ASTILLERO
Julio Hernández López
EL SECRETARIO DE la Defensa Nacional, Gerardo Clemente
Vega García, pronunció ayer, ante el Presidente de la República,
las dos argentinas palabras clave: "obediencia debida" (esta columna, deseosa
de contar con poses de intelectualidad, incluirá ?gratis? en esta
entrega, una nota final para explicar el motivo que le llevó a usar
el adjetivo "argentinas". Se ruega a los conscriptos asignados a los batallones
del Astillero mantener la disciplina y leer el agregado en orden, hasta
el final, sin saltarse el cuerpo de la sección. Y, ahora sí,
para continuar leyendo: ¡Descansen!, ¡ya!).
LA FUERZA ARMADA, había precisado el general secretario,
"no es autónoma ni escoge las misiones que tiene que cumplir", sino
que a partir de la conjunción del carácter del presidente
de la República como máximo jefe militar, y del mandato del
artículo 39 constitucional, actúa con base en "dos valores
fundamentales que hacen posible el cumplimiento de la legalidad: uno es
la disciplina, otro es la obediencia debida al comandante supremo".
ESA OBEDIENCIA, AGREGARIA Vega García, "es una
derivación directa de la disciplina. Esta materia es vital y sustantiva
para una fuerza armada. La misma historia registra cómo este Ejército,
de suyo constitucional, siempre cumplió con lo que se le ordenó
como razón de Estado. Registra cómo cada gobierno hubo de
encarar sus propias encrucijadas y ahí estuvo el Ejército
para asumirlas como propias (...) Así estamos educados, así
somos formados en unidades y escuelas militares: la elección es
cero".
OBEDIENCIA DEBIDA, RAZON de Estado, encrucijadas, elección
cero. Y, en ese mismo discurso pronunciado por el general poblano que cumplirá
62 años el próximo 28 de marzo, la clasificación:
"estos soldados de tez morena no provienen de elites ni de privilegios";
la petición: "por todo ello, el soldado merece atención y
dignidad"; el enigma: "Ser soldado, les ruego entenderlo ?Astillero se
devana el seso: ¿a quién estaría rogando el general
secretario que entendieran: a los militares allí presentes o a las
H. autoridades civiles también comparecientes??, no es privilegio
ni canonjía, sino de veras un grado y un honor; no es patente de
impunidad o desbordamiento, sino sujeción muy estricta a duras pruebas,
comportamientos y exigencias"; y la ¿advertencia?: "Somos un Ejército
con una historia muy difícil de destruir, signada de cicatrices,
pero con una trayectoria confiable, repito, con una trayectoria confiable".
Y OTRO PARRAFO para ser repetido (repito: repetido): "Su
elección democrática, como presidente de la República,
no permite en nosotros cuestionar nada, y nos motiva a cumplir con lealtad,
como lo hemos hecho siempre, muy a pesar de que los vientos soplen cada
día más fuertes, buscando desaparecer la tarea y hechos de
los hombres y mujeres que nos antecedieron en este Ejército, y que
dieron de sí lo mejor de sus vidas".
ALLI MISMO, EN el campo militar 37-C, ubicado en San Miguel
de los Jagüeyes, estado de México, el presidente Fox contestó
con una pieza oratoria llena de lugares comunes, ensalzamientos y avisos
de ocasión, de la que destacó un párrafo: "Fieles
observadores de la legalidad, (los militares) han aceptado y apoyado históricamente
aquellas decisiones de las autoridades civiles", dijo, sin explicar cuáles
eran "aquellas decisiones" y sin tener, tampoco, contexto discursivo que
ayudara a precisarlas.
UN ANALISTA DE contenidos diría que fue una frase
dubitativa metida intencionalmente para hacer como que se decía
algo que no se quería decir. "Por ello ?continuó? no podremos
ni debemos adoptar interpretaciones unilaterales de los episodios históricos
a los que se ha vinculado a nuestro Ejército, formado en la subordinación
a las decisiones de las instancias civiles". (Este subteniente de la tecla
se declara discapacitado para entender tan codificada frase: ¿Cuáles
son los "episodios históricos" a los que se ha vinculado a nuestro
Ejército? ¿Acaso son innombrables, imprecisables? ¿Se
ha "vinculado" al Ejército?) Y otra frase igualmente temblorosa,
volátil en el juego de hacer como que se dice para luego negar ante
unos y afirmar ante otros: "El presidente de la República y todo
el pueblo de México saben perfectamente que erigir este país
le ha costado tanto al Ejército como al resto de la sociedad". Filosofía
chimoltrufia. Verdades obvias convertidas en presuntos guiños polivalentes.
Sí dijo, pero no dijo. Como dice una cosa, dice la otra.
MIENTRAS TANTO, SANTIAGO CREEL anunciaba que en unas dos
semanas estarán a disposición del público los archivos
de la inteligencia civil mexicana (actualmente en poder del Cisen) relacionados
con el 68. Izquierdizado luego de asistir a un acto religioso de despedida
mortuoria de Ramón Danzós Palomino, Creel aseguró
que en el Archivo General de la Nación estarán ahora "todos
esos episodios que han estado ocultos (...) los mexicanos van a poder consultar
este suceso (el 68) y los muchos episodios de la gente que luchó
por el México de las libertades". Y también le dio su repaso
a las versiones unilaterales y a las vinculaciones inexplicadas: es necesario
rescribir la historia, "sobre todo la oficial, donde no salen estos movimientos,
porque ellos son los que han construido el México nuevo, el México
de las verdades".
YA NO TIENE ánimos este verde columnista ?por inmaduro,
no por castrense? para seguir avanzando en esos laberintos de declaraciones
encontradas. ¿Cuál es el México de las verdades y
las libertades? ¿Cuál entonces el de las mentiras y las opresiones?
¿Se pueden atender, con tales angustias históricas, las promesas
ebrardianas de mano dura contra la delincuencia, y de una Gestapo alimentada
a base de tortas de tamal? ¿Es posible derramar lágrimas
ante las profecías de Nostradamus Derbez, quien augura que los próximos
dos o tres meses del año serán los más difíciles
entre los difíciles? Por fortuna, en medio de estas preguntas desgarradoras
ha tocado el clarín llamando a retiro. ¡Uf!, hasta mañana.
(A CONTINUACION, LA prometida anotación de pretensiones
intelectualoides: el uso del término "argentinas" no se refiere
a la república sudamericana de graves padecimientos actuales, ni
a los procesos de enjuiciamiento seguidos allá, en el pasado, contra
militares responsables de la guerra sucia, quienes encontraron salvación
en las leyes llamadas de Obediencia Debida y de Punto Final. Nada de eso,
el adjetivo en mención ?argentino, o argénteo? se refiere
en su sentido figurado a lo que suena como la plata. Por ello ha creído
válido este escribiente decir que, al hablar de "obediencia debida",
el titular de la Sedena habló con "argentinas palabras clave".)