Amenaza de guerra civil; disturbios en Kandahar
en cuanto se supo el resultado
Karzai, en la presidencia afgana por 2 años
más
De último momento se postularon dos aspirantes
sin ninguna posibilidad de triunfo
La votación en la Loya Jirga, simple formalidad;
clave, la presencia de tropas extranjeras
JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL
Moscu, 13 de junio. En su calidad de candidato
sin rival, Hamid Karzai, el hombre que hace seis meses impuso al frente
de Afganistán la poderosa petrolera estadunidense Unocal y que está
llamado a defender los intereses geopolíticos de Estados Unidos
en la región, fue ungido este jueves como presidente interino para
los próximos dos años.
En este sentido, la Loya Jirga o Gran Asamblea
tribal cumplió la función legitimadora que le asignó
la Misión de la Organización de Naciones Unidas para la Asistencia
en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés), cuya promoción
de un necesario arreglo político, a partir de las componendas de
Bonn en diciembre pasado, parece no tener otro cometido que beneficiar
a Estados Unidos.
Al
pedir el voto de los delegados, el virtuoso Karzai, quien de la sumisión
a la superpotencia que acabó de devastar su país pretende
hacer una virtud, hizo referencia expresa a su determinación de
construir un gasoducto transafgano y prometió que cuando éste
entre en funcionamiento representará para el país ingresos
por 300 millones de dólares al año.
Curiosamente, cuando Zalmay Khalilzad, actual representante
personal del presidente de Estados Unidos para Afganistán, realizó
la evaluación de riesgos de dicho gasoducto para la petrolera Unocal,
se ofreció al entonces régimen talibán 500 millones
de dólares por año.
Ahora, detrás de la carpa que reunió a la
Loya Jirga, Khalilzad se encargó de negociar el retiro forzado
del ex monarca Mohammad Zahir Shah y del ex presidente tadjiko Burhanuddin
Rabbani, quienes tienían opciones, sobre todo el primero, de disputar
el liderazgo a Karzai.
Con un resultado bochornosamente pactado, la votación
de hoy fue una simple formalidad para guardar la apariencia de democracia
en el más puro estilo occidental. Con Khalilzad como apuntador de
excepción, el decorado estuvo a cargo de Lahdar Brahimi, el titular
de la UNAMA, quien asesoró a la comisión organizadora de
la Loya Jirga e impulsó como presidente de la asamblea a
Ismail Qasamyar, un incondicional de Karzai.
Por ello, no faltó la postulación de último
momento de dos comparsas sin ninguna posibilidad de triunfo, una mujer
y un auténtico desconocido para los delegados. La mujer, Masuda
Yalal, quien trabaja para el Programa Alimentario Mundial resultó
empleada de la ONU, y el enigmático personaje, Mir Mohammed Mahfoz
Nadai, se desempeña como asesor del propio Karzai.
Con contendientes como éstos, sin restar méritos
a la señora que dejó boquiabiertos a unos delegados que en
su mayoría siguen creyendo un agravio a las tradiciones afganas
que la mujer incursione en política, Karzai obtuvo mil 295 votos,
dos tercios del total.
La señora Yalal obtuvo 171 votos, nueve menos del
número de mujeres que participan en la asamblea, y Mahfoz Nadai,
podrá solicitarle a Karzai aumento de sueldo pues, desde hoy, 89
delegados apoyaron la idea de depositar en sus ignotas manos las riendas
del país, sonado éxito para un simple asesor.
Era tan obvio quién ganaría, que Qasamyar,
el presidente de la asamblea, propuso "para ahorrar tiempo" que se votara
a mano alzada, sugerencia que Karzai mismo calificó de improcedente.
Finalmente, como sugirió la UNAMA, el voto fue secreto.
Ya
al postular de modo oficial la candidatura de Karzai, el jefe militar Mohammed
Asef Mohsoni, de largo historial de crímenes como combatiente mujaidin,
presentó una relación de mil 50 nombres en apoyo del todavía
jefe del gobierno privisional, siete veces más del mínimo
requerido para el registro.
El abrumador respaldo a Karzai obedeció a dos factores
principalmente: muchos partidarios de Zahir Shah y Rabbani, al retirarse
de la contienda éstos, se disciplinaron y, sobre todo, la Loya
Jirga estuvo dominada por caudillos regionales que escogieron a los
delegados y, a cambio de la promesa de Karzai de mantener sus privilegios,
determinaron el sentido de los votos.
Más allá de la carpa
Lejos de resolver un problema, la elección pactada
de Karzai prolonga una situación de alto riesgo.
Es insoslayable que muchos grupos fueron excluidos de
la reunión tribal que se celebró debajo de la carpa. Por
razones distintas, cuestionan el liderazgo de Karzai y, si no fuera por
la presencia de tropas extranjeras, ya lo hubieran expulsado de Kabul.
Al respecto habrá que seguir con particular atención
cómo evolucionan las cosas en la provincia sureña de Kandahar,
el antiguo baluarte pashtún de los talibanes. Los 70 delegados que
ayer abandonaron la Loya Jirga en señal de protesta proceden
en su mayoría de ahí, y hoy en cuanto se conoció la
elección de Karzai, ocurrieron los primeros disturbios en varias
localidades de dicha región.
El gobernador de Kandahar, Gul Aga, quien se negó
a participar en la Loya Jirga, prometió encabezar una rebelión
contra Karzai en caso de que no se eligiera al candidato de los pashtunes,
el ex monarca Zahir Shah. El peligro de guerra civil se mantiene y la tregua
es cada vez más frágil.