Directora General: Carmen Lira Saade
México D.F. Viernes 14 de junio de 2002
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Mundo
Amenaza de guerra civil; disturbios en Kandahar en cuanto se supo el resultado

Karzai, en la presidencia afgana por 2 años más

De último momento se postularon dos aspirantes sin ninguna posibilidad de triunfo

La votación en la Loya Jirga, simple formalidad; clave, la presencia de tropas extranjeras

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscu, 13 de junio. En su calidad de candidato sin rival, Hamid Karzai, el hombre que hace seis meses impuso al frente de Afganistán la poderosa petrolera estadunidense Unocal y que está llamado a defender los intereses geopolíticos de Estados Unidos en la región, fue ungido este jueves como presidente interino para los próximos dos años.

En este sentido, la Loya Jirga o Gran Asamblea tribal cumplió la función legitimadora que le asignó la Misión de la Organización de Naciones Unidas para la Asistencia en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés), cuya promoción de un necesario arreglo político, a partir de las componendas de Bonn en diciembre pasado, parece no tener otro cometido que beneficiar a Estados Unidos.

Al pedir el voto de los delegados, el virtuoso Karzai, quien de la sumisión a la superpotencia que acabó de devastar su país pretende hacer una virtud, hizo referencia expresa a su determinación de construir un gasoducto transafgano y prometió que cuando éste entre en funcionamiento representará para el país ingresos por 300 millones de dólares al año.

Curiosamente, cuando Zalmay Khalilzad, actual representante personal del presidente de Estados Unidos para Afganistán, realizó la evaluación de riesgos de dicho gasoducto para la petrolera Unocal, se ofreció al entonces régimen talibán 500 millones de dólares por año.

Ahora, detrás de la carpa que reunió a la Loya Jirga, Khalilzad se encargó de negociar el retiro forzado del ex monarca Mohammad Zahir Shah y del ex presidente tadjiko Burhanuddin Rabbani, quienes tienían opciones, sobre todo el primero, de disputar el liderazgo a Karzai.

Con un resultado bochornosamente pactado, la votación de hoy fue una simple formalidad para guardar la apariencia de democracia en el más puro estilo occidental. Con Khalilzad como apuntador de excepción, el decorado estuvo a cargo de Lahdar Brahimi, el titular de la UNAMA, quien asesoró a la comisión organizadora de la Loya Jirga e impulsó como presidente de la asamblea a Ismail Qasamyar, un incondicional de Karzai.

Por ello, no faltó la postulación de último momento de dos comparsas sin ninguna posibilidad de triunfo, una mujer y un auténtico desconocido para los delegados. La mujer, Masuda Yalal, quien trabaja para el Programa Alimentario Mundial resultó empleada de la ONU, y el enigmático personaje, Mir Mohammed Mahfoz Nadai, se desempeña como asesor del propio Karzai.

Con contendientes como éstos, sin restar méritos a la señora que dejó boquiabiertos a unos delegados que en su mayoría siguen creyendo un agravio a las tradiciones afganas que la mujer incursione en política, Karzai obtuvo mil 295 votos, dos tercios del total.

La señora Yalal obtuvo 171 votos, nueve menos del número de mujeres que participan en la asamblea, y Mahfoz Nadai, podrá solicitarle a Karzai aumento de sueldo pues, desde hoy, 89 delegados apoyaron la idea de depositar en sus ignotas manos las riendas del país, sonado éxito para un simple asesor.

Era tan obvio quién ganaría, que Qasamyar, el presidente de la asamblea, propuso "para ahorrar tiempo" que se votara a mano alzada, sugerencia que Karzai mismo calificó de improcedente. Finalmente, como sugirió la UNAMA, el voto fue secreto.

Ya al postular de modo oficial la candidatura de Karzai, el jefe militar Mohammed Asef Mohsoni, de largo historial de crímenes como combatiente mujaidin, presentó una relación de mil 50 nombres en apoyo del todavía jefe del gobierno privisional, siete veces más del mínimo requerido para el registro.

El abrumador respaldo a Karzai obedeció a dos factores principalmente: muchos partidarios de Zahir Shah y Rabbani, al retirarse de la contienda éstos, se disciplinaron y, sobre todo, la Loya Jirga estuvo dominada por caudillos regionales que escogieron a los delegados y, a cambio de la promesa de Karzai de mantener sus privilegios, determinaron el sentido de los votos.

Más allá de la carpa

Lejos de resolver un problema, la elección pactada de Karzai prolonga una situación de alto riesgo.

Es insoslayable que muchos grupos fueron excluidos de la reunión tribal que se celebró debajo de la carpa. Por razones distintas, cuestionan el liderazgo de Karzai y, si no fuera por la presencia de tropas extranjeras, ya lo hubieran expulsado de Kabul.

Al respecto habrá que seguir con particular atención cómo evolucionan las cosas en la provincia sureña de Kandahar, el antiguo baluarte pashtún de los talibanes. Los 70 delegados que ayer abandonaron la Loya Jirga en señal de protesta proceden en su mayoría de ahí, y hoy en cuanto se conoció la elección de Karzai, ocurrieron los primeros disturbios en varias localidades de dicha región.

El gobernador de Kandahar, Gul Aga, quien se negó a participar en la Loya Jirga, prometió encabezar una rebelión contra Karzai en caso de que no se eligiera al candidato de los pashtunes, el ex monarca Zahir Shah. El peligro de guerra civil se mantiene y la tregua es cada vez más frágil.

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