Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Domingo 21 de abril de 2002
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Espectáculos
Ofreció concierto de más de dos horas de duración

Rubén Blades combinó lo celta con lo africano en el Teatro de la Ciudad

ERNESTO MARQUEZ ESPECIAL

Con la música de los viejos y buenos tiempos y los adelantos de su nueva producción, el panameño Rubén Blades se presentó en el Teatro de la Ciudad de México dentro del 18 Festival del Centro Histórico y, como es su costumbre, ofreció un concierto sumamente emotivo, de más de dos horas y media de duración, pleno de ritmo y comentarios políticos.

Con el acompañamiento musical de la banda costarricense Editus (que previamente hizo dos temas propios) y "un respetuoso saludo al valiente pueblo de México", Blades abrió con La rosa de los vientos, del álbum del mismo nombre que le diera su primer Grammy en 1997.

La noche empezaba bien con un público gozador que casi llenaba el remozado recinto de Donceles, pese a los altos precios de las localidades y al desacierto del lugar que impedía el desfogue danzario.

"Esta será una noche de sorpresas", había anunciado Blades desde la entrada, y la presencia de Erick River, gaitero y flautista irlandés que colaboró en la banda sonora de la película Titánic, alertaba sobre lo que estaba por venir: el estreno mundial de algunos de los temas del álbum Mundo, el cual incluye ritmos irlandeses, celtas y africanos, y que a la postre resultaría la gran novedad de la noche ya que el programa en términos generales fue el mismo que el panameño presentara en su visita pasada.

Esa parte tempranera del concierto la inició el cantante con Have on the chaines, tema compuesto por Erick River a partir de una idea de Rubén, en el que, al igual que Primogenio, se funden de manera vigorosa la tradición tonal gaélica con la rítmica africana: melodías irlandesas estructuradas a partir de un 6/8 de congas y batás que revelan los nuevos caminos del autor de Pedro Navajas. Rutas sonoras que empezara a trazar en Tiempos y que ahora continúa en este trabajo el cual, al decir de él, no fue bien visto por Sony dado su carácter poco comercial.

"Bueno, yo sé que mi álbum anterior no fue un fenómeno de ventas, y que éste tampoco lo será, pero no es algo que me preocupe", había comentado Rubén en entrevista y aseguraba: "yo no ando en busca de ese tipo de éxito. Lo que estoy buscando, y que siempre he intentado en mi música, es salir de las fórmulas establecidas por la industria. Hay tanta música que tiende a sonar igual... A mi lo que me interesa es abrir puertas y dejar entrever que existen grandes similitudes entre nuestros ritmos y los de otros países (...) Esto que estoy haciendo, cuando integro músicos de otras latitudes a nuestros desarrollos, es un paso para afirmar la idea de la universalidad del ser humano".

Así, en Bochinche, una fusión árabe-española-caribeña muy en el estilo del grupo Radio Tarifa, del que seguramente tomó ejemplo, Blades pone de manifiesto tales ideas, mismas que parten "del estudio del ordenamiento de la memoria ancestral heredada genéticamente";

Pese a que muchos esperan las rolas clásicas, éstas que presentaba el ingenioso Blades eran recibidas con agrado. En las nuevas líricas descubrimos las mismas preocupaciones y enfoques del compositor: sentimintos de esperanza y fe alternadas con historias humanas y sociopolíticas de resonancia internacional. Mundo es un tema que habla sobre la noción de un mundo donde no existe ningún tipo de división; Nación rica, nación pobre, resulta un pertinente comentario social sobre las contradicciones y la arrogancia imperial y Danny boy, el himno irlandés, está dedicado a los bomberos y policías de Nueva York que fueron los verdaderos héroes en la tragedia del 11 de septiembre de 2001.

Después del "necesarisimo" trámite de dar a conocer lo nuevo, Blades procedió a cantar esas canciones llenas de calor humano y sabiduría que han pasado a ser parte del consciente colectivo latinoamericano, y que esa noche todos coreamos hasta desgañitarnos mientras intentábamos dar pasitos en el pequeño espacio que nos permitían las butacas. Vinieron El padre Antonio y el monaguillo Andrés, Desapariciones, Buscando guayaba, Decisiones, Pablo pueblo, Amor y control, Te están buscando, Cuentas del alma, Ligia Elena, Plástico y Pedro Navaja.

Pero esa fue la finta porque hubo encore de fiesta con tres más, para despedirse finalmente con Muévete, la clásica de Juan Formel, que sembró de nuevo la semillita en la cabeza.

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