Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Lunes 4 de marzo de 2002
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Espectáculos
También efectúan una jornada musical, pro construcción de un hospital en Afganistán

Víctor Manuel y neotrovadores y soneros cubanos, reunidos en el Zócalo por La Habana

En tarde-noche de bohemia, ron, tabaco y café se convirtió el concierto gratuito Encuentros con La Habana que este sábado se realizó en el Zócalo capitalino para presentar parte de los artistas que grabaron un disco tributo a Cuba, cuya recaudación por ventas se destinará íntegramente a las escuelas y estudiantes del Conservatorio de Música de la isla.

Pese al no tan numeroso público, como el de otras megapresentaciones, los neotrovadores y soneros cubanos, así como el español Víctor Manuel, hicieron reflexionar a los presentes y desbordar sus pasiones con letras de encuentros y desencuentros.

Polito Ibáñez, quien se inspira en la cotidianidad urbana de Cuba, abrió la tarde una hora después de lo programado, "debido a problemas técnicos" del Instituto de Cultura de la Ciudad de México, según argumentaron los organizadores. Vestido de blanco y calzado en huaraches, "la nueva voz de Cuba" se presentó por primera vez en México con un potente registro vocal que atrapó a la concurrencia que, después de escuchar la interpretación a capella de la historia de Alfonsina Storni, exigió más al escritor de prosa vehemente: Vuelve con tu imagen a desnudarme/tal vez quieras tus sueños revelarme.

La presentación de Polito no pasó de ocho canciones de su autoría, dadas a conocer en sus dos discos: Recuento, editado en 1993 por la Fundación Pablo Milanés Records, y Para no pensar, más, 1999, realizado en el estudio Unicornio, en la Habana.

Piden solidaridad

En entrevista, el artista exhortó a los chilangos a solidarizarse con la causa cubana de la forma en que "históricamente" lo han hecho: ofreciéndole su amor a Cuba. Sobre lo sucedido en la embajada mexicana, consideró que fue un acto de desesperación y frustración de gente que no ha entendido los cien años de relaciones afectivas entre ambas naciones.

Los trovadores contemporáneos de Cuba, Santiago Feliú y Carlos Varela, segundo y tercero en turno, también rindieron tributo a la hermandad isleña, donde los apoyaron en su juventud con instrumentos.

Feliú dejó oír su voz acompañado de su "viola". Afirmó que con autocríticas se ayuda más a la revolución cubana.

La tarde-noche se partió entre los intérpretes y el acompañamiento musical a los mismos por parte del grupo Habana Ensamble, que dio muestras de su profesionalismo y del porqué algunos de sus miembros formaron parte de la institución musical Irakere. La sincronía músicos-cantantes fue excelsa.

Carlos Varela recordó en sus cantos la poética de Dylan y de Joaquín Sabina. Ante la mención del embargo económico que vive la isla, pidió que "se lo metan los gringos por el culo".

Ismael Serrano se ganó al público con temas profundamente emotivos como la historia de un político que por amor a una colegiala de 15 años dejó su investidura.

Para entonces, el Centro Histórico cerraba los ojos y abría su corazón a las confesiones del cubano: "Me hubiera gustado ser cartero para llevar la correspondencia de Pablo Neruda, para leer sus cartas, para conversar con él, para no sentirme tan solo. Sucede que a veces me siento tan solo", o al reclamo a sus padres quienes le dejaron un mundo "que no habían soñado".

Sin protagonismos, Víctor Manuel fue el preámbulo del cierre del encuentro cubano, que culminó con el Habana Ensamble. La leyenda de la canción española ofreció a los capitalinos, entre otras, la rola con la que se sumó al exhorto cubano: Canción pequeña, una de sus composiciones "más desgraciadas", pero "más querida" porque cuando salió no tuvo el éxito esperado.

Su breve, participación en el Zócalo terminó ante las protestas del público que, durante cinco minutos, no cesó de pedirle más canciones.

Des Jardins y Santa Sabina

Por otra parte, el domingo, Richard Des Jardins, poeta, vagabundo, inconforme eterno, nacido en Quebec hace 53 años, plasmó su arte en un Zócalo asombrosamente límpido gracias al viento, durante una Jornada por la Paz que congregó en sus primeras horas a escaso público.

Des Jardins dice tener conciencia ecológica dado que nació a un par de cuadras de una fundidora de cobre por lo que de niño pensaba que los desperdicios emanados de las chimeneas eran las nubes.

En esta jornada el ambiente se encendió hasta que en el escenario se apersonó Rita Guerrero con su Santa Sabina, presencia requerida a gritos con horas de anticipación.

Esta jornada tuvo como propósito recabar fondos para la construcción de un hospital en Afganistán.
 
 

GABRIEL LEON ZARAGOZA Y JAIME WHALEY

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