La memoria
en el papel es la exposición que mañana se abrirá
en ese recinto
Casi una ''cultura portátil'', en el Franz Mayer
Se exhibirán 120
estampas de Rembrandt, Van Leyden y Durero, entre otros artistas
MERRY MAC MASTERS
La memoria en el papel es una exposición
que ha permitido al equipo de curaduría del Museo Franz Mayer -apoyado
en material restaurado del propio recinto- dar rienda suelta a la imaginación
y mostrar de qué manera el hombre deja su huella en manuscritos,
dibujos y grabados.
Integrada
por cerca de 120 estampas de autores europeos de los siglos XV al XVII,
como Rembrandt, Durero, Van Leyden, Van Ostade, Callot y 24 textos escritos,
la muestra que se abrirá mañana a las 19:30 horas en avenida
Hidalgo 45, Centro Histórico, abarca desde las técnicas de
reproducción hasta los denominados ''enredos del grabado", es decir,
el problema de las copias.
Para entender mejor la exhibición, se muestra lo
que es tanto el grabado sobre madera como sobre lámina de metal,
así como sus respectivas herramientas. Siguen los resultados de
ese proceso. La sección ''la circulación de los saberes",
que contiene libros y sus antecedentes, como dos ejecutorias de hidalguía
y un testamento, la idea es mostrar cómo se empieza a reproducir
la imagen sobre el papel con su posibilidad de ser ''casi una cultura portátil".
Aquí se ven los diferentes tipos de libros que empiezan a circular,
para demostrar que la memoria es un ejercicio activo en el que el sujeto
reconoce determinadas formas y referentes, y a partir de ello ''actualizar
una serie de tradiciones", según explicaron las curadoras Nelly
Sigaut, Rosa Dopazo, Rebeca Kiaselsky y Carla Aymes.
Relacionar libros y grabados plantea cómo la circulación
de la imagen cruza diferentes ''soportes". Esta situación se ejemplica
con el grabado Némesis (La gran fortuna), de Durero,
cuya forma parece salida de un tratado de las proporciones clásicas
del cuerpo humano, realizado por el artista alemán y publicado en
1528, a seis meses su fallecimiento.
Otras secciones son de tradiciones visuales, en las que
mediante diferentes enfoques -la moda, la convivencia de arquetipos provenientes,
por ejemplo de Italia y del norte de Europa, el desnudo y la arquitectura-,
se pretende ejemplificar cómo la imagen es uno de los mejores medios
para materializar la memoria.
El siguiente apartado se refiere al retrato individual;
allí se ve ''el sujeto con nombre y apellido que posaba para el
artista", y el retrato social que, a partir del siglo XVI, se abre a nuevos
modelos. De todas las memorias, no podía faltar la ''histórica".
La sección mencionada de ''los enredos del grabado"
ofrece una copia contemporánea de una obra de Durero, de 1506, atribuida
a un colega italiano, cuyo caso llegó al litigio. El copista fue
sentenciado a poner sus monogramas o firmas a dichos grabados para identificarlos.