TUMBANDO CAÑA
Manifiesto por la paz
Ernesto Márquez
LA SITUACION DE violencia que enfrenta Colombia, agudizada en los últimos días por el enfrentamiento entre las fuerzas militares del país y los grupos guerrilleros, ha hecho reflexionar a un grupo de ciudadanos e intelectuales de aquella nación hermana en un tema en el que muy poco (y muy pocos) se han puesto a pensar: el exterminio de la vida cultural debido a la violencia.
ALGO MUY SERIO en realidad, que parte de una simple pregunta: ƑCómo desarrollar las artes o las letras, la ciencia o la pedagogía, las costumbres, tradiciones o creencias en medio del miedo y la zozobra que provoca la guerra?
EN UNA RECIENTE visita que hicimos al país sudamericano nos pudimos percatar de cómo gran parte de la sociedad lucha para que el caos y la destrucción no rebase de manera rotunda al hecho y la práctica cultural.
ES NOTORIO COMO los bienes y valores que son expresión de la nacionalidad colombiana están siendo amenazados por la guerra. Tal como ha sucedido con los parques arqueológicos de San Agustín y Tierradentro, el Parque Nacional de los Katíos y Santa Cruz de Mompox, que ven comprometido su desarrollo y obstruida su interacción con el resto de Colombia y el mundo.
EN EL CAMPO y en la ciudad las comunidades son fragmentadas y arrinconadas por el terror o la sospecha. Los caminos y calles, las esquinas, las plazas y auditorios han sido invadidos por el miedo.
EN LA ULTIMA década, las víctimas se cuentan por centenares entre educadores, periodistas, líderes de comunidades indígenas o negras, promotores del arte y del conocimiento. Y se cuentan por miles los constructores de la sociedad que se ven forzados al exilio interno o externo.
Surgen las voces de todos los ámbitos
DESDE TODOS LOS ámbitos sociales emergen las voces que rechazan la violencia. "Son las voces de los millones de colombianos que han escogido el camino de la solución pacífica de los conflictos y que defienden el diálogo, el fortalecimiento de la diversidad cultural, el reconocimiento de la diferencia", dice don Carlos Rosero, fundador del Proceso de Comunidades Negras de Colombia (PCN), quien por estos días arribó a la ciudad de México para dar una charla en la Facultad de Filosofía y Letras sobre el Proceso de resistencia de las Comunidades negras de Colombia.
ROSERO, AL IGUAL que una gran cantidad de intelectuales colombianos están convocando a una paz fundada en la garantía y exigibilidad de los derechos, en la existencia de una justicia operante y en la no discriminación de la mujer o de grupos por razones étnicas, religiosas, de edad o de costumbres.
"ES LA NACION que queremos, es que se edifica al alcance de los niños y de los excluídos, que se nutre de los saberes ancestrales y de una relación armónica con la naturaleza", afirma el luchador negro.
EN UN COMUNICADO dirigido a la nación y al mundo entero, desde territorio del Mompox y avalado por cientos de firmas de ciudadanos e intelectuales colombianos se hace un llamado a declarar la vida el principal bien cultural de la nación y se demanda a todas las partes que intervienen de manera armada en el conflicto interno el respeto absoluto a todos los ciudadanos y a los promotores de las culturas, a su inmunidad y libre desarrollo de sus actividades sociales, creativas, pedagógicas y comunicativas al tiempo que exhortan a los gestores culturales y a todas las organizaciones ciudadanas a identificar los bienes culturales como territorios para el diálogo y la paz, utilizando para ello las normas y los símbolos adoptados en convenios de protección de bienes culturales y en el derecho internacional humanitario.
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