Berlusconi: la oposición es "destructora y mentirosa"

La izquierda italiana intenta hallar cohesión para futuras elecciones

AFP

Roma, 3 de marzo. Por primera vez desde su derrota electoral, en mayo pasado, la izquierda moderada italiana logró movilizar el sábado de noche en Roma entre 100 mil y 300 mil personas contra Silvio Berlusconi, pero sigue careciendo de un líder capaz de conducirla a la victoria.

El conteo de manifestantes suscitó una fuerte polémica. Mientras las autoridades aludían a la cifra de 120 mil personas, los organizadores hablaban de "más de 500 mil participantes".

Por su parte, los observadores independientes adelantaron la cifra de "200 a 300 mil personas" y en las tomas aéreas hechas por helicópteros se ve una marea humana que converge hacia el lugar de la reunión, la Plaza de San Juan de Letrán.

La derecha gubernamental se burló de la satisfacción manifestada por los líderes de la oposición ante esa masiva afluencia. Antonio Leone, uno de sus jefes en el Parlamento, dijo: "La izquierda está obnubilada. Por primera vez logra reunirse en una plaza y se multiplica por cinco".

"La derecha podría equivocarse: es siempre insidioso subevaluar algunas señales", comentó por su parte este domingo el editorialista Stefano Folli en el Corriere della Sera.

Pese a que la oposición se movilizó con la consigna "Juntos contra Berlusconi", la manifestación significó un fracaso personal para sus líderes, en especial para Francesco Rutelli, jefe del Olivo, que agrupa la coalición de centroizquierda.

Su larga intervención careció de ardor y convicción, subrayaron los editorialistas de izquierda. Piero Fassino, secretario national de los Demócratas de Izquierda, principal fuerza del Olivo, fue mejor acogido, "pero sin suscitar entusiasmo, al igual que Rutelli", subrayó Curzio Maltese, del diario La Repubblica.

"El viejo Olivo ya no existe y el nuevo no nació aún. La alternativa a Berlusconi queda aún por definir", afirmó Stefano Poli.

"El problema de la izquierda es que los dirigentes actuales aburren a sus simpatizantes", había indicado hace algunos días el politólogo Claudio Rinaldi.

Asimismo sus querellas suscitan críticas. Francesco Rutelli lo reconoció el sábado pasado, pero sus llamados a la unión y a la apertura se esfumaron tras la escena de cólera del ex magistrado Antonio di Pietro, presidente de la Unidad de los Valores, furioso de no haber podido tomar la palabra.

Pese a todo, la izquierda espera volver a hallar su cohesión para las elecciones administrativas de mayo próximo, pero la carencia de un líder evidente podría conducirla a un fracaso frente a Berlusconi.

El gobierno reaccionó con dureza a la manifestación. "Quienes han salido a la calle muestran una preocupante voluntad de no respetar las reglas democráticas", dijo Berlusconi en Foggia (sur), donde participaba en un encuentro con empresarios.

Varios dirigentes de su partido, Forza Italia, intentaron minimizar la importancia de la manifestación del sábado. Todos los partidos moderados de izquierda estaban representados en la marcha, una verdadera marea de banderas rojas, azules y verdes de las distintas formaciones.

La mayoría de los manifestantes se ha-bían movilizado para denunciar la serie de leyes que sirven a los intereses personales de Berlusconi, adoptada por el Parlamento, donde la derecha es mayoritaria, y los proyectos de reforma de la justicia, el empleo, la educación, la salud y las jubilaciones.

Muchos llegaron de Milán, Florencia, Bolonia y Nápoles, donde habían participado estas últimas semanas en los movimientos de la sociedad civil para defender la independencia de la justicia.

Berlusconi, que este domingo acusó en un congreso de la Liga del Norte, en Milán, a la oposición de sólo ser "destructora y mentirosa", prometió que si no alcanzaba los objetivos fijados durante su campaña electoral regresaría a la vida privada.