México busca probar que el dinero depositado
en Suiza no proviene del narco
Desvió Carlos Salinas recursos de la partida
secreta de Presidencia para su hermano Raúl
Documentos oficiales señalan que además
de cubrir gastos de Los Pinos, del EMP y otros, se financió al PRI
El gobierno federal podrá reclamar los 114 mdd congelados
CIRO PEREZ SILVA Y ROBERTO GARDUÑO
Raúl Salinas de Gortari sí tuvo acceso a
fondos de la partida secreta que recibió su hermano Carlos. Las
autoridades mexicanas documentaron lo anterior frente a los jueces suizos
para probar que se trata de recursos públicos y desvanecer las acusaciones
que Berna fincó al hermano incómodo por lavado
de dinero proveniente del narcotráfico.
De esta manera, el gobierno mexicano puede reclamar los
114 millones de dólares que están congelados en bancos
suizos desde 1995. Las cuentas se abrieron a nombre del propio Raúl
Salinas de Gortari o de alguno de sus alias: Manuel Nava Sánchez
y Juan José González Cadena. En ambos casos el hermano del
ex presidente de México contaba con pasaportes falsos.
De acuerdo con documentos a los que tuvo acceso La
Jornada, los recursos de la partida secreta, durante el tiempo que
existió, sirvieron no sólo para financiar los gastos de la
oficina presidencial, el Estado Mayor, la Dirección Federal de Seguridad
(DFS) y la Coordinación de Comunicación Social, sino que
de manera sistemática se destinaron cantidades millonarias al dirigente
nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en turno y hasta
a organizaciones campesinas, identificadas por la propia Presidencia como
"entidades fantasma".
Carlos Salinas dispuso de más de 6 mil millones
de pesos
La partida secreta que hasta 1999 ejerció la Presidencia
de la República era una cantidad que aprobaba cada año la
Cámara de Diputados en el presupuesto, y por la cual el Ejecutivo
en turno no tenía obligación alguna de presentar comprobantes.
En el sexenio de Carlos Salinas se ejercieron más de 6 mil millones
de pesos.
En el documento se desglosa puntualmente el método
que utilizaron los presidentes para disponer de los recursos. Durante la
gestión de Carlos Salinas de Gortari (1988 y 1994), se ubican en
las siguientes cuentas:
Del depósito en la cuenta número 4655-105
en Banco Mexicano, se identificaron 2 mil 700 millones 251 mil 782 pesos
con 29 centavos; en la cuenta 63000-0-05, del mismo banco, 3 mil 185 millones
173 mil 142 pesos con 79 centavos, y una diferencia, cuyo depósito
no está registrado, de 484 millones 360 mil pesos con 50 centavos.
Respecto de los recibos para disponer de la entrega de
fondos, éstos eran firmados por el entonces secretario de Hacienda
y Crédito Público, Pedro Aspe Armella, y dirigidos al tesorero
de la Federación, Salvador Martínez Cervantes.
Esta documentación era remitida con copias a Carlos
Ruiz Sacristán, entonces subsecretario de Egresos, y Jorge Chávez
Presa, quien fungía como director general de Política Presupuestal.
El responsable de recibir todos los fondos era el entonces director general
de Administración de la Presidencia de la República, Ernesto
Sentíes Hoyos, quien oficialmente se reporta como fallecido en 1998,
aunque ha trascendido (La Jornada lo publicó el 12 de junio)
que se investiga la posibilidad de que pueda seguir vivo. Esto, a raíz
de que la PGR obtuvo copia de un pasaporte de Sentíes en el que
se registran visitas a España en fechas posteriores a la señalada
en el acta de defunción.
Existen también recibos firmados por Rogelio Gasca
Neri, como encargado de despacho de la Secretaría de Programación
y Presupuesto (SPP), y por el ex presidente Ernesto Zedillo Ponce de León
-cuando fue titular de la SPP durante los primeros años del gobierno
salinista-; ambos giraban copia al entonces director general de Política
Presupuestal, Carlos Altamirano Toledo, y en un lapso, Zedillo envió
copias de los recibos con su firma a Pascual García Alba Induñate,
entonces subsecretario de Planeación del Desarrollo y de Control
Presupuestal.
Caso específico de este ejemplo es el oficio número
1.0.-00554, del primero de agosto de 1990, en el que Ernesto Zedillo, en
su calidad de titular de la Secretaría de Programación y
Presupuesto, instruye al tesorero de la Federación, Salvador Martínez
Cervantes, la entrega del equivalente a 15 millones de pesos al director
general de Administración de la Presidencia de la República,
Ernesto Sentíes Hoyos, "a fin de estar en posibilidades de sufragar
los gastos de los trabajos que la superioridad le ha conferido".
Similar situación de los oficios números
1.0.-09976, con fecha primero de febrero de 1990, y 1.0.-00134, del primero
de marzo, ambos por 15 millones de pesos, y del número 1.0.-00085,
por 10 millones.
Información publicada por este diario destaca que
la pieza fundamental que la Procuraduría General de la República
ha identificado como el origen de las triangulaciones financieras de más
de 200 millones de dólares que presuntamente tuvieron como destino
las cuentas que Raúl Salinas abrió en Suiza e Inglaterra,
fue precisamente el contador Sentíes Hoyos.
En cuanto a las pruebas mostradas a los suizos, consisten
en un seguimiento financiero de las transferencias y cheques que se realizaron
desde la oficina de Sentíes Hoyos, primero a cuentas del propio
Sentíes y de los hermanos Araceli y Francisco Vázquez Alanís.
La primera fue secretaria particular de Sentíes, y el segundo, director
de área en la Dirección General de Administración
de Los Pinos.
De esas cuentas en Banco Mexicano Somex, los recursos
que -se calcula- podrían superar los 200 millones de dólares,
se trasladaban a cuentas del propio Raúl Salinas o de sus alias
en ese mismo banco (cuenta 80187-2-05) o en sucursales de Banca Cremi (cuenta
6-02-025772-6), información que confirma lo que publicó La
Jornada el 8 de junio.
Consejos a Sentíes
En los documentos se explica paso a paso la forma de operar
los recursos de esta partida:
"El acuerdo para esta partida lo hace directamente el
Presidente verbalmente. No hay antecedentes ni documentos por escrito debido
a razones de seguridad, porque el conocimiento de esta partida es de muy
pocas personas. El Presidente de la República; el secretario de
la Secretaría de Programación y Presupuesto; C.I.; Tesorería
de la Federación; Dir. Presupuesto, Administración y Finanzas."
La partida secreta, que se eliminó totalmente del
Presupuesto de Egresos en 1999, se utilizó "exclusivamente" para
"pagos especiales del Presidente de la República", y corresponde
al ramo de "erogaciones especiales" o ramo 23, conocido también
como reserva presidencial, y su número fue: 2.00023.50.00.8100.1.1.7.
Además de los gastos "incidentales" que requiriera
el Ejecutivo, de esos recursos se destinaban diferentes partidas para los
gastos del Estado Mayor Presidencial que, de acuerdo con los informes,
no estaban en el presupuesto. Para "justificar" estos fondos se emitía
un informe con "notas adjuntas", que en realidad "no se pueden comprobar".
De esa partida secreta "se disponía para todos
los gastos del Presidente y de su familia; para sufragar los viajes en
el país o fuera de él y otras nóminas no determinadas,
de las que daba cuenta bajo estos términos generales el secretario
particular del Presidente, todo de manera verbal", de acuerdo con el legajo
oficial consultado.
Una de las áreas "en las que ni siquiera este informe
se rindió a lo largo de 6 años, era la de Comunicación
Social" -a cargo primero de Otto Granados Roldán y después
de José Carreño Carlón-.
Miles de millones fueron a parar a una comisión
inexistente
Pero el ejemplo más evidente del manejo discrecional
de estos recursos es el hecho de que miles de millones de pesos fueron
a parar a una "Comisión Nacional Campesina" que en realidad no existe.
En el caso del Partido Revolucionario Institucional (PRI),
de la partida secreta se pagaban sueldos, gastos de administración
y de oficina, previa petición de los fondos a través del
presidente del partido, directamente al mandatario, o bien en conversaciones
telefónicas con el secretario de Programación y Presupuesto,
quien a su vez debería consultarlo con el Ejecutivo, se detalla.
Los recibos que se presentaban para "justificar" los fondos
debían venir con el membrete de la inexistente "Comisión
Nacional Campesina".
De las oficinas que sí entregaban recibos reales,
destacan el Instituto del Fondo Nacional para la Vivienda de los Trabajadores
(Infonavit), al cual desde 1987 se le han venido suministrando recursos
para sueldos o compensaciones; la Academia Mexicana de la Lengua, que por
acuerdo del ex presidente Miguel Alemán contaba con un apoyo, y
las pensiones especiales que el presidente de la República enviaba
a las viudas de diputados constituyentes.
Los resúmenes de estos gastos se enviaban mensualmente
al presidente Carlos Salinas de Gortari, quien, previo acuerdo con el titular
de la Secretaría de Programación y Presupuesto, destinaba
recursos a las entidades y oficinas mencionadas.
A manera de ejemplo del uso que daban a la partida los
presidentes, los documentos señalan, en el caso de 1982, que cada
mes se entregaron a la oficina de Comunicación Social de la Presidencia
de la República 3.7 millones de pesos; a la Dirección Federal
de Seguridad 1.5 millones para "gastos confidenciales"; a la "Comisión
Nacional Campesina" 64.5 millones cada mes; a la revista Tiempo,
un subsidio no especificado para cubrir sus adeudos con los Talleres Gráficos
de la Nación, y un millón de pesos anuales al Infonavit.