Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 4 de marzo de 2002
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Economía
MEXICO SA

Carlos Fernández-Vega

LOS MILES DE millones de pobres que sobreviven en el planeta están de plácemes, toda vez que su futuro inmediato será analizado -con o sin soluciones rápidas o viables, pero analizado- en la cada vez más próxima Conferencia Internacional sobre Financiación para el Desarrollo, organizada por la ONU, que se desarrollará en Monterrey, Nuevo León, del 18 al 22 de marzo.

EN EL ENCUENTRO, decenas de jefes de Estado y de gobierno abordarán la temática con el ''firme interés y decisión" de encontrar soluciones a un delicadísimo conflicto que se agudiza día con día, aunque por su cotidianeidad parece ser algo de lo más normal en este neoliberal y globalizado planeta: 80 por ciento de la población mundial -4 mil 800 millones de personas- sobrevive con 20 por ciento del ingreso total, circunstancia que se traduce en una sensible bomba de tiempo con un reloj muy adelantado.

EL ATERRADOR ELEMENTO proviene del propio Grupo de Alto Nivel para el Financiamiento del Desarrollo de la ONU, presidido, paradójicamente, por Ernesto Zedillo -quien a lo largo de su mandato en México tuvo la cortesía de agregar varios millones de personas a la ya de por sí generosa relación de depauperados en el país-, hoy encargado, entre sus múltiples empleos, de estudiar las razones por las cuales el número de pobres en el planeta va en constante aumento.

LA CUMBRE DE Monterrey, pues, está a la vuelta de la esquina y de ella sólo podrán esperarse floridas declaraciones y buenas intenciones, como sinónimo de resolución de un problema que, de acuerdo con la ONU, "constituye una amenaza para la estabilidad y la paz" internacionales.

ENTRE LAS "ESTRATEGIAS" para combatir la pobreza, el Grupo de Alto Nivel que encabeza Zedillo recomienda a los países en desarrollo "poner orden en los aspectos fundamentales de sus economías" y a las naciones industrializadas "incrementar los recursos destinados a la asistencia social, eliminando, al mismo tiempo, cualquier obstáculo que afecte a los primeros, realizando esfuerzos para reducir sus deudas". En términos prácticos, nada que no sean recursos retóricos para intentar solucionar un problema real y lacerante.

EL COMBATE A LA pobreza no requiere sensibles discursos, sino dinero, muchísimo dinero, y éste sólo puede provenir de las naciones altamente desarrolladas. Y aquí, justamente, comienza el conflicto, porque ninguno de los países ricos entre los ricos parece estar dispuesto a trascender una política aplicada por décadas, es decir, otorgar cantidades simbólicas para el fin expuesto y abundantes recomendaciones en términos retóricos.

"LA CONFERENCIA de las Naciones Unidas para el Financiamiento del Desarrollo será un fracaso si Estados Unidos no llega con una contribución financiera... Estados Unidos no tiene estrategia para Monterrey y no está ofreciendo recursos... Una conferencia de financiamiento sin recursos financieros es un fracaso... El gobierno de Bush debería pensarlo bien, para que el presidente no vaya a Monterrey y quede como tonto".

ESTE ULTIMO ELEMENTO difícilmente podrá evitarse, con o sin Monterrey, pero lo destacable del comentario anterior es que no proviene, como podría inferirse, de un globalifóbico empedernido ni, mucho menos, de un latinoamericano en vías de extinción, sino de uno de los magos de la especulación neoliberal y globalizada, el financiero griego George Soros, arquitecto de devaluaciones y desestabilizaciones macroeconómicas en distintas naciones -obviamente en vías de desarrollo- del planeta, quien a pesar de todo dice donar 500 millones de dólares anuales para proyectos en países subdesarrollados, y que ha propuesto a las naciones ricas que donen al mundo pobre su cuota en Derechos Especiales de Giro por el aumento de reservas del Fondo Monetario Internacional, cerca de 18 mil millones de dólares en 2001.

MILAGROS APARTE, habría que constatar si George W. Bush cambia el discurso por los hechos y llega a Monterrey dispuesto a reducir sustancialmente su enorme presupuesto militar para canalizar esos fondos al combate de la pobreza en el mundo. Desde luego que no. Para 2003, recorte al gasto social de por medio, los recursos fiscales destinados al guerrero aparato industrial estadunidense suman la nada despreciable cifra de 379 mil millones de dólares, la mayor de las últimas dos décadas, equivalente a las necesidades financieras para infraestructura en América Latina durante cinco años y medio o, si se prefiere, a 210.5 años de asistencia financiera internacional para el combate del sida en el mundo, tomando como base los mil 800 millones de dólares que actualmente se destinan para tal fin.

DE ACUERDO CON información de la ONU, actualmente Estados Unidos, la nación más rica del mundo, aporta tan sólo el equivalente a 0.01 por ciento de su producto interno bruto -alrededor de mil millones de dólares anuales- al combate de la pobreza en el mundo. De tiempo atrás, el gobierno de ese país ha rechazado, sistemáticamente, la propuesta de la ONU a la comunidad internacional de naciones, en el sentido de alcanzar la meta de 0.7 por ciento del PIB mundial para el combate a la pobreza.

EN ESTE CONTEXTO, la posición del gobierno estadunidense es más que diáfana, según lo expuesto en su momento por su secretario del Tesoro, Paul O'Neill: "El gobierno de Estados Unidos busca reducir los préstamos a países emergentes y en vías del desarrollo, para concentrarse en donaciones de dinero, pero solamente para los más pobres... No tiene sentido facilitar créditos a países pobres para combatir el sida y otras enfermedades, porque nunca podrán pagar el dinero prestado... Necesitamos mostrar que los recursos son bien gastados, que la asistencia internacional es efectiva".

DESDE LUEGO QUE no es la única región pobre en el planeta, pero los gobernantes de América Latina y el Caribe llegarán a la cumbre de Monterrey a dar cuenta del puntual cumplimiento de los acuerdos y los devastadores resultados de una política económica milimétricamente acordada con los organismos financieros internacionales y su voz cantante, el gobierno de Estados Unidos. Los resultados son más que alarmantes y se expresan en cifras nada agradables: 10 por ciento de los habitantes más ricos equivalen a 84 veces el ingreso del 19 por ciento más pobre; alrededor de 250 millones de personas en la región sobreviven en la pobreza y la miseria; 58 por ciento de los niños viven por debajo de la línea de pobreza; 33 por ciento de los menores de dos años están desnutridos, y crece el número de pequeños que viven en las calles en total desamparo, de acuerdo con los más recientes indicadores del Banco Interamericano de Desarrollo, institución que advierte que esta zona es la que tiene un reparto más desigual de la riqueza en todo el mundo.

EN AMÉRICA LATINA y el Caribe sobresale la realidad mexicana: el ingreso de 43 por ciento de la población se ubica por debajo de la línea de pobreza, equivalente a dos dólares diarios por persona, y 18 por ciento si se considera un dólar. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe señala que 38 por ciento de los hogares mexicanos están en condición de pobreza y 13 por ciento en la indigencia.

Las rebanadas del pastel:


EL ANTERIOR ES EL nada grato panorama que el presidente Fox tendrá que incluir cuando en Monterrey haga su "corte de caja" con mister amigou George W. Bush.

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