ASTILLERO
Julio Hernández López
COMO ANTES LE sucedió al PRD en su elección interna, ahora le ha tocado al PAN el beneficio de los escándalos relacionados con lo diplomático. De no ser por los jaloneos de primer nivel a causa de permisos denegados para que el Presidente viajara al norte, la opinión pública estaría inmersa en los detalles de la historia de delincuencia al amparo del poder que se ha vivido en Atizapán, cuyo presidente municipal, de origen blanquiazul, ha sido consignado ante un juez como presunto responsable de la autoría intelectual del asesinato de una regidora y de la comisión de otros hechos ilícitos de gravedad.
NO ES NECESARIO cargar la tinta respecto al naufragio del orgullo panista en aquel municipio del estado de México. La relatoría de los negocios sucios que coordinaban, del espionaje telefónico, y de la organización del exterminio de vigilantes indeseados, como fue la joven regidora María de los Angeles Tamez, muestran claramente un grado de descomposición política que no tiene nada que ver con los ideales y objetivos del partido que durante décadas tuvo entre sus distintivos la decencia, el conservadurismo y el respeto estricto al orden en todos los ámbitos.
POR DESGRACIA, EPISODIOS como el de Atizapán no son infrecuentes en los partidos contrarios al PRI (aunque pocas veces pueden ser documentados como lo ha hecho el gobierno de Arturo Montiel, sea por revancha partidista, estrategia electorera o, menos posible, por genuino ánimo justiciero). A lo largo del país, las filas de los dos principales partidos opositores al tricolor (el PAN y el PRD) viven un asalto cotidiano de parte de personajes (muchas veces provenientes directamente del PRI) que toman las banderas del cambio político, la alternancia partidista y la transición democrática para recorrer por otras vías los mismos itinerarios que habrían cumplido si el tricolor siguiera siendo la opción viable de acceso al poder. Eso sí, las ambiciones y las corruptelas son debidamente aderezadas con apasionados discursos oposicionistas, y suele llegarse al extremo de que la crítica de esos abusos y delitos pretenda ser descalificada por considerar que le hace "el juego" al priísmo.
PERO, DADO QUE es el partido que más espacios de poder le ha arrebatado al PRI, le ha correspondido también al PAN someterse por más tiempo y con más intensidad al ácido de gobernar. Del estado pionero en la alternancia partidista moderna, Baja California, por ejemplo, llegan con frecuencia noticias que hacen ver que por más baños de pureza que se den los gobernantes panistas, persisten los mismos esquemas de complicidad con el poder que antaño regularon la relación de los priístas con segmentos básicos de la economía como es el narcotráfico. Ya antes se ha exhibido aquí el escandaloso caso del jefe policiaco allegado al ahora gobernador, Eugenio Elorduy, que descansa en La Palma por considerar la PGR actual (no la de un gobierno priísta) que era protector de los Arellano Félix. El miércoles, para no ir tan lejos, dos centenares de agentes municipales y estatales fueron detenidos en Tijuana por elementos del Ejército. Dicho de otra manera: el negocio de la protección del tráfico de drogas continúa a plenitud en los estados gobernados por el PAN, en esquemas que necesariamente alcanzan a las más altas autoridades y no quedan sólo en los niveles inferiores. El mismo Francisco Barrio Terrazas, cuando fue gobernador de Chihuahua, vio fluir y crecer los intereses y movimientos del cártel de Juárez, sin que hubiera nunca acciones verdaderas de confrontación con ese poder económico capaz de llenar a los funcionarios de plata o plomo, según lo que escojan, y de financiar proyectos políticos que luego les den protección y auxilio.
NO SE TRATA de delitos de tal envergadura, pero tampoco es posible ignorar que los perredistas han llegado a un pacto de conveniencias que semeja a los acuerdos de los capos luego de las guerras entre familias. Después de las acometidas mutuas, de los acribillamientos a base de trampas electorales, del uso de armas letales del arsenal mapache, los bandos en pugna han acordado que nada malo sucedió, y que no tiene sentido seguirse peleando unos contra otros para ver quién hizo más chanchullos. De hecho, los cárteles políticos han retirado sus mutuas acusaciones, sus encendidas denuncias, para dar paso a un nuevo reparto del mercado político. Rosario Robles ha debido pasar el trago amargo de alimentarse de sus propias palabras, pues el próximo domingo habrá de tomar posesión de la presidencia nacional del PRD, a pesar de que no hubo la "limpia" que exigía en el tramposísimo proceso electoral que ahora le servirá de plataforma de legitimidad política. Jesús Ortega y Amalia García, por su parte, habrán conservado a sangre y fuego los privilegios estructurales de la mayoría en el consejo nacional y en las presidencias de comités estatales. Nada pasó, nada sucedió: todo quedó en el arreglo en lo oscurito (acompáñese este párrafo con música de El Padrino), en el reparto del pastel.
LO BUENO (PARA esos partidos, para esos políticos) es que los escándalos generados por Jorge el Chico le han restado reflectores a los atizapanes y los atizaperredés.
ASTILLAS: LA LECTORA ANGELICA Recillas García rebate con amplitud que el tecleador se entretenga en criticar expresiones como la de Vicente Fox al declarar a María Félix una de las promotoras del cambio democrático en México. Además, sugiere que este columnero "deje de fijarse en los detalles superfluos y vaya a los asuntos de fondo. Critique al Presidente cuanto quiera por los errores que cometa, pero en temas verdaderamente importantes y no en banalidades, y no se quede sólo en la crítica acre o en la sorna, a la que es usted muy proclive. Sea propositivo y, finalmente, reparta parejo las críticas y los sarcasmos, porque me he dado cuenta que a los perredistas les tocan muy poquitos, Ƒpor qué será?"... Alfonso Campuzano Cardona, por su parte, relata que, a causa de las penurias económicas de la Universidad Autónoma de Zacatecas (un adeudo al ISSSTE de alrededor de 560 millones de pesos), el rector, Rogelio Cárdenas Hernández, hermano del senador Raymundo, que fue candidato a secretario general con Jesús Ortega a la cabeza, ha propuesto al gobierno federal entregar instalaciones universitarias a cambio de saldar el adeudo y, además, recibir un nuevo campus construido en 40 hectáreas periféricas. El proyecto ha levantado suspicacias entre quienes creen que, en el fondo, de lo que se trata es de debilitar la universidad pública, acomodar planes de estudios a los intereses del foxismo, debilitar al sindicalismo universitario de aquella entidad y consolidar a la actual clase política (priísta-perredista) en el poder zacatecano durante un buen tiempo... Y, šal fin!, una buena noticia: esta sección, que ve el espectáculo de la política con una bolsa de palomitas de maíz en la mano, dejará de publicarse durante una semana, para que su cansino autor meta cuerpo y alma a un servicio express de afinación, alineación y balanceo... Aquí nos volveremos a encontrar el próximo lunes 22.
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