deuda, por sobre la social que el Estado tiene
con el pueblo, que debe soportar un alto costo humano en todos los sectores,
en particular entre los más empobrecidos y necesitados.
Otro grave problema es la política de derechos
humanos, la impunidad jurídica, los problemas no resueltos y pendientes,
la decisión del gobierno de no conceder la extradición de
criminales reclamados por otros países, y continuar con la impunidad
en el país. Los organismos de derechos humanos y muchos sectores
sociales y políticos reclamamos la nulidad de las leyes de impunidad,
para que sean juzgados en el país. Sin embargo, hasta el presente
no se ha logrado.
Es necesario pensar en el rol de las fuerzas armadas,
hoy condicionadas nuevamente a asumir la remilitarización del país
y el continente, bajo el mando impuesto por Estados Unidos, que plantea
las hipótesis de conflictos considerando al pueblo como enemigo.
Es la misma doctrina de seguridad nacional que hoy ha cambiado de máscara.
El entrenamiento de tropas latinoamericanas bajo el mando de fuerzas de
Estados Unidos para el Plan Colombia tiene consecuencias graves
para la región.
Es necesario recuperar a las fuerzas armadas como parte
integral del pueblo, pero nunca como instrumentos de represión contra
el mismo. Bien se sabe que sobre la impunidad es imposible construir una
democracia.
Es necesario garantizar y fortalecer los acuerdos de paz
entre los pueblos, para impedir que se genere un nuevo Vietnam en América
Latina.
El pueblo ha dejado de ser espectador frente a los males
que sufre. Reacciona con dolor y bronca ante el deterioro del Estado y
la situación económica y moral, como el corralito,
mientras la mafia financiera retira del país grandes recursos económicos
con total impunidad. Es la pesada herencia que han dejado los gobiernos
de Carlos Menem y Fernando de la Rúa. No es justo que nuevamente
el pueblo tenga que cargar con el peso de quienes, incompetentes y corruptos,
han saqueado el país.
El pueblo se viene manifestando en todos los sectores
sociales; se ha asumido como protagonista y ha dejado de ser agente pasivo.
Se ha transformado en gestor de su propia vida y constructor de su propia
historia. Sus reacciones en todo el país son de diversas formas
y culminan en las grandes manifestaciones populares de los cacerolazos,
los piqueteros, las movilizaciones de los jubilados, sindicatos,
organismos de derechos humanos, entre otros sectores afectados por el deterioro
social.
Hasta ahora señor Presidente, debo decirle que
las medidas tomadas por el gobierno son más de lo mismo. Paliativos,
medidas de contención y no de fondo. No se ha investigado a los
responsables de "terrorismo económico", de haber vaciado los recursos
del país y destruido su capacidad productiva. Es cierto que dos
jueces han iniciado actuaciones, pero el gobierno sabe quiénes son
los responsables de llevar al país a la quiebra; no puede ignorarlo,
y debe tomar medidas de prevención y sanción.
Un hecho muy preocupante es la política exterior
del régimen argentino, signada por el sometimiento y los condicionamientos
que imponen el gobierno de Estados Unidos, el FMI y el Banco Mundial. El
ministro de Relaciones Exteriores, Carlos Ruckauf, en una actitud de falta
de dignidad y valores éticos, ha manifestado, después de
su visita a Washington, que acepta las presiones del gobierno de Washington
para condenar ante la Comisión de los Derechos Humanos de la ONU,
en Ginebra, al gobierno de Cuba, sobre supuestas violaciones a los derechos
humanos. Ese servilismo fue utilizado con otros países que han claudicado
para obtener créditos del FMI.
La dignidad no se vende, no tiene precio en el mercado,
y menos aún someterse al vasallaje.
Este sistema neoliberal a todo le pone precio y valor
a nada. Precio y valor no son lo mismo. Los valores de la libertad, la
dignidad humana y soberanía del pueblo no se cotizan en la bolsa
de valores.
Antes hablaba el canciller del gobierno de Menem, de "relaciones
carnales" con Estados Unidos .¿Cuándo vamos a poder escuchar
hablar de la independencia y autonomía del país, de la integración
de los pueblos de nuestra América, de relaciones justas y equitativas
con todos los países?
Señor Presidente, hoy tiene la posibilidad de aportar
al país una nueva esperanza basada en situaciones concretas. Sabemos
que hay sectores que quieren desestabilizar al gobierno. Hay rumores y
situaciones poco claras, pero hay que enfrentarlos con el pueblo y para
ello es necesario hablarles y decirles la verdad. Tendrá el apoyo
de todos aquellos que queremos un país libre y soberano. Perón
lo dijo hace muchos años. "El año 2000 nos encontrará
unidos o dominados", esa es la elección. Luchar por un país
libre y soberano y para eso se necesitan coraje y decisiones claras.
La palabra crisis viene de crecimiento, con todo lo negativo
y todo lo positivo que tiene. Es un gran desafío y la conciencia
colectiva del pueblo está cambiando, dolorosamente, pero transformando.
Hay muchos signos de esperanza y protagonismo social.
Tenemos conciencia de que el camino no es fácil,
que está plagado de dificultades ya que han dejado el campo minado.
Sólo me resta recordarle la rebelión de los estudiantes en
París, en mayo del 68, que de-cían: "La imaginación
al poder" y algo muy importante a tener en cuenta. "Seamos realistas, pidamos
lo imposible". En nuestra situación concreta lo que parece imposible,
si nos unimos, es posible.
Le reitero el fraterno saludo de paz y bien y le deseo
lo mejor en esta "patriada" que asumió de servir al pueblo y ayudar
a salir de la grave situación en que nos han sumergido.
Lo peor que podemos hacer en la vida, es pasar con las
manos vacías; tratemos de pasar por la vida con las manos llenas
de solidaridad y esperanza.
Adolfo Pérez Esquivel
Premio Nobel de la paz