Elena Poniatowska
Un piloto que hace los vuelos apacibles /y II
"Nunca he tenido un problema con el pasaje -dice el capitán Adalberto del Castillo-, pero el 28 de julio de 1973, cuando recibíamos entrenamiento en Acapulco para controlar fallas de motor -problemas de presurización, con el tren de aterrizaje, con el combustible o el sistema eléctrico, situaciones que alertan al piloto en diferentes etapas del vuelo-, y veníamos tres pilotos (el instructor, el copiloto y yo, que ya era capitán), sin pasaje, en un avión inglés de 52 pasajeros, a la hora en que despegamos simulando una falla nos salió de a de veras: se pararon las 2 turbinas, llevábamos 300 pies el equivalente a 100 metros y el avión ya no voló y nos estrellamos. Caí a un ladito de la pista, a 60 metros de los tanques de combustible en suelo flojo de arena que absorbió el golpe. No hubo fricción y no nos quemamos. Me desprendí del asiento y me estrellé contra el parabrisas y me rompí todos los huesos de la cara. Antes era bien guapo, viera, y ahora quedé medio guapo. El copiloto se rompió el fémur en 19 cachitos y el que venía en medio de los dos pilotos se rompió las costillas y la cabeza, y él ya no pudo volar. Los mecánicos fueron muy valientes, se acercaron a rescatarnos, nos sacaron del avión, nos subieron a una ambulancia, nos llevaron al hospital. Estuve cuatro días en un hospital en Acapulco, luego en traumatología del Seguro Social, donde me operaron muy bien la cara, me enderezaron los ojos, la nariz, todo. Me hicieron 19 operaciones. Las pecas todas me las quitaron, y me dejaron listo para seguir volando, gracias a Dios.
Avatares del piloto
-ƑY cuáles son los requisitos para ser un buen piloto?
-Hay que estudiar mucho y combinar la habilidad de vuelo con conocimientos del avión y sensibilidad humana, diría yo. Estudiamos meteorología, comunicación para la fraseología de aviación, mecánica del avión, aerodinámica, matemáticas. Aquí la compañía nos tiene primero dos meses en tierra para que memoricemos el avión parte por parte, los sistemas hidráulicos, el sistema de combustible, el de aire acondicionado, el peso del avión, cómo trabajan los motores, ubicarnos en donde están todos los instrumentos, cómo nos podemos sentar, el uso de la máscara de oxígeno, cómo abrir la ventanilla de emergencia, la capacidad de combustible, etcétera. Por ejemplo a este avión le caben 73 toneladas, que vienen en las alas. El combustible es petróleo. En tierra, nos enseñan cómo está balanceado el combustible, cómo lo van aprovechando los motores. Posteriormente, salí a Estados Unidos, porque allá están los simuladores en diferentes escuelas de aviación, Fly safety, es una de ellas. La compañía renta los simuladores por una fortuna: 24 mil dólares la hora, y nos enseñan a volar en el simulador. Una vez terminado el adiestramiento en el simulador, nos mandan al avión con pasaje, pero el instructor nos viene checando y nos califica. Después ya nos da la bendición y volamos solos. El copiloto recibe el mismo entrenamiento, pero el capitán es el responsable del vuelo, desde la comida hasta el el correo.
''La segunda vez que volé sin el instructor (se llama soltada) había aterrizado el avión, y en la misma pista donde corría el avión y volvía a despegar con la misma carrera del aterrizaje (se llama touch and go, 'toco corro y despego otra vez'), el avión despegó muy vertical y que se empieza a desplomar. Yo no sabía qué sucedía y en unos cuántos segundos toda mi vida pasó por mi cabeza, desde que nací hasta ese momento, pero una mano divina me ayudó a empujar el estabilizador. Al avión le ganaba la cola a la nariz y se iba para abajo, entonces había que balancearlo y con el estabilizador logré mover su centro de gravedad. Me ataranté y sólo lo hice hasta que esa mano divina empujó el estabilizador hacia delante para que el avión se nivelara y ya pudiera despegar. Le devolví el avión a mi instructor, que era militar, y como él había visto que por poco y me mato, porque la pista estaba frente a la torre de control, bajó de la torre y con una manguera me pegó. Me dio como 40 fuetazos en la cara, en los brazos, en la cabeza, en las pompas. No me dolió, porque no sentía por el miedote que tenía. Al día siguiente no me podía parar, caminaba como robot de todos los trancazos. En la escuela militar se vale que le peguen a uno. Tenía 19 años, estaba jovencito. Nunca más se me ha vuelto a olvidar equilibrar el estabilizador. Tenemos una serie de listas en las que se nos indica qué hacer, eso sí no le dejamos nada a la memoria, todos los pilotos nos apoyamos con esos refuerzos, las listas de comprobación nos obligan: checar que el tren de aterrizaje esté abajo, imagínese un avión sin tren de aterrizaje; también hay una serie de alarmas que lo recuerdan: 'Ora, zonzo, no haz bajado el tren', y para eso también viene el otro piloto, son cosas que ya es difícil que se olviden. También la torre de control ordena: 'Aeroméxico, fulano, vire a la izquierda hay un avión que viene frente a usted'''.
-ƑPero nunca han chocado dos aviones en el aire?
-Sí, cómo no, muy seguido. En 1986, en Cerritos, cerca de Los Ángeles, el controlador del avión de Aeroméxico frente a su pantalla de radar se distrajo y no le avisó que una avionetita se acercaba, y cuando quiso hacerlo ya habían chocado. Cayeron sobre un poblado y se mataron todos. Antes eran muy comunes esos accidentes, ahora, desde hace 5 años, tenemos un procedimiento muy bueno, bendito sea, que dentro de las 8 o 12 millas de radio del centro del avión nos avisan, y si ese avión rebasó un área de seguridad ordenan: ''asciende'', y hasta ahora no ha habido coaliciones gracias a Dios.
-ƑY nunca ha tenido un pasajero que se vuelve loco o un pasajera histérica o alguien que se le muere a bordo?
-šAh no, gracias a Dios, ni quiero, déjeme tocar madera! Están capacitados los sobrecargos para ayudar: que un pasajero se marea, que está vomitando. Hemos trasladado niños quemados, enfermos que llegan en camilla y los acomodan quitando los asientos de pasajeros, que tienen una serie de rieles, y les ponen unas cortinas que los separan del pasaje. Eso sí, muchas mujeres tramposas declaran tener menos tiempo de embarazo del que realmente tienen y a la mera hora vienen los problemas. Hemos tenido nacimientos a bordo, pero las sobrecargos tienen conocimientos médicos. Por ejemplo, a un pasajero que le dio un infarto, las sobrecargos lo revivieron con un aparato de choques que traemos a bordo. Si a alguien se le baja la presión también tienen forma de subírsela. Si se está muriendo un pasajero y ya lo vio un médico que viene a bordo, tomo la decisión de aterrizar en el aeropuerto más próximo. Pido el equipo de emergencia, ambulancias y aterrizo. A veces el aeropuerto más cercano me queda a tres horas, debo tomar en cuenta las condiciones meteorológicas, si está lloviendo o hay una nevada tremenda o está cerrado por niebla. Si son malas las condiciones, busco otro, pero todo lo hago a través del radio. En ocasiones, los aeropuertos tienen 30 aviones para aterrizar antes que Aeroméxico. Uno de los aeropuertos más congestionados es el de Atlanta. Atlanta le gana a Chicago y a Los Angeles. Nueva York queda como en un séptimo lugar.
Regalos de la naturaleza
''Estoy muy contento de ser aviador. He visto puestas de sol, salidas de sol, lluvia de meteoritos, ríos en la selva al volar encima del Amazonas, desiertos, montañas, una salida de luna hermosísima, la aurora boreal en el mar, icebergs preciosos... Me gusta mucho usar los ojos. Voy agradeciendo a Dios tantísimos espectáculos. Compruebo mi insignificancia en comparación con la naturaleza, y soy conciente de la bendición que tengo con la maravillosa tecnología del avión, que salió de la cabeza de algún inventor.
'''Oiga, un niñito quiere pasar a la cabina', me dicen las sobrecargos. 'Pues que pase'. Hay niños que hacen preguntas muy técnicas, muy inteligentes para su edad, y hay gente grande que hace preguntas bien babosas: 'Ƒpor qué volamos?' o 'Ƒcómo volamos?', 'Ƒpara que es eso?'. 'Todo es para que vuele'. O me dicen: 'Ƒes muy difícil o es muy fácil?'. 'Es como todo; ya teniendo el conocimiento es fácil'.
''Cuando llegamos a México, me dirijo al pasaje: 'Ya estamos volando en territorio mexicano y a las personas que son mexicanas y hace tiempo que no vienen y no han podido estar con su familia, bienvenidos a México, bienvenidos a su casa, paisanos, y a los que no son mexicanos y quieren conocer mi país, bienvenidos también'. Les doy el reporte meteorológico, la hora y las gracias por volar con nosotros. A la gente que aplaude le digo: 'Ah, qué amables, le están dando vida y alegría a este vuelo, me están dando ganas de hacerles descuento', se ríen y más aplauden."