"Franco ha vuelto", gritaban entre pancartas
y banderas en las principales ciudades
Cientos de miles salen a las calles en repudio a las
reformas laborales de Aznar en España
Trabajadores proclaman su solidaridad con los 500 inmigrantes
atrincherados en Sevilla
ARMANDO G. TEJEDA ENVIADO
Sevilla, 20 de junio. Cientos de miles de personas
reiteraron hoy su rechazo a las reformas laborales emprendidas por el gobierno
español en las calles de las principales ciudades del país.
Las mayores movilizaciones ocurrieron en Barcelona y esta ciudad, donde
se manifestaron 500 mil y 100 mil trabajadores, respectivamente. El gobierno
de José María Aznar aplicó el mismo criterio estadístico
que en los datos del paro nacional y redujo las marchas a menos de 50 mil
personas.
Posiblemente el caso que mejor demuestra la guerra de
cifras que se vivió en este paro nacional sea la masiva protesta
en Barcelona, de la que se dieron al menos tres estimaciones del número
de asistentes: para los sindicatos la marcha superó las 500 mil
personas, según la Guardia Urbana (adscrita al gobierno autónomico
catalán) hubo más de 400 mil, mientras que el gobierno español
afirmó que no hubo más de 15 mil personas.
La
manifestación de Sevilla fue un caso similar: más de 100
mil personas, según Comisiones Obreras (CO) y la Unión General
de Trabajadores (UGT), y menos de 9 mil para la administración pública.
Las cifras difundidas por el gobierno resultan, en el mejor de los casos,
difíciles de creer, ya que sólo en Sevilla una avenida de
tres kilómetros se atiborró durante dos horas de sindicalistas
y huelguistas cuyo número, con toda probabilidad, era de decenas
de miles.
La protesta de Sevilla, secundada por una decena de organizaciones
sindicales europeas y latinoamericanas, fue el primer aviso que quisieron
lanzar las organizaciones de cara a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno
de la Unión Europea (UE) de Sevilla, la última de Aznar en
calidad de presidente de la UE y en la que se acordará la nueva
política migratoria de la región y se ahondará en
las reformas laborales.
Encabezaron la marcha de Sevilla el líder de la
UGT, Cándido Méndez, y José María Fidalgo,
de CO, que en ese momento ya conocían las cifras difundidas por
el gobierno de Aznar, que consideró "inexistente" la huelga.
Pero los miles de manifestantes, rodeados de un hermético
dispositivo policial, convirtieron la protesta en un acto reivindicativo
de al menos tres derechos que consideran suprimidos por las medidas reformistas
de Aznar: el de la protección al desempleo, la garantía de
un juicio justo por despido improcedente y la eliminación del subsidio
agrario, que afecta a miles de familias de los campos del sur del país.
Con pancartas, banderas y tambores, los trabajadores repetían
sin cesar sus consignas, entre las cuales hubo al menos dos que se repitieron
con insistencia: "Aznar, cabrón, trabaja de peón" y "Españoles,
Franco ha vuelto".
Una vez que la inmensa columna llegó a la Plaza
de España de la capital andaluza, los dirigentes obreros se dirigieron
a sus correligionarios, a quienes les advirtieron que vista la postura
del gobierno, "vosotros no existís, pero nosotros estamos aquí
y esta huelga general es para decirle al gobierno que nosotros, que nos
organizamos hace más de 100 años, queremos trabajar mejor".
Los manifestantes proclamaron su solidaridad con los más
de 500 migrantes norafricanos que realizan un encierro en la Universidad
Pablo de Olavide de Sevilla, donde mañana comenzarán una
huelga de hambre para protestar porque el gobierno quiere expulsarlos del
país en acatamiento a la Ley de Extranjería.
Los trabajadores reclamaron el cumplimiento de los derechos
humanos de los que "tanto hablan" los mandatarios europeos, y advirtieron
que si no se escuchan sus reivindicaciones esta movilización será
el principio de una larga lucha contra los criterios neoliberales emprendidos
por la UE.
En Barcelona ocurrió sin duda la mayor movilización
social de la jornada, en la que también se gritaron consignas contra
Aznar y sus reformas, y contra "la Europa del capital y la guerra". Al
final de la concentración, un grupo de jóvenes radicales
rompió varios escaparates y se enfrentó a las fuerzas antidisturbios.
En Madrid los sindicatos movilizaron a más de 100
mil personas, en Galicia a más de 50 mil, en Valencia a más
de 40 mil, en Granada y Málaga más de 30 mil, en Oviedo y
en Bilbao cerca de 10 mil en cada localidad, y en Extremadura se movilizaron
más de 30 mil personas. Sin embargo, para el gobierno estas manifestaciones
de protesta lograron reunir, a los sumo, a 50 mil personas, un dato que
refleja con nitidez que la huelga general se convirtió para el gobierno
en una guerra de cifras.