CIUDAD PERDIDA
Miguel Angel Velázquez
Quién puede con Castañeda
LA CRISIS Castañeda,
como podríamos ubicar a las graves consecuencias del ejercicio de
la política exterior mexicana, empiezan a dejar al descubierto algunos
de los vicios de gobierno que han desdibujado a la administración
actual.
ASI POR ejemplo, una de estas consecuencias se
manifiesta en algunos medios de comunicación que buscan alinearse
con Castañeda, más que con el Senado o con la propia ley.
COMO BOTON de muestra, las noticias desde Costa
Rica, donde se celebra la Cumbre de Río, nos dicen que hay periodistas
no nada más alineados, sino privilegiados por el canciller. Viajan
junto a él, comen junto a él y se hospedan en el mismo lugar
que él. ¡Claro!, alejados de los demás reporteros.
Aunque a decir verdad, nadie sabe a ciencia cierta qué es lo que
van a escribir.
LO MISMO sucede con el mejor método de la
política gubernamental de comunicación: la filtración.
Este uso, que se ha vuelto costumbre para el gobierno foxista, ha llegado
a los extremos de quemar las entrevistas que da Fox a medios extranjeros.
PERO MAS allá de todo esto, la situación
deja en claro la imposibilidad para Vicente Fox de exigir la renuncia de
quien le ha causado uno de los enfrentamientos más graves de los
últimos tiempos entre los poderes Legislativo y Ejecutivo.
PORQUE SEGUN se dice entre algunos panistas, "no
es que Vicente no quiera, es que no puede" y, aunque se niegan a profundizar
en el asunto, es obvio que la imposibilidad del Presidente de la República
se debe a que Castañeda está en el gabinete para cuidar intereses
que están fuera de la influencia del máximo poder en México.
Y JUNTO con ello, junto con esta crisis, será
necesario examinar con cuidado qué pasa con la Secretaría
de Gobernación, de donde debe-rían salir los mejores operadores
políticos para evitar este tipo de enfrentamientos, o cuando menos
prevenirlos.
HASTA HOY ningún pacto político ha
servido porque Santiago Creel parece no tener la fuerza suficiente para
medir el pulso de la caótica situación política del
país, y sin acuerdos reales y sin fuerza suficiente para sostenerlos
ningún papel con firmas de buena voluntad puede evitar que se desborden
las pasiones políticas.
POR SI fuera poco, en medio de todo esto aparece
una legislatura con muy poca credibilidad por parte del electorado, cuyas
resoluciones parecen no encontrar eco entre la población, de por
sí desorientada por la manipulación de la información.
ASI PUES, la crisis Castañeda no
sólo salpica a Vicente Fox y al Senado, también en la Secretaría
de Gobernación e irremediablemente en los medios de comunicación,
donde cada cual toma su verdadero rumbo.