La hora de la crítica creadora
Octavio Paz
Carta de Octavio Paz a Manuel Moreno Sánchez
incluida en el libro Cartas sobre el '68, publicado ahora por la
Fundación Carmen Toscano
En papel con membrete de Lloyd Triestino.
A 28 de noviembre de 1968
Señor Licenciado.
Don Manuel Moreno Sánchez,
México, DF
Muy querido Manuel:
Al
pasar por la Ciudad del Cabo -última escala del barco hasta Las
Palmas, adonde llegaremos mañana- 0me entregaron una carta de mi
madre y otra de Carlos Fuentes. Las dos incluían tu artículo.
Decirte que agradezco tu generosa e inteligente defensa sería decirte
bien poco. Al leerla, recordé nuestros años universitarios
y lo que tú significaste para nosotros, tus amigos un poco más
jóvenes. Al enviar mi carta de renuncia a Carrillo Flores creo que
fui fiel a aquellas interminables conversaciones nocturnas, durante nuestras
caminatas no menos interminables, de la Preparatoria a la calle de Mina
o a la de Ciprés -y a veces hasta Atzcapotzalco o Mixcoac. Mi renuncia
no fue sino un intento más por preservar un poco esa imagen colectiva
del joven que fuimos. Por esto, entre las distintas reacciones que produjo
mi pequeño gesto, tres me conmovieron particularmente: tu artículo,
un cable de Alejandro Gómez Arias y una llamada telefónica
de Pepe Alvarado.
No sé si recordarás que hace unos veinticinco
años, en la casa de la calle de Pánuco (todavía en
vida de Salvador), nos dijiste que México había entrado ya
en una nueva era histórica, a la que llamaste, para simplificar,
''neo-porfirista". Tenías razón, aunque hay una diferencia
notable: durante los últimos treinta años el poder no ha
sido ejercido por un caudillo sino por un partido político. Sólo
que este partido se ha convertido poco a poco en una burocracia política,
como las burocracias comunistas del Este europeo. La analogía entre
la situación actual y los años finales del porfirismo es
notable; la misma ceguera, la misma incapacidad para percibir los cambios
que ha sufrido el país. En cierto modo, 1968 repite a 1908. El cambio
principal, ahora, ha sido la aparición de una clase obrera -todavía
dormida- y, sobre todo, de una nueva clase media, a la que pertenecen los
estudiantes y los intelectuales, que exige mayor participación política,
así sea de una manera aún confusa. Lo más curioso
es que este cambio es la obra del sistema político imperante, su
mayor logro histórico. El régimen ha envejecido tanto que
es incapaz de reconocerse en sus criaturas y de dialogar con ellas. Justo
Sierra pensaba que México no sería un país democrático,
moderno, sino hasta que surgiese una clase media. Esa clase ya existe.
Estoy seguro de que nuestro país inventará sus propias formas
democráticas y de participación social, como hace cincuenta
años encontró soluciones para los problemas heredados de
la Colonia y del siglo XIX. Es una tarea que requiere aquella imaginación
política de que hablábamos en nuestras conversaciones juveniles.
Algo de que carecen tanto los dirigentes actuales como los viejos partidos
de la izquierda fosilizada y los grupos de la izquierda frenética.
Es la hora de la crítica creadora -la verdadera crítica siempre
lo ha sido- y creo que tú tienes mucho qué decirnos y decir
a los jóvenes.
Marie José y yo les enviamos muchos y cariñosos
saludos, a ti, a Carmen y a toda la dinastía de los Moreno Toscano.
Un gran abrazo
Octavio
Al margen: Mi dirección provisional: Octavio Paz,
co. Madame Tramini, 11 rue Cafarelli, Nice, 06, France