Se confirma el problema en la sierra Juárez, de Oaxaca, advierte el investigador
Respuesta contradictoria del gobierno ante la contaminación transgénica de maíz: Chapela
Sagarpa no hizo caso, afirma el especialista de la Universidad de Berkeley, California
ANGELICA ENCISO L.
Ante las evidencias de ''contaminación'' transgénica en cultivos de maíz en la sierra Juárez, de Oaxaca, el gobierno ha dado una respuesta contradictoria. La Secretaría de Agricultura (Sagarpa) niega el hecho y la de Medio Ambiente (Semarnat) busca verificar la existencia del problema, sostuvo Ignacio Chapela, investigador de la Universidad de Berkeley.
El especialista -quien descubrió el caso y lo dio a conocer el año pasado- señaló que México cumple una ''función dual'', ha sido un ''tubo de ensayo'' y además el reservorio de la diversidad del maíz, por lo que es importante que se atienda el problema. Agregó que al país llega el ''desecho comercial de transgénicos'', porque Europa no los acepta.
En tanto, Elena Alvarez Buylla, del laboratorio de Genética Molecular del Instituto de Ecología de la UNAM, explicó que los estudios para verificar la presencia de maíz transgénico en Oaxaca -que también realiza el Centro de Investigaciones Avanzadas de Irapuato- tienen resultados que apuntan a corroborar el hecho.
Se prevé que los resultados sean dados a conocer por el Instituto Nacional de Ecología (INE), organismo desconcentrado de la Semarnat.
En conferencia de prensa, Ignacio Chapela explicó que publicó los resultados de su investigación en noviembre pasado, en la revista científica Nature, pero en cuanto confirmó la ''contaminación'', a principios de año, informó a las autoridades mexicanas.
''Agricultura no hizo caso del problema, mientras que el INE y la Comisión Nacional de la Biodiversidad dieron una respuesta responsable y lo primero que hicieron fue cuestionar mis resultados para verificar el hecho'', detalló.
La Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados (Cibiogem), instancia gubernamental responsable de atender el problema, no ha tomado la iniciativa en el tema y hasta el momento no ha convocado a ninguna reunión para tratarlo, señaló por su parte Alvarez Buylla.
Chapela explicó a su vez que el trabajo de investigación que hizo para ubicar la presencia de maíz modificado genéticamente en Oaxaca fue el equivalente, en nivel genético, ''a tomar una fotografía''. Encontramos, dijo, un DNA que sólo podría estar ahí por la incorporación de maíces a los que se les introdujo material genético de otras especies.
Precisó que las manipulaciones transgénicas permiten la incorporación a un grano de un gen que contiene cualquier otro organismo que puede ser hongo o bacteria. ''En los maíces que la gente estaba cultivando en Oaxaca se encontró un DNA ajeno a esos granos. Hubo entrecruzamiento, porque el material genético se trasladó del cultivo comercial a variedades criollas'', agregó.
Explicó que mantiene un trabajo de 15 años con la Unión de Comunidades Indígenas, Zapotecas y Chinantecas (Uzachi) en la sierra de Oaxaca, a la cual ha apoyado con capacitación técnica para el manejo de microbios, mediante un laboratorio con capacidad para analizar el material genético, y también se empezó a discutir la necesidad de tener un sistema de monitoreo y de detección de los transgénicos para que los campesinos pudieran tener capacidad de ubicarlos.
Aseguró que este hecho ''no es un problema local de la sierra de Oaxaca, sino que es global, porque la industria biotecnológica que desarrolla los transgénicos llevaba años diciendo a las agencias gubernamentales que estos productos estaban bajo control, que no había ningún problema y que incluso, si lo hubiera, se podría mantener bajo control y no se movería. Lo repetían como un dogma de fe. Los resultados demostraron que esto no era cierto''.
No hay control en la liberación al medio ambiente de los transgénicos, sobre todo en productos que son de polinización cruzada, cuyos genes se mueven por el aire, como es el caso del maíz. Recordó que a México entran al año entre 5 y 6 millones de toneladas de maíz de Estados Unidos -el principal productor de transgénicos-, de las cuales 30 o 40 por ciento son de maíz modificado genéticamente. ''No viene etiquetado ni separado del tradicional, viene revuelto y una vez que entra al país es difícil darle seguimiento y saber a dónde va a llegar'', advirtió.
Frente al potencial riesgo que podía enfrentar la diversidad de maíz criollo, el gobierno mexicano decretó desde 1998 una moratoria de facto que no tiene fundamento legal, para evitar que el maíz modificado genéticamente se plantara. ''Es una política contradictoria. Por un lado, se prohíbe que se siembre y por otro está totalmente abierta la importación de maíz'', señaló.
Además, la distribución de granos para consumo se da por conducto de las tiendas de Diconsa, las cuales están en los lugares más remotos del país.
Por su parte, Elena Alvarez Buylla dijo que las líneas comerciales de maíz transgénico, que se presume están en Oaxaca, incluyen el gen BT, el cual se generó para bacterias que hay en Estados Unidos y no existen en México. ''Esto no da justificación a la existencia de este material transgénico en el país, puesto que no tiene ninguna utilidad.'' Agregó que los maíces transgénicos que probablemente se localicen en Oaxaca, son el BT y el resistente a herbicidas. El primero tiene resistencia a plagas y en México podría pasar al pariente silvestre del maíz, el teocintle, mientras que el segundo puede volver maleza a los teocintles, lo cual sería difícil de manejar.