Presentan su libro Bazar de asombros
El servicio exterior propicia una sana esquizofrenia: Gutiérrez Vega
RENATO RAVELO
El servicio exterior, expresa Hugo Gutiérrez Vega, ''produce una enfermedad conocida como esquizofrenia. En buena medida es sana y la he padecido, como también la padece Sergio Pitol y en su momento Octavio Paz. Ayuda mucho a la creación estar en muchas partes, dar muchos rostros".
El motivo de la entrevista es la aparición de Bazar de asombros, recopilación de su colaboración semanal en La Jornada y algunos otros textos, como el discurso cuando la Universidad de Querétaro le impuso el doctorado honoris causa, publicado por editorial Aldus. El volumen, que se presenta esta noche a las 19 horas en la Casa del Poeta (Alvaro Obregón 73, colonia Roma), sirvió de pretexto para una reflexión sobre el peligro que corre la diplomacia.
Scott Fitzgerald decía, cita Gutiérrez Vega, que ''la diplomacia es algo absolutamente inútil, pero irremediablemente necesaria, si bien yo creo que tiende a desaparecer, porque se basa en el reconocimiento y respeto del otro. El avance del racismo, de la derecha, y la dictadura del mercado hacen más difícil una negociación".
Gutiérrez Vega se dedicó casi tres décadas a la diplomacia. Recuerda que en la presentación de sus cartas credenciales en Líbano al presidente Haraui, ocurrió un bombardeo que los obligó a permanecer en el búnker varias horas y regresar al hotel en tanque y con un chaleco antibalas, que le prestó el embajador de Colombia: ''El secreto de la diplomacia es ser capaz de aprender la lengua del país en el que estás y zambullirte con igual intensidad en las dos experiencias, la nacional y la ajena. Eso provoca una sana esquizofrenia".
De hecho su acercamiento a la poesía está ligado al servicio exterior, que, dice, ''me permitió poner en contacto a terroncitos de azúcar de diferentes países".