REPORTAJE
Promotores, directores, cantantes y expertos predicen
etapa de auge
A casi dos siglos de vaivenes, la ópera en México
vive un momento crucial
Parte del auge que la ópera mexicana ahora manifiesta
está cimentado precisamente en sus voces, desde las que han hecho
y hacen brillantes carreras en el extranjero, entre ellos Ramón
Vargas, Francisco Araiza, Fernando de la Mora, Eugenia Garza, Lourdes Ambriz,
Rosendo Flores y Jorge Lagunes, hasta otras que el público nacional
no conoce y se desempeñan con gran éxito en diferentes partes
del mundo
ANGEL VARGAS
Promotores, directores, cantantes, expertos... todos coinciden:
la ópera en México vive un momento crucial luego de casi
dos siglos de una historia de vaivenes, altibajos, una ''época dorada"
y una crisis constante.
El diagnóstico del momento es favorable: se avecina
un periodo de auge en el género lírico. Así lo demuestra
el interés de un mayor número de instituciones, el anuncio
de proyectos y la programación de más actividades en el rubro.
La Dirección de Música de la Universidad
Nacional Autónoma de México (UNAM) anuncia que a partir de
este año realizará una temporada anual, en principio, con
cuatro o cinco obras de ese género hasta ahora poco atendido en
el ámbito universitario de manera formal. Y en el remodelado Teatro
de la Ciudad se realizarán, como antaño, funciones de zarzuela
y opereta.
Fuera
de la capital de la República, en Guadalajara, Monterrey, Jalapa,
Aguascalientes y Guanajuato, se manifiesta también ''una inquietud
muy grande por hacer ópera más en serio".
La frase ''más en serio ?emitida por el titular
de la Compañía Nacional de Danza, Raúl Falcó?
puede quedar explicada con la crítica que lanza el especialista
Octavio Sosa ante los pocos títulos que se programan en esas ciudades
y la falta de variedad con que se hace:
''Siempre presentan básicamente lo mismo: La
Traviata, Madame Butterfly, Carmen, La Bohème,
El Trovador y Lucía. Claro que no pueden realizar
otras cosas, pues después de dejar de hacer ópera durante
una década no pueden presentar Wozzec (de Alban Berg) porque,
con todo respeto, se van a espantar. Siempre aparece lo mismo en la marquesina;
la repetición es espeluznante."
El también gerente de la orquesta del Teatro de
Bellas Artes señala que por esa razón la ópera en
provincia evidencia un atraso respecto de lo que impera en el mundo. Otra
es la percepción que tiene de lo que ocurre en la ciudad de México,
donde considera que ese género ''está al día".
A pesar de todos los inconvenientes que puedan encontrarse,
el nuestro es considerado un país con una tradición operística
añeja y enraizada.
Según Sosa, autor de una serie de libros sobre
el tema, la importancia de México en el plano internacional alcanza
dimensiones tales que, por ejemplo, durante el siglo XIX y principios del
XX se trajeron novedades de Verdi y Puccini cuando los autores aún
vivían, e incluso varias obras fueron presentadas aquí en
el mismo año de su estreno mundial.
La mayor parte de las funciones en esos años corrieron
a cargo de compañías italianas y la efervescencia por el
arte lírico era tanta que en no pocas ocasiones en la sola ciudad
de México se llegaban a ofrecer hasta tres títulos de ópera,
opereta o zarzuela en una misma noche. Era una ''competencia sana" la que
sostenían entre sí los teatros Nacional, Arbeu, Principal
y Colón.
Por cuestiones históricas, entre ellas la Revolución
y la consecuente incertidumbre política y económica, la ópera
comenzó a perder relevancia en los años veinte de la pasada
centuria, hasta que dejaron de venir las compañías extranjeras
y las producciones se armaron básicamente con elementos nacionales.
Sin embargo, ni la falta de dineros o de apoyos fueron
obstáculo para que de cuando en cuando grandes luminarias de la
ópera mundial, desde Enrico Caruso y Maria Callas hasta Luciano
Pavarotti y Plácido Domingo actuaran o actúen en distintos
foros del país.
Además, de México se ha dicho siempre que
''es una nación lírica" ?recuerda Raúl Falcó?
y sus cantantes, con el devenir de los años, han gozado de prestigio
y cartel crecientes no sólo en los teatros de la República
sino en las grandes capitales operísticas, como Nueva York o Milán.
Parte del auge que la ópera mexicana ahora manifiesta
está cimentado precisamente en sus voces, desde las que han hecho
y hacen brillantes carreras en el extranjero, entre ellos Ramón
Vargas, Francisco Araiza, Fernando de la Mora, Eugenia Garza, Lourdes Ambriz,
Rosendo Flores y Jorge Lagunes, hasta otras que el público nacional
no conoce y se desempeñan con gran éxito en diferentes partes
del mundo.
El tenor José Medina es uno de esos casos. Debieron
transcurrir 20 años desde su debut profesional y un largo periplo
por Estados Unidos, Europa y Sudamérica para que pudiera cumplir
su sueño de cantar ópera en el Palacio de Bellas Artes.
El intérprete hará su primera presentación
en ese recinto este domingo, con La italiana en Argel, como lo harán
también cuatro más de sus compañeros que integran
el elenco: la soprano Claudia Cota, las mezzo Carla López Speziale
(en un protagónico), Gabriela Thierry, y el barítono Oziel
Garza. ''Tanto debut en una sola obra ?apunta Octavio Sosa? es algo inusitado
en la ópera en México".
Para José Medina, el género operístico
se encuentra en un momento propicio para progresar considerablemente. Sostiene,
con base en su experiencia de dos décadas, que los cantantes mexicanos
encuentran cada vez más plazas en donde actuar, además de
un abanico amplio de posibilidades para desarrollarse.
Señala que las opciones no sólo son para
los ya consagrados, sino para los jóvenes que ahora comienzan a
renovar los elencos. Las oportunidades se dan en los teatros, aclara, pero
también gracias a un número mayor de apoyos y becas que instituciones
públicas y privadas otorgan para prepararse y especializarse.
Al respecto, los casos más conocidos en el medio
son CIVAM, que desde su fundación en 1996 ha becado a poco más
de 30 jóvenes intérpretes, y el Fondo Nacional para la Cultura
y las Artes (Fonca).
Según el tenor, de manera paulatina se ha ido reconociendo
la gran calidad de los cantantes mexicanos y ya no se recurre tanto a los
extranjeros, porque ''hasta hace no mucho nos sucedía lo mismo que
a los deportistas: teníamos que irnos al extranjero y ser valorados
allá, para que aquí hicieran lo mismo".
El ''malinchismo" y la "falta de reconocimiento", sin
embargo, no son fenómenos exclusivos del ámbito operístico
nacional, así lo asumen Medina y el bajo italiano Stefano de Peppo.
Originario de Milán, este cantante comenta que,
al igual que en México, llegar a un protagónico en su país
requiere muchos años de preparación (a él le llevó
una década) y empeño absoluto.
''Es una carrera de muchos sacrificios, en los que uno,
por ejemplo, no puede desvelarse, fumar, comer ni beber lo que desee. El
estudio del bel canto se asemeja a la preparación del atleta:
se requiere de una disciplina bastante estricta y los logros ocurren poco
a poco, con el paso del tiempo."
Empero,
dice De Peppo, una vez que se llega ''las recompensas son muchas", sobre
todo en la satisfacción de hacer lo que se quiere y ser reconocido
por ello, no tanto por el aspecto monetario.
Agrega José Medina: ''Son muy pocos los intérpretes
que se hacen ricos con el canto operístico. El fin de un cantante
no es hacer fortuna, sino subsistir, sobrevivir, pero de una manera que
pueda uno seguir comunicando. Hay cantantes muy buenos que no han tenido
tanta suerte y se van cayendo ante la frustración de no alcanzar
lo que se propusieron. Pero eso pasa en cualquier carrera. De la ópera
se puede vivir y bien. Sí existen oportunidades, pero hay que buscarlas
y ganarlas".
Así como la llamada fiesta brava, las corridas
de toros, ha asegurado su trascendencia en el tiempo debido a que está
incrustada en el gusto y la pasión del público mexicano,
el de la ópera es un caso semejante.
Desde los siglos XIX y XX los teatros generalmente han
lucido atiborrados cuando se ofrece algún título del género,
sin importar cuál sea. Aun con la aparición del cine y posteriormente
de la televisión, pudo no sólo sobrevivir sino hasta imponerse
y convocar de manera casi religiosa a sus adeptos en cada función.
Especialistas como Raúl Falcó y Octavio
Sosa subrayan que de unos años a la fecha el público se está
renovando y vive el advenimiento de una nueva generación que no
necesariamente se acerca a esta disciplina por herencia familiar.
''Cada vez que se hace ópera, sea en Bellas Artes
o en cualquier otro teatro del país, los llenos están asegurados;
hay gran demanda. A la gente le gusta y la busca, aunque no necesariamente
sea un público conocedor. Eso se demostró con la presentación
de Madame Butterfly el año pasado en el Auditorio Nacional,
donde hubo lleno en la función y obviamente no era el público
que viene al Palacio de Bellas Artes", acota Falcó.
Sosa, por su parte, aventura que en la actualidad existe
público para poder ofrecer 100 funciones anuales, todas con llenos
y en varios teatros a la vez. Lo único que impide esto, señala,
es la falta de recursos.
La ópera es el arte más caro de producir
y, aunque agota localidades, no alcanza a ser rentable. Ese no es un caso
específico del país, ''sucede en todos los teatros del mundo,
siendo la Arena de Verona (Italia) quizá la única excepción",
agrega.
Otro de los indicadores que permiten hablar de un ''buen
momento" para este género lírico en México es el auge
que ha cobrado la ópera de cámara o de pequeño formato.
Sobresale, en especial, el Festival Internacional de Música Escénica
que de forma anual organiza la compositora Ana Lara en el Centro Cultural
Universitario.
En ese rubro también destaca el proyecto que busca
concretar la Compañía Nacional de Opera fuera del Palacio
de Bellas Artes y que el año pasado tuvo sus primeras experiencias
con el montaje de La noche de un neurasténico y La voz
humana en el teatro Julio Castillo del Centro Cultural del Bosque.
Allí mismo, por cierto, también en el transcurso
del 2000 se montó con indiscutible éxito artístico
y de taquilla la obra de teatro De monstruos y prodigios, que versa
sobre la historia de la ópera, específicamente del caso de
los castrati.
Pero esas son otras historias...