MEXICO SA
Carlos Fernández-Vega
LOS MILES DE millones de pobres que sobreviven en el planeta
están de plácemes, toda vez que su futuro inmediato será
analizado -con o sin soluciones rápidas o viables, pero analizado-
en la cada vez más próxima Conferencia Internacional sobre
Financiación para el Desarrollo, organizada por la ONU, que se desarrollará
en Monterrey, Nuevo León, del 18 al 22 de marzo.
EN EL ENCUENTRO, decenas de jefes de Estado y de gobierno
abordarán la temática con el ''firme interés y decisión"
de encontrar soluciones a un delicadísimo conflicto que se agudiza
día con día, aunque por su cotidianeidad parece ser algo
de lo más normal en este neoliberal y globalizado planeta: 80 por
ciento de la población mundial -4 mil 800 millones de personas-
sobrevive con 20 por ciento del ingreso total, circunstancia que se traduce
en una sensible bomba de tiempo con un reloj muy adelantado.
EL
ATERRADOR ELEMENTO proviene del propio Grupo de Alto Nivel para el Financiamiento
del Desarrollo de la ONU, presidido, paradójicamente, por Ernesto
Zedillo -quien a lo largo de su mandato en México tuvo la cortesía
de agregar varios millones de personas a la ya de por sí generosa
relación de depauperados en el país-, hoy encargado, entre
sus múltiples empleos, de estudiar las razones por las cuales el
número de pobres en el planeta va en constante aumento.
LA CUMBRE DE Monterrey, pues, está a la vuelta
de la esquina y de ella sólo podrán esperarse floridas declaraciones
y buenas intenciones, como sinónimo de resolución de un problema
que, de acuerdo con la ONU, "constituye una amenaza para la estabilidad
y la paz" internacionales.
ENTRE LAS "ESTRATEGIAS" para combatir la pobreza, el Grupo
de Alto Nivel que encabeza Zedillo recomienda a los países en desarrollo
"poner orden en los aspectos fundamentales de sus economías" y a
las naciones industrializadas "incrementar los recursos destinados a la
asistencia social, eliminando, al mismo tiempo, cualquier obstáculo
que afecte a los primeros, realizando esfuerzos para reducir sus deudas".
En términos prácticos, nada que no sean recursos retóricos
para intentar solucionar un problema real y lacerante.
EL COMBATE A LA pobreza no requiere sensibles discursos,
sino dinero, muchísimo dinero, y éste sólo puede provenir
de las naciones altamente desarrolladas. Y aquí, justamente, comienza
el conflicto, porque ninguno de los países ricos entre los ricos
parece estar dispuesto a trascender una política aplicada por décadas,
es decir, otorgar cantidades simbólicas para el fin expuesto y abundantes
recomendaciones en términos retóricos.
"LA CONFERENCIA de las Naciones Unidas para el Financiamiento
del Desarrollo será un fracaso si Estados Unidos no llega con una
contribución financiera... Estados Unidos no tiene estrategia para
Monterrey y no está ofreciendo recursos... Una conferencia de financiamiento
sin recursos financieros es un fracaso... El gobierno de Bush debería
pensarlo bien, para que el presidente no vaya a Monterrey y quede como
tonto".
ESTE ULTIMO ELEMENTO difícilmente podrá
evitarse, con o sin Monterrey, pero lo destacable del comentario anterior
es que no proviene, como podría inferirse, de un globalifóbico
empedernido ni, mucho menos, de un latinoamericano en vías de extinción,
sino de uno de los magos de la especulación neoliberal y globalizada,
el financiero griego George Soros, arquitecto de devaluaciones y desestabilizaciones
macroeconómicas en distintas naciones -obviamente en vías
de desarrollo- del planeta, quien a pesar de todo dice donar 500 millones
de dólares anuales para proyectos en países subdesarrollados,
y que ha propuesto a las naciones ricas que donen al mundo pobre su cuota
en Derechos Especiales de Giro por el aumento de reservas del Fondo Monetario
Internacional, cerca de 18 mil millones de dólares en 2001.
MILAGROS APARTE, habría que constatar si George
W. Bush cambia el discurso por los hechos y llega a Monterrey dispuesto
a reducir sustancialmente su enorme presupuesto militar para canalizar
esos fondos al combate de la pobreza en el mundo. Desde luego que no. Para
2003, recorte al gasto social de por medio, los recursos fiscales destinados
al guerrero aparato industrial estadunidense suman la nada despreciable
cifra de 379 mil millones de dólares, la mayor de las últimas
dos décadas, equivalente a las necesidades financieras para infraestructura
en América Latina durante cinco años y medio o, si se prefiere,
a 210.5 años de asistencia financiera internacional para el combate
del sida en el mundo, tomando como base los mil 800 millones de dólares
que actualmente se destinan para tal fin.
DE ACUERDO CON información de la ONU, actualmente
Estados Unidos, la nación más rica del mundo, aporta tan
sólo el equivalente a 0.01 por ciento de su producto interno bruto
-alrededor de mil millones de dólares anuales- al combate de la
pobreza en el mundo. De tiempo atrás, el gobierno de ese país
ha rechazado, sistemáticamente, la propuesta de la ONU a la comunidad
internacional de naciones, en el sentido de alcanzar la meta de 0.7 por
ciento del PIB mundial para el combate a la pobreza.
EN ESTE CONTEXTO, la posición del gobierno estadunidense
es más que diáfana, según lo expuesto en su momento
por su secretario del Tesoro, Paul O'Neill: "El gobierno de Estados Unidos
busca reducir los préstamos a países emergentes y en vías
del desarrollo, para concentrarse en donaciones de dinero, pero solamente
para los más pobres... No tiene sentido facilitar créditos
a países pobres para combatir el sida y otras enfermedades, porque
nunca podrán pagar el dinero prestado... Necesitamos mostrar que
los recursos son bien gastados, que la asistencia internacional es efectiva".
DESDE LUEGO QUE no es la única región pobre
en el planeta, pero los gobernantes de América Latina y el Caribe
llegarán a la cumbre de Monterrey a dar cuenta del puntual cumplimiento
de los acuerdos y los devastadores resultados de una política económica
milimétricamente acordada con los organismos financieros internacionales
y su voz cantante, el gobierno de Estados Unidos. Los resultados son más
que alarmantes y se expresan en cifras nada agradables: 10 por ciento de
los habitantes más ricos equivalen a 84 veces el ingreso del 19
por ciento más pobre; alrededor de 250 millones de personas en la
región sobreviven en la pobreza y la miseria; 58 por ciento de los
niños viven por debajo de la línea de pobreza; 33 por ciento
de los menores de dos años están desnutridos, y crece el
número de pequeños que viven en las calles en total desamparo,
de acuerdo con los más recientes indicadores del Banco Interamericano
de Desarrollo, institución que advierte que esta zona es la que
tiene un reparto más desigual de la riqueza en todo el mundo.
EN AMÉRICA LATINA y el Caribe sobresale la realidad
mexicana: el ingreso de 43 por ciento de la población se ubica por
debajo de la línea de pobreza, equivalente a dos dólares
diarios por persona, y 18 por ciento si se considera un dólar. La
Comisión Económica para América Latina y el Caribe
señala que 38 por ciento de los hogares mexicanos están en
condición de pobreza y 13 por ciento en la indigencia.
Las rebanadas del pastel:
EL ANTERIOR ES EL nada grato panorama que el presidente
Fox tendrá que incluir cuando en Monterrey haga su "corte de caja"
con mister amigou George W. Bush.