Los sueños son semillas para construir la realidad, asevera la actriz alemana

Hanna Schygulla: justicia social no es idea romántica, sino simple necesidad

Presentará en Bellas Artes, en abril, su espectáculo Brecht, aquí y ahora dentro del Festival del Centro Histórico En El Hábito dará a conocer documentales inéditos que filmó hace 25 años

PABLO ESPINOSA

Desde Alemania, cuna de Brecht y del teatro cabaret, Hanna Schygulla anuncia: ''Hay un pequeño lugar en México, se llama El Hábito, donde voy a presentar documentales inéditos que filmé hace 25 años y que son protocolos de sueños. Porque sirve mucho recordar nuestros sueños, para hacernos útiles. Los sueños son el deseo; uno puede soñar de noche o bien a la luz del día, despiertos. Así nacen las semillas de la realidad".

En entrevista telefónica, la señora Hanna Schygulla amplía: ''A la siguiente noche de que cante yo en Bellas Artes mi espectáculo Brecht, aquí y ahora, compartiré en una soirée inhabitual esos documentales. Estarán conmigo mis amigos latinoamericanos. Entre ellos Ermilo Gómez, que hará sonar algo de Bola de Nieve, que me gusta mucho al igual que la magia de México y de América Latina, porque a raíz de que filmé en Me alquilo para soñar -otra vez los sueños- con un guión de Gabriel García Márquez, reafirmé la influencia que siempre he recibido de allá, es decir de la magia, de Jorge Luis Borges, de la música, de lo real maravilloso".

Mirada hacia la izquierda

Hanna Schygulla presentará en Bellas Artes, el 23 de abril, su espectáculo Brecht, aquí y ahora, como parte del Festival del Centro Histórico. Este reportero tuvo el privilegio de presenciar el espectáculo cuando se estrenó en París, en febrero de 2001: a sus 59 años, Hanna Schygulla es una de las mujeres más bellas del planeta. Que nos desmientan, a coro, el fotógrafo Helmut Newton que la muestra, una foto clásica, tendida en el diván con una parte del torso desnudo de los vellos de su axila izquierda; que lo niegue el espíritu de Rainer Werner Fassbinder, que digan que no es cierto las damas y los caballeros que abarrotan esta noche -estamos ahora en la Salle Gémier del Théatre National de Chaillot, en Trocadero, a unos pasos de la Torre Eiffel- las butacas que miran a los sueños de la actriz dichos en canto y en encanto, porque este su tercer recital, luego de dos iniciales dedicados a poetas como Neruda, Borges y Rilke y el segundo con canciones de Fassbinder, Jean Claude Carriere y de ella misma, traza una seña inequívoca de que ella mira chueco y al mismo tiempo de manera correctísima: hacia la izquierda.

Porque en Brecht aquí y ahora, traído a México merced a las gestiones de la promotora cultural Orly Beigel, la señora Hanna Schygulla rinde un manifiesto decidido del lado de las mujeres, los desposeídos, las mejores causas sociales. Ayer entabló una extensa charla con algunos reporteros mexicanos a través del hilo telefónico desde Alemania:

-En su espectáculo usted reivindica, a partir de Brecht, los temas de la justicia social. ƑCuál es su punto de vista acerca de la situación actual de las mujeres, los desposeídos, el derecho a la justicia, a la felicidad?

-Nunca ha habido ni nunca habrá justicia social en términos absolutos, lo único que podemos intentar es acercarnos a esos valores. Lo que es evidente es que cada vez hay más diferencias entre quienes lo tienen todo y quienes no tienen nada. Aunque el socialismo y el comunismo se cayeron como sistemas sociales, sigue haciendo falta que las riquezas de la tierra se compartan. Esa no es ninguna idea romántica o idealista, es una simple necesidad.

Metáfora de la marioneta

-ƑEstá de acuerdo, señora, en que hay cada vez menos voces que se levanten en el mundo contra esa situación de injusticia social? ƑSe siente usted sola entre tantas voces a favor de la globalización, de los poderosos?

-Son voces, las que clamamos por la justicia, que pocos quieren escuchar. Prefieren las voces de quienes tienen el poder y el dinero. Pero también hay voces que se unen para luchar contra ciertos procesos de la globalización, que se dan cuenta de que hay más y más gente que trabaja a favor de la esclavitud para que los patrones tengan precios cada vez más favorables, y que trabajan para que la riqueza acumulada la disfruten sólo unos cuantos.

-Su espectáculo a partir de Brecht tiene tintes francamente autobiográficos. ƑEs su manera de expresar su compromiso social?

-Sí, para mí ser fraternal es una cosa no solamente política, por eso no es nada más un espectáculo político aunque tenga también tal dimensión. Lo que hice con el material de Brecht, como ya se hicieron tantas cosas sobre Brecht, es filtrar su vida a través de la mía y la mía a través de la suya, es decir las huellas que dejó, como un clásico moderno alemán, en nuestra vida. Siempre hay que preguntarse para qué sir-ve el arte, la poesía. ƑNos ayuda a vivir? ƑNos conecta con nuestros deseos profundos? Usted ha podido constatar, cuando vio este espectáculo, que es un diálogo entre yo y Brecht, que ya no vive pero que existe en pedazos y retazos dentro de mí. Ese proceso del filtro de nuestra memoria me parece interesante, pero no solamente para mi persona; lo que me importa es que cada persona en el público encuentre lo que seguro tiene dentro: un poeta, un cantante, una frase que le surgió en los momentos en que le hacen falta vivir.

Explica Hanna Schygulla lo que denomina ''la metáfora de la marioneta": de aquel teatro que vimos en la infancia las imágenes se quedan para siempre con nosotros y me imagino que para Brecht el modelo social cabe muy bien dentro de esa imagen: que somos todos tirados por hilos, por los hilos de los grandes capitales. Y también para mí es una imagen metafísica: que hay algo más grande en nosotros que el mero ego que nos motiva y por eso me parece muy útil preguntarse, Ƒqué es lo que tiran los hilos de mí? ƑEs entusiasmo? ƑAmor? ƑMiedo? ƑMiedo de qué? ƑVanidad? ƑVoracidad? ƑQué es? ƑEgomanía? o Ƒes algo que quiere unirse en algo más grande? Pequeños egos que somos.

''Más preguntas que respuestas. Lo importante es preguntarnos, y no temer las respuestas. También me pareció hasta hoy día muy importante que en cada obra de teatro y hasta en cada día de nuestra vida podemos hacer coexistir cosas muy contradictorias, porque la vida está hecha de eso. El mismo Brecht lo ha dicho: una obra que no es contradictoria no tiene vida.''

La vida es sueño

''Como dijo Calderón, la vida es sueño. Los deseos pueden ser soñar de noche o bien soñar de día, despiertos. Los sueños son semillas para sembrar la realidad, prosigue Schygulla.

''En un pequeño lugar de México que se llama El Hábito mostraré unos documentales inéditos sobre ese tema que hice hace 25 años que había los primeros modelos de videos. Filmé algunos protocolos de sueños. Ese material estaba casi a punto de desvanecerse; yo lo hice como un delirio de tener ese juguete en mis manos, de cristalizar un poco de la potencia de los sueños, porque somos poetas cuando soñamos, nos contamos cosas en nuestros sueños que no tenemos la audacia de contarnos despiertos y justamente encontré que esos sueños eran premonitorios, porque se realizaron más tarde de alguna manera. Por ejemplo había un sueño en el que yo soñaba de salir como una nueva Hanna Schygulla, que cantaba, pero cada vez que quería cantar se me olvidaba lo que quería cantar y el público pensaba que esa era una manera muy original de empezar el espectáculo. No voy a contar todo el sueño, pero 20 años después realicé ese sueño.

''Hay otros sueños, más potentes, visionarios. Al haberlos filmado tengo pruebas de la potencia de esa parte de nosotros que sueña. Es Nietzsche, nuestro poeta Nietzsche, quien dice que el hombre es un dios cuando sueña y un mendigo cuando despierta. Es útil acordarse de los sueños. Son las llamadas de nuestra naturaleza y ese es el arte de vivir, el hacer convivir esos dos lados, el que sigue en el camino de lo que nos llama nuestra naturaleza y la otra el entregarse a las necesidades de vivir en nuestro tiempo, hacernos útiles.''