Estamos a la espera, porque es fuerte: obispo
Galimberti
Crecen rumores sobre eventual renuncia del papa Juan
Pablo II
DE LA REDACCION, DPA, AFP Y REUTERS
Mientras
en México se espera que el papa Juan Pablo II realice su quinto
viaje apostólico para canonizar al beato Juan Diego, el próximo
31 de julio, en el mundo católico se empieza a especular que el
pontífice en breve podría renunciar, debido a su frágil
estado de salud, el cual le obligó ayer, durante la Vigilia Pascual,
a permanecer en un pequeño altar, especialmente diseñado
para que no tuviera que desplazarse y forzar su rodilla afectada por la
artritis.
Según un cable fechado en Montevideo, el obispo
uruguayo Pablo Galimberti informó al diario El País
que obispos latinoamericanos que visitaron hace algunos días al
Papa le dijeron que en el Vaticano "hay comentarios cercanos y fundados
de que Juan Pablo II tendría las cosas previstas para un remplazo".
En entrevista con el citado periódico, Galimberti
agregó que "estas son cosas manejadas con suma cautela, como corresponde,
dado lo serio del paso", de ahí que todo se maneje a nivel de rumor.
En contraste, información fechada en Roma indica que el cardenal
chileno Jorge Arturo Medina dio a conocer que el Papa rechaza categóricamente
la posibilidad de renunciar.
Sobre esto, la prensa italiana indica que el prelado sudamericano
habría planteado al pontífice, de 81 años y afectado
por el mal de Parkinson desde hace 10 años, la posibilidad de dejar
el cargo, a lo que Juan Pablo II habría respondido: "tampoco Jesús
descendió de la cruz", en franco rechazo a dejar el papado.
Desde hace años, en Roma circulan rumores en torno
al abandono del cargo, y se afirma incluso que cardenales de la curia romana
habrían propuesto al Papa esta vía. Y es que el derecho canónico
contempla la posibilidad de una retirada voluntaria.
En el plano jurídico, Galimberti consideró
"factible" la hipótesis del abandono del cargo por parte del obispo
de Roma. No obstante, agregó: "estamos a la espera: Juan Pablo II
es un hombre fuerte, y al mismo tiempo lúcido".
Al referirse a las recientes apariciones públicas
del pontífice, Galimberti recordó que "le han ido facilitando
sus actividades acortando algunas ceremonias, ayudándole en sus
desplazamientos, pero ha sentido el peso de los golpes, los quebrantos
que se van sumando, y eso genera interrogantes que sin duda él mismo
tendrá".
Justamente en este afán de facilitarle la asistencia
a las ceremonias litúrgicas fue que anoche, durante la Vigilia Pascual,
efectuada en la Basílica de San Pedro, acto que duró tres
horas y en las que el Papa bautizó a siete adultos y a dos niños,
tuvo que ser instalado en una silla especialmente diseñada para
que no tuviera que movilizarse, ya que fue puesta frente al altar.
Pese a que el Papa lució un mejor aspecto en comparación
con el que tuvo el viernes pasado, cuando al final del Vía Crucis
efectuado en Roma habló lentamente y con voz entrecortada, siguió
viéndose muy encorvado y cansado, lo que no le impidió permanecer
de pie durante la última parte de la celebración, para luego
ser sacado de la nave principal de la basílica sobre una plataforma
móvil. Hoy, luego de haber conducido a los cerca de mil millones
de católicos del mundo a la Pascua de Resurrección (el día
más importante del calendario litúrgico cristiano, porque
conmemora la victoria de Cristo sobre la muerte), el Papa hará un
exhorto en favor de la paz ante decenas de millares de creyentes.