Ugo Pipitone
Israel: las locuras de la democracia
Es la impresión de estar viviendo el Deutoronomio; una mezcla de crueldad y paranoia. Como la persistencia de pulsiones primarias escapadas al proceso civilizador y coaguladas alrededor del sentimiento más fuerte: el espíritu de venganza. Lo único evidente es la ausencia de futuro en las acciones del presente. Si alguien sobrevivirá a esta degollina cotidiana, seguirá el rumbo de la ira sembrada por los padres: la santa carnicería. El sentido de pertenencia a una historia, convertido así en vínculo sagrado con lo peor de sí mismo.
Para ver algo similar en términos de paranoia y crueldad hay que regresar al papel de los serbios en la disolución de Yugoslavia. Y sin embargo, son fenómenos distintos. En los Balcanes dominó una paranoia (merovingia, según algunos) que hacía de cualquiera, a los ojos del vecino, un potencial homicida. El asesinato, en la racionalidad de la locura, como medida preventiva. En Medio Oriente, la clave de lectura es diferente y es la del muro contra muro que alimenta lo peor en cada uno de los bandos.
ƑEra necesario humillar a Arafat? ƑCuál es la lógica: negociar después con Hamas? ƑO, de plano, apuntar a la disolución del pueblo palestino? ƑQué maldita lógica (a menos que uno la busque en el santo degolladero del Deutoronomio) guía a Israel a cometer inconcebibles actos de torpeza que van de la ocupación ininterrumpida de los territorios a una política de Estado dictada por la venganza? Un Estado nacional que se comporta como un clan étnico agraviado por otro. La democracia israelí que se derrota a sí misma. ƑResultado? Muchas muertes evitables, alejamiento de la paz y una sociedad entera bajo constante bombardeo terrorista.
Israel ilustra hoy un posible futuro de Occidente: el potencial estado de sitio frente a un terrorismo capaz de encarnar la desesperanza de millones de seres humanos atascados en la miseria, la explosión demográfica y la ira purificadora. Y no cabe la menor duda que vivir bajo amenaza produce lo peor de sí mismo. Sharon, para entendernos. Un presidente guerrero encarnación inmejorable del racismo con que una sociedad mira al entero pueblo palestino. Sólo queda esperar que Bush no sea el correspondiente mundial de lo que Sharon es en Medio Oriente: una forma de incapacidad para entender. El costo sería demasiado alto.
En los días pasados, una preciosa muchacha palestina de 18 años, Aayat al-Akhras se llamaba, que provenía de un campo de prófugos, repitió el rito conocido: la misión suicida en medio del "enemigo". Estoy muy lejos de justificar el terrorismo, pero Ƒcómo es posible no entender su vínculo con la ausencia de futuro de un pueblo y la inhumanidad absoluta del presente? Israel se ha convertido en uno de los mayores promotores involuntarios de terrorismo a escala mundial, con esa santa idiotez de una política guiada por la cultura del ojo por ojo y diente por diente.
Añadamos que Estados Unidos ni cumple ni parece saber cómo cumplir una tarea pacificadora en Medio Oriente. El 11 de septiembre no enseñó gran cosa a Bush. Y por desgracia, la Unión Europea aún está lejos de ser una presencia relevante en la región. Después de la impotencia en los Balcanes, se replica en otro escenario. Y ahora le toca al Medio Oriente revelar la dramática lentitud con que Europa asume sus responsabilidades regionales. Para confirmar la persistente distancia entre las fuerzas globales que es necesario poner en campo para comenzar a enderezar el problema del Medio Oriente y nuestras evidentes debilidades.
Y sin embargo, no se puede poner a Sharon y Hamas en el mismo plano. No es así: Sharon es el dirigente de una democracia imperialista y encarnación de lo peor de esa misma democracia. Hamas es un grupo de terroristas iluminados que usa la barbarie del enemigo como justificación ética de los propios asesinatos. Digámoslo de otra forma: para la democracia Sharon es un delirio de familia, como un tío enloquecido, que adquiere gran poder en un momento de confusión de su pueblo y una gran capacidad para hacer daño. En ese caso a todos: a su propio pueblo, a los palestinos y al mundo. La pregunta es inevitable: Ƒpara qué sirve cualquier orden internacional si no es para controlar las consecuencias de la locura política de algún Estado? ƑO es que con su propia locura Occidente es más tolerante?
